fbpx

En educación también es mejor hacer algo que ser alguien

Julián Palazón
Doctor en Ciencias de la Educación
18 de septiembre de 2024
0

El libro Educación Universal de Juan Manuel Moreno y Lucas Gortázar incluye al inicio de uno de los capítulos una cita de Jean Monnet que se me quedó grabada: hay dos clases de personas, las que quieren ser alguien y las que quieren hacer algo. Yo quiero pertenecer a la segunda categoría. Hay menos competencia.

Parece que en educación también los centros, los claustros y los maestros llegan a una encrucijada en la que deben elegir entre hacer algo o querer ser alguien. Y es que las redes sociales, la competencia por el alumnado y los valores cotidianos que respiramos convierten en algo muy real lo que podría parecer una falsa dicotomía. De esta forma, los proyectos serios, que implican formación, planificación y una evaluación rigurosa de lo que se hace tienen que competir con actuaciones rápidas y vistosas. Actuaciones que se publicitan al instante en las redes, pero que no siempre entroncan con las necesidades del centro ni tienen la profundidad necesaria para generar cambios visibles.

No suele ser buena idea buscar responsables individuales. Hay problemas de fondo que favorecen que los centros tiendan a desarrollar y a publicitar fuegos artificiales y prácticas coloristas, actividades más efectistas que efectivas. De esta forma, la práctica organizada, seria, consciente y a largo plazo (el hacer algo) entra en conflicto con las actuaciones rápidas y superficiales para ganar notoriedad y atención (el ser alguien).

No suele ser buena idea buscar responsables individuales. Hay problemas de fondo que favorecen que los centros tiendan a desarrollar y a publicitar fuegos artificiales y prácticas coloristas, actividades más efectistas que efectivas

La universidad tampoco se libra de esta tensión. Los que trabajamos en ella hemos visto, en muchas ocasiones, que las buenas ideas se pueden ver desplazadas por ideas que se publicitan y se venden bien. Los propios investigadores manejan una cierta tensión entre publicar rápido artículos de mala calidad o trabajar años sin recompensa en trabajados más sólidos, pero a costa pasa años sin reconocimiento ni notoriedad. Muchos se ven obligados a buscar una solución intermedia para sobrevivir.

Cuando la discusión llega a este punto, siempre me parece útil recordar la diferencia entre ser relevante y ser popular. En educación hay muchos profesionales que son muy relevantes y que carecen de popularidad. Son relevantes alfabetizando a los niños, coordinado los horarios o investigando los efectos de una u otra práctica educativa. Hay algunas otras personas que son muy populares, pero que no siempre son relevantes. Y es que la fama es un humo que camufla, a veces, un vacío difícil disimular. Un vacío que está desconectado de todo y de todos.

Ojalá a todos nos llegue la oportunidad de ser relevantes, que es mucho menos efímero que el hecho de ser populares. Ojalá podamos liberarnos del peso de tener que ser alguien, para poder hacer algo.

0
Comentarios