La realidad de los jóvenes tutelados en España: solo el 1% accede a la universidad
En el Reino Unido ya se han implementado varias políticas y programas destinados a aumentar las oportunidades de educación para estos jóvenes como, por ejemplo, becas de apoyo financiero o ayudas para el alojamiento. © ADOBE STOCK
Los jóvenes tutelados en pisos de acogida rara vez llegan a la universidad, apenas un 1% en España. Este es uno de los principales datos que se arrojan de una investigación que acaban de publicar profesores de la Universidad del País Vasco y de Vigo, que durante tres años hicieron un seguimiento a estudiantes extutelados en España, según informa Efe.
Solo entre el 1 y el 4% de los jóvenes que proceden del sistema de protección a la infancia cursan estudios universitarios, un porcentaje que baja al 1% si proceden de centros residenciales, frente al 30-35% de la población general. Unos datos no oficiales debido a la gran “invisibilidad estadística” a la que se enfrentan estos jóvenes, señalan a Efe Joana Miguelena y Deibe Fernández Simo, dos de los profesores investigadores. «Hay casillas para personas con discapacidad, deportistas de élite, o víctimas de violencia de género, pero no para ellos», añaden.
Además, a esta situación hay que sumarle que los jóvenes procedentes del sistema de protección a la infancia y centros residenciales que consiguen llegar a la universidad tienen que compaginar, la gran mayoría de veces, estudios y trabajo y afrontar abruptamente una vida adulta cuando cumplen 18 años, momento crucial en el que pierden la protección del sistema público.
“El estigma y los prejuicios tanto de compañeros como de profesores también afecta a su motivación y autoestima. La falta de acceso a recursos como clases particulares, material escolar y tecnología es un obstáculo significativo”, señala Mireia Sánchez, Psicóloga Sanitaria en Fundación Amigó.
Miguelena y Fernández Simo recalcan que estas personas son víctimas de una situación familiar y que cuando salen del sistema de protección muchas veces no pueden volver a su hogar. Defienden que deberían tener las mismas aspiraciones que el resto: “No sé hasta qué punto les permitimos soñar y les planteamos escenarios académicos que no sean una FP Básica o un Grado Medio”, reflexiona la profesora.
“Muchos jóvenes en riesgo de exclusión se han separado de sus familias de pequeños, lo que en algunos provoca que se sientan abandonados, rechazados y que tengan baja autoestima, además de problemas a la hora de formar vínculos. La incertidumbre sobre su futuro puede causarles estrés, ansiedad y frustración, esto a veces se traduce en comportamientos desafiantes o agresividad”, señala la psicóloga Mireia Sánchez.
La falta de red de apoyo, la inestabilidad y las experiencias traumáticas pueden afectar la autoestima, la capacidad para formar relaciones interpersonales saludables y el desarrollo de habilidades sociales. Además, sus problemas emocionales, los cambios frecuentes de casa y colegio y la falta de recursos “pueden dificultar su capacidad para adaptarse a nuevos entornos”.
“La intervención individual es de gran importancia para ayudarles a construir su autoestima, desarrollar habilidades de afrontamiento, habilidades sociales y fomentar la resiliencia, además de trabajar los traumas de la infancia”, dice Mireia.
Una opinión con la que coincide Yann (prefiere no dar más datos personales), que lleva en España 1 año y 2 meses. Sin becas, ni ningún tipo de ayuda por parte del sistema, Yann asegura que quiere seguir estudiando y “ser médico” para cumplir con la promesa que le hizo a sus padres. Para conseguirlo asegura que es imprescindible que le den “oportunidades a los jóvenes que quieren estudiar” y, por supuesto, “el apoyo de los tutores”.
“Las personas que llegan a la universidad, y dirijo una tesis a una chica extutelada, son extraordinariamente resilientes. Los 18 años de estas chicas y chicos tienen un significado distinto, sabes que ese cumpleaños que es importante para muchos porque podrán votar y adquirir ciertos derechos, ellos pierden derechos como es esa tutela y protección”, señala una de las profesoras de la investigación a Efe.
Según Fernández Simo, que antes de profesor en la Facultad de Educación y Trabajo Social de la Universidad de Vigo fue educador social, uno de los objetivos es romper la cadena de exclusión. “Es frecuente trabajar con los nietos de personas que estuvieron en acogida en los 80. Ello nos indica una tendencia a perpetuar y repetir (patrones); el éxito es que tengan una vida diferente”.
Igual que se atiende a las personas con discapacidad, “las universidades estamos dándole vueltas sobre qué mecanismos activar para detectar a estos jóvenes y acompañarlos”.
Las universidades estamos dándole vueltas sobre qué mecanismos activar para detectar a estos jóvenes y acompañarlos
"Para abordar esta situación, en el Reino Unido ya se han implementado varias políticas y programas destinados a aumentar las oportunidades de educación para estos jóvenes como, por ejemplo, becas de apoyo financiero o ayudas para el alojamiento.
A pesar de estos esfuerzos, solo un pequeño porcentaje de jóvenes extutelados logra ingresar a la universidad, y menos aún logran completar sus estudios. Según datos recientes, aproximadamente un 9% de estos estudiantes en el Reino Unido llega a la universidad, lo cual es considerablemente más bajo en comparación con el promedio general de estudiantes, pero muy superior si lo comparamos con los datos de España.