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Ángel R. Calvo: "Los observadores no participantes, con su actitud y silencio, también perpetúan el acoso escolar"

En la lucha contra el acoso escolar es crucial contar con la experiencia y conocimiento de expertos que han dedicado su vida profesional a comprender y abordar esta problemática. Hoy tenemos el privilegio de entrevistar a Ángel R. Calvo, un destacado psicólogo con una vasta trayectoria en el campo de la convivencia y de la lucha contra el acoso escolar.
Rubén Juan SernaMartes, 13 de agosto de 2024
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El psicólogo Ángel R. Calvo

Ángel R. Calvo ha estado a la vanguardia en la atención a los alumnos infractores y ha contribuido significativamente con sus investigaciones y programas de apoyo a los docentes. Su enfoque no solo se centra en las víctimas del acoso, sino también en la rehabilitación y educación de los agresores. De su mano, exploraremos en profundidad las dinámicas del acoso escolar, los perfiles de los involucrados, los efectos a largo plazo, y las estrategias de prevención e intervención más efectivas. Ángel R. Calvo nos ofrece una visión integral y práctica para abordar esta lacra que afecta a nuestras escuelas.

¿Podría definirnos qué es el acoso escolar y cómo se diferencia de otros tipos de conflictos entre estudiantes?
–Existen tres tipos de relaciones violentas entre estudiantes: “conductas de trato inadecuado”, agresiones impulsivas y el acoso escolar.

En las primeras el daño no se produce por un deseo agresivo, sino que el alumno que se comporta de modo inadecuado lo hace tal y como actúa en su entorno familiar o social.

La agresión impulsiva se produce en un momento en el que el agresor está emocionalmente activado. Este tipo de agresión suele realizarse sin planificación, y se produce de modo explosivo. El agresor suele tener dificultad para analizar las consecuencias negativas (para él mismo y para la víctima) que se pueden derivar de su conducta agresiva. Este tipo de conductas pueden llegar a ser letales.

El acoso escolar es una agresión premeditada. Se trata de un proceso a través del cual un alumno se ve expuesto repetidamente a acciones violentas (físicas, psicológicas, sociales o verbales) que son realizadas por otro u otros alumnos con mayor fuerza o poder. Las agresiones se inician con la intención de dominar y causar daño de diferentes formas al compañero que se elige como víctima y, como consecuencia de las mismas o de la amenaza de que se realicen, el sujeto victimizado sufre un daño físico, psicológico o social continuado y llega a sentirse impotente para salir de esa relación.

¿Cuáles son las principales señales que indican que un niño o adolescente está siendo víctima de acoso escolar?
–Existen tres aspectos fundamentales que indican que un alumno puede estar implicado en un proceso de victimización.

El primero se refiere al sentimiento de bienestar. Los alumnos victimizados expresan de diferentes formas su malestar diario, particularmente, cuando tienen que ir al centro. Como resultado de ese malestar pueden presentar cuadros de malestar físico (dolores de cabeza, angustia, diarreas, etc.) causados por la ansiedad.

Además, el alumnado victimizado se encuentra inseguro en el centro. Cuando se les pregunta de manera no invasiva, suelen contestar que se encuentran inseguros en diferentes estancias del centro: patio, aseos, vestuarios, etc.

Otro aspecto que caracteriza a estos alumnos es la escasez o ausencia de relaciones amistosas en el centro, ya sea en el aula o patio de recreo. Esta falta de relaciones puede ser observada directamente por el profesorado o mediante sociogramas.

¿Existen perfiles típicos para los agresores?
–Aunque las características de acosadores y víctimas varían dependiendo de circunstancias familiares y sociales, podemos decir que, entre los acosadores es frecuente identificar mayor dureza emocional, despreocupación por los sentimientos de los demás, insensibilidad, etc. Suelen valorar el comportamiento violento y, por lo general, creen que los problemas se solucionan mejor usando métodos agresivos y la exclusión social.

En su vida de relación social los acosadores son controladores y dan muestras de una fuerte necesidad de dominar a los otros. Aunque en la escuela tienen una popularidad media o ligeramente inferior, siempre se rodean de un grupo que les apoya.

Tienen baja tolerancia a la frustración y presentan problemas para ajustarse a las reglas de la institución escolar. Académicamente se ha señalado que su rendimiento tiende a decaer a lo largo de la escolaridad.

Aunque con cierta frecuencia se ha planteado que el comportamiento de los acosadores podría estar motivado por presentar problemas de autoestima, bajo autoconcepto, etc., existe acuerdo entre investigadores en señalar que los acosadores tienen una autoimagen positiva y no manifiestan signos de ansiedad ni de inseguridad.

También se ha planteado que los acosadores carecen de habilidades sociales adecuadas; no obstante, diferentes investigaciones muestran que no sólo no carecen de habilidades sociales, sino que intencionadamente elijen esos métodos agresivos para obtener poder y dominio en sus relaciones. Una prueba de sus habilidades es que para evitar posibles sanciones fingen ante las figuras de autoridad y son capaces de mostrar que su agresión estaba justificada o que no ha existido.

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Existe acuerdo entre investigadores en señalar que los acosadores tienen una autoimagen positiva y no manifiestan signos de ansiedad ni de inseguridad

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¿Y en lo que respecta a las víctimas?
–Las características de las víctimas son diferentes según se trata de víctimas pasivas o provocadoras.

Las primeras aparecen como retraídas, miedosas y propensas a presentar problemas emocionales. Además, suelen presentar baja autoestima y manifiestan una actitud negativa hacia la violencia. Generalmente no suelen pedir ayuda y no desean que se hable de ellos. Con frecuencia tienden a culparse a sí mismos por ser acosados. Pueden presentar conductas obsesivas o rígidas y habilidades sociales ineficaces y creen que los otros son más capaces que ellos para resolver cualquier tipo de situaciones. Pueden realizar acciones autodestructivas.

Las víctimas provocadoras o agresivas suelen ser fuertes y pueden sentirse fácilmente provocadas por otros alumnos. Estos sujetos suelen presentar un comportamiento irritable y experimentan exclusión y victimización. A las víctimas agresivas se las conceptualiza como personas beligerantes y descontroladas emocional y conductualmente. Cuando el profesorado valora a estos alumnos le otorga puntuaciones elevadas en comportamiento impulsivo, hiperactividad y falta de regulación emocional.

Considerando las características de estos sujetos: rechazo social, dificultades psicosociales y retraso escolar deberían ser conceptualizadas como un subgrupo de alto riesgo.

¿Qué efectos a corto y largo plazo puede tener el acoso escolar en las víctimas?
–Los efectos de la victimización varían dependiendo del tiempo que se ha sufrido y de las conductas violentas sufridas. Al valorar a personas victimizadas se observa la presencia de baja autoestima y autoconcepto, así como la tendencia consistente de ser menos felices. Las víctimas también desarrollan sentimientos de desesperación, ansiedad, impotencia, lástima de sí mismos y humillación; aunque también se observan sentimientos de cólera y deseo de venganza.

¿Qué papel juegan los espectadores en las dinámicas de acoso escolar y cómo pueden influir para detenerlo?
–Los observadores tienen un papel importante en el desarrollo del acoso. A algunos observadores se les denomina participantes ya que, de diferentes formas (dan recompensas sociales a los agresores, aíslan a las víctimas, no son capaces de responder cuando se les preguntan sobre actos violentos, etc.), y aunque sea por miedo a convertirse en objetivo de los acosadores, contribuyen a la estabilización del acoso.

Otros observadores conocen lo que sucede en diferentes lugares del centro. No apoyan al agresor, pero mantienen silencio y no denuncian al profesorado las conductas violentas observadas y tampoco apoyan a la víctima. A este tipo de sujetos se les suele denominar observadores no participantes, pero con su actitud y silencio, también perpetúan el acoso.

Aunque son menos frecuentes, existen también los observadores prosociales, que colaboran a erradicar las conductas de acoso ofreciendo compañía a la víctima y denunciando conductas violentas.

¿Qué estrategias pueden utilizar los centros educativos para prevenir el acoso escolar desde la etapa infantil?
–La prevención del acoso escolar gira en torno a dos principios: conocer al alumno y observar sus relaciones.

Para prevenir el acoso el profesorado debe identificar las siguientes características de sus alumnos que son incompatibles con el acoso: encontrarse bien en el centro, mantener relaciones amistosas en el centro y encontrarse seguro en las instalaciones educativas. Además, es necesario conocer sus habilidades sociales presenciales y virtuales en las redes sociales. Este conocimiento puede ser facilitado mediante la realización de pruebas específicas al inicio del curso escolar como el CRAE-P y el CRAE-S.

Además del conocimiento del alumnado, el profesorado debe observar particularmente las relaciones de aquellos alumnos que presentan indicadores de riesgo (malestar, soledad, inseguridad) en las pruebas anteriormente comentadas.

¿Cómo pueden los padres y tutores identificar y abordar el acoso escolar si sospechan que su hijo está involucrado, ya sea como víctima o agresor?
–La implicación de los hijos en relaciones de acoso escolar puede ser advertida por los padres siempre que atiendan al comportamiento de sus hijos.

Cuando alumnos/as están sometidos a un proceso de victimización es frecuente advertir inquietud, tristeza y cambios bruscos de humor. Además, se suelen escuchar expresiones que indican el deseo de no ir al centro escolar o de cambiar de escuela. Los padres pueden advertir que sus hijos/as no son invitados a cumpleaños y otras fiestas similares y, si van, suelen acabar lastimados.

Si los padres advierten estas circunstancias pueden preguntar sobre las causas que originan esos deseos o comentarios, pero si no quieren hablar, es conveniente no presionar. Es este caso se aconseja dirigirse al centro para informar al profesorado, orientador, etc., sobre la conducta observada.

Los padres pueden sospechar que su hijo/a está implicado en relaciones de acoso, si observan objetos, materiales, etc., que tiene su hijo/a y que no han sido comprados por la familia. En este caso, no es suficiente que se conformen con justificaciones que pueden presentar y deben estar atentos para comprobar las respuestas. También deberán conocer las relaciones de sus hijos fuera del centro.

¿Qué tipo de formación deberían recibir los profesores y el personal escolar para manejar situaciones de acoso escolar de manera efectiva?
–Sería conveniente realizar una formación que cubriese las siguientes dimensiones:

-Identificar y analizar los aspectos sociométricos del grupo.

-Desarrollar la capacidad para identificar alumnado en riesgo.

-Desarrollar habilidades de observación de las relaciones entre el alumnado en diferentes espacios del centro.

-Conocer formas exitosas para realizar entrevistas al alumnado implicado en relaciones de acoso.

-Desarrollar estrategias para mejorar el clima socio-afectivo del grupo, crear una mayor cohesión interna, potenciar una red de apoyo entre todos los alumnos, favorecer la comunicación y expresión de sentimientos y potenciar la búsqueda de soluciones a conflictos diarios

¿Qué recursos o programas de intervención existen actualmente y cuáles han demostrado ser más efectivos?
–Aunque se realiza un gran número de actividades dirigidas a combatir el acoso escolar, muchas de ellas son intentos sin base científica que sólo consumen tiempo y dinero. Destaco el programa CIP (Concienciar, Informar y Prevenir) para la prevención psicoeducativa y el tratamiento diferenciado en bullying. Este programa ofrece elementos para la prevención y la intervención ante el acoso escolar que pueden articularse como estrategias útiles desde los distintos niveles de implicación. Se trata de programa de intervención y de prevención que aúna los esfuerzos de los profesores y del conjunto de la comunidad educativa para conjugar una postura antiagresión en las relaciones interpersonales y propiciar la mejora del clima social y afectivo del centro escolar.

Este programa es particularmente útil cuando se identifican los alumnos en riesgo al comienzo de curso mediante las pruebas CRAE-P y CRAE-S. Estas pruebas, además, permiten conocer las relaciones sociales de los grupos e intervenir de modo más específico con los alumnos en riesgo identificados.

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Muchas actividades dirigidas a combatir el acoso escolar son intentos sin base científica que sólo consumen tiempo y dinero

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En su experiencia, ¿qué importancia tiene la colaboración entre la escuela, la familia y la comunidad para erradicar el acoso escolar?
–Esta colaboración es fundamental. Tal y como señalaba anteriormente, el éxito de del programa CIP se basa en la colaboración de todos los miembros de la comunidad educativa. No existe posibilidad de éxito total si en esas actividades no están implicados todos.

Finalmente, ¿qué mensaje pueden dar los profesores a los estudiantes para prevenir y combatir el acoso escolar?
–Resulta fundamental que los/las docentes transmitan al alumnado la necesidad de actuar de forma prosocial. Esto es, desarrollar acciones dirigidas a beneficiar a los otros. Se incluyen conductas de compartir, ayudar, consolar o proteger. Para conseguir esa capacidad habrá que desarrollar en el alumnado la motivación y el interés por ayudar a los otros, y la habilidad para desarrollar formas adecuadas de ayuda.

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