Los niños que participan en terapias asistidas con animales mejoran hasta un 40% su concentración en clase
Un perro y una formadora chocan las manos ante la mirada de los alumnos durante una sesión de terapia/FREEPIK.
Por lo general, los niños les adoran.
Perros, gatos, hámsters, tortugas… en muchos casos, los animales se llegan a convertir en los mejores amigos de los más pequeños (y no tan pequeños). Pero su aportación no se limita a jugar con ellos y darles cariño: su aportación a nivel educativo puede llegar a ser inmensa.
Así lo señalan múltiples estudios y expertos. Es el caso, por ejemplo, de una investigación de Humanymal, organización de intervenciones asistidas, que asegura que los niños que participan en sesiones de Terapia Asistida con Animales aumentan un 40% su capacidad de concentración y atención en las actividades escolares.
Desde la escuela veterinaria Nubika, Alba Fernández, docente en su Máster en Terapia Asistida con Animales, destaca que “el trabajo con animales plantea enormes beneficios para los niños, como un aprendizaje más rápido, un desarrollo mejor del vocabulario o un mayor grado de concentración”. Además, señala, “también presenta beneficios a nivel emocional, como ante la ansiedad o el estrés que se pueden generar debido a tareas y exámenes”.
En este sentido cabe destacar, además del informe citado anteriormente, un estudio realizado por el Hospital Universitario 12 de Octubre y la Universidad Rey Juan Carlos. Según este, las intervenciones asistidas con animales reducen de forma significativa el dolor, miedo y ansiedad en los niños ingresados en hospitales, razón por la cual tantos profesionales del mundo educativo quieren trasladar dichas metodologías a las aulas.
De hecho, profesionales del ámbito universitario analizan este tipo de terapias para integrarlas en el sistema educativo. Sin ir más lejos, en Magisterio hablamos, el pasado mes de julio, con Juan Vives, profesor del Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad CEU Cardenal Herrera. Profesionales de este centro, de la Universitat Jaume I y de la Universidad de Extremadura llevaron a cabo un estudio en niños con Trastorno del Espectro Autista en niños de entre 9 y 12 años… con caballos.
En aquella entrevista, el docente especializado en el estudio del autismo revelaba que trabajar con estos animales había mejorado la concentración y capacidades de los nueve niños que habían participado. También señalaba que, pese al “desconocimiento” y la “incomprensión” que hay a nivel social en torno a trastornos como el TEA, las investigaciones deben centrarse en trabajar “con los niños dentro del aula”, haciendo hincapié en ayudar al entorno de estos alumnos para que les apoyen.
Si bien a nivel internacional este tipo de intervenciones están más implementadas en el mundo educativo, en España su integración es muy limitada. Así lo asegura Fernández, quien afirma que “queda mucho camino por recorrer para hacerlas más visibles y considerarlas una terapia real”. Además, la especialista critica que “este tipo de intervenciones no cuentan con ningún tipo de ayuda o subvención, por lo que en muchas ocasiones resultan inaccesibles”.