Remedios ante la epidemia de pantallismo

La organización de las Jornadas sobre Nuevas Tecnologías y Educación corre por cuenta de la Fundación CLE, con la que la pedagoga francesa Catherine L’Ecuyer fomenta en España lo que llama educación clásica centrada en las Humanidades y en la búsqueda del asombro por la verdad y el deseo de transmitirla mediante la cultura. Su estilo pedagógico lo ha explicado en esta entrevista con José María de Moya en Magisterio en 2019, y ya se habló de él en estas páginas en 2014 y se amplió la información en 2022.

«Los padres inteligentes dan teléfonos tontos a sus hijos»

Una visión igualmente práctica del problema, pero desde la medicina, la aporta el doctor Miguel Ángel Martínez-González, conocido por su trabajo como epidemiólogo que promovió campañas para desarraigar vicios tan instalados en la sociedad como el tabaquismo. Con su libro Salmones, hormonas y pantallas, el Dr. Martínez González pretende promover un movimiento que llama «Revolución de los Salmones«, un compromiso para que, fundamentalmente los padres, enseñen a los menores no solo a controlar sus dispositivos, sino a descubrir el amor auténtico, amenazado por la corriente dominante en internet, que desde edad temprana los inicia en adiciones destructivas como la pornografía, pero no solo eso, como muestra también el creciente índice de suicidios entre los menores.

Si bien participar en el mencionado congreso no estará al alcance de todos los bolsillos, el Dr. Martínez-González ha condensado sus consejos para padres (que podemos hacer extensivos a los educadores, o al menos confiar en que sepamos transmitirlos a los padres) en «doce soluciones ante el reto de los teléfonos móviles, pornografía y salud mental»:

1. Autoridad moral: Los hijos tienen que saber cuándo y cómo usan los móviles sus padres. Hacen lo que ven hacer: no se pueden imponer normas que los padres no cumplan. La ejemplaridad genera empatía y permite que las reglas resulten aceptables.
2. Amistad y confianza: «Caerse del guindo», partiendo de que si el 80% de los jóvenes de 15 años ven a diario pornografía es precisa la sinceridad y comprensión bidireccional para que haya amistad, confianza y se pueda corregir, sin regañar, lo que de otro modo no saldría a la luz.
3. Pactar normas concretas: las normas de uso deben ser claras y si hace falta rectificar, se retiran los móviles: «Hay más muertos por selfis que por tiburones». Una persona cuya corteza cerebral no está completamente formada es vulnerable ante los recursos de la «inteligencia artificial» diseñada para mantenerlos enganchados a sus mensajes.
4. Los 18 años: Que antes de esa edad los móviles sean tontos. Suena duro, pero hay tantas razones para no dar un teléfono con conexión a internet antes de esas edad como para no dar las llaves de un coche para que lo conduzcan. En el caso de los niños menores de tres años, el consenso médico acerca de evitar todo contacto con las pantallas es total.
5. Control parental: el control de contenidos es hackeable, pero es imprescindible comparar con otros padres qué aplicaciones funcionan mejor.
6. Las zonas: Que los dispositivos (ordenadores y teléfonos) se usen en sitios públicos, zonas de paso y nunca en zonas de descanso y habitaciones.
7. Toque de queda: Una hora para interrumpir la conexión (a partir de la cena), incluyendo apagado de wifi, para descansar, porque con el cansancio se tiene el cortisol más bajo y estamos indefensos frente a las alarmas que nos provocan estrés.
8. Parking de móviles: Guardar todos los dispositivos bajo llave para que el compromiso de no usarlos durante el período de vida de familia y nocturno sea transparente: que el móvil no sirva de despertador, y mucho menos, como los especialistas en salud mental muestran, para pasar la noche en blanco (y viendo pornografía).
9. Cancelar posibilidades: Anular las notificaciones, evitar el uso del móvil mientras se anda por la calle, no ponerlo encima de la mesa y ser respetuoso evitando mirar o atender un móvil u otra pantalla (ordenador, TV) cuando se atiende a otra persona, particularmente los hijos, ya que se sentirán despreciados.
10. Planes desconectados: Divertirse en familia con la filosofía del ayuno de dopamina, liberándonos de la dependencia de una gratificación instantánea, para disfrutar de la vida, a ser posible al aire libre y sin móviles. Si se puede prolongar días, es la mejor manera de reducir la dependencia.
11. Deportes y actividades al aire libre: Entre los 14 y 18 años ha disminuido notablemente el tiempo que se pasa con amigos, haciendo travesuras, quedando los niños en casa ailados, lo que destroza sus cerebros. Tocar un instrumento, leer libros en papel, y otras muchas actividades exigen una concentración que desarrolla habilidades mentales.
12. Alianzas con familias: Movilizarse e implicar a otros padres, para que pueda hablarse de Revolución.

Entre los participantes en las Jornadas, estarán la pediatra María Salmerón (Ruber Internacional) y Mar España, directora de la Agencia de Protección de Datos; así como los autores de otros tres libros:

–Manfred Spitzer: Director de la clínica psiquiátrica de Ulm (Alemania) y que alertó frente a este problema en 2012 con el bestseller Demencia Digital, en cuya página 94 ya sentenciaba que «justamente porque los ordenadores nos quitan trabajo mental, los portátiles y las pizarras digitales no sirven para un aprendizaje de mayor calidad. El aprendizaje presupone un trabajo intelectual autónomo. Cuanto más, y sobre todo cuanto más profundamente trabajamos con la mente una materia, tanto mejor la aprendemos».

–Francisco Villar Cabeza: Psicólogo del Hospital San Joan de Déu, centrado en los problemas que llevan al suicidio, y autor de Cómo las pantallas devoran a nuestros hijos.

–Diego Hidalgo Demeusois: autor de Anestesiados, Retomar el control y del Manifiesto off sobre la tecnología digital:

La mención de las Jornadas que organiza L’Ecuyer y los recursos presentados en torno a ellas, pueden ser un buen instrumento para reflexionar sobre padres y alumnos acerca de cómo el exceso de medios puede embotar la mente y dificultar no solo la enseñanza, sino el normal desarrollo de la afectividad y hasta del cerebro humano. Una reflexión muy oportuna para enfocar el nuevo curso de una forma racional y asumida por todos los factores del proceso, más allá de la simple prohibición que, si no sirve para fomentar las auténticas relaciones humanas, puede seguir dejando desprotegidos a los alumnos.

Como expresaba en una reciente entrevista Nacho de los Reyes, el 99% de los padres que matriculan a sus hijos llegan ahora prevenidos frente a un exceso de pantallas. Como hace el Dr. Martínez-González, será conveniente saber si están dispuestos a asumir esas soluciones que exigen una mayor implicación y ejemplaridad a todos los adultos, particularmente los padres.