El impacto de los juegos en la educación: un nuevo horizonte en la enseñanza
Aprender a través del juego es una de las primeras cosas que hacemos en nuestra vida. Desde bien pequeños, jugar con nuestros padres, familiares o amigos nos ayuda a situarnos en un mundo nuevo que está por explorar. Estamos hechos de manera natural para el juego, de ahí que sea la metodología didáctica por excelencia durante nuestros primeros años escolares.
Porque, más allá de la diversión –o quizás justamente por eso–, el juego nos ayudaba a mantener el interés en muchas de las cosas que aprendimos en nuestra infancia. No deberíamos, por ello, desdeñar su potencial educativo en épocas más maduras del aprendizaje, en las que nos puede facilitar la asimilación de conceptos de una manera al mismo tiempo lúdica y entretenida.
En el caso de los juegos digitales educativos se comparte la misma base con el juego tradicional: son herramientas que facilitan el aprendizaje a través del juego y que merecen una atención especial como recurso para niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Así se ha podido comprobar en un estudio realizado por la Universitat Jaume I (UJI) de Castellón que ha contado con la colaboración de Apolo Kids. Los juegos digitales educativos pueden mejorar la experiencia de aprendizaje en los niños con TDAH, que muestran niveles más altos de atención y de compromiso cognitivo en comparación con otros métodos más tradicionales.
La Universidad Jaume I ha comparado la actividad de las ondas cerebrales de 7 niños con TDAH de entre 7 y 9 años mientras aprendían conceptos científicos tanto a través de videojuegos educativos como mediante métodos tradicionales. Los resultados muestran cómo estas herramientas se pueden convertir en un recurso valioso para mejorar la experiencia de aprendizaje. Las estrategias educativas más tradicionales suelen ser poco efectivas para captar la atención e interés de los niños con TDAH. Frente a estas dificultades, los juegos digitales educativos se presentan como una alternativa innovadora que les ayuda a que el proceso de aprendizaje sea más ameno y atractivo, mejorando sus habilidades de estudio y la adquisición de nuevos conocimientos.
¿Cuáles son las claves de su eficacia? Los juegos educativos están diseñados de manera que el niño se sumerge en un entorno dinámico e interactivo, que ajusta los contenidos a su progreso de aprendizaje y genera desafíos que mantienen su atención.
Ésta es una estructura motivadora para los niños con TDAH. La prueba es que, en el estudio, el denominado Aprendizaje Basado en el Juego (Game Based Learning) revela niveles más altos de compromiso cognitivo en los niños: una mayoría adquiere más conocimientos en un periodo de tiempo más corto con este sistema. Es así porque los estudiantes que se involucran cognitivamente tienen más facilidad para comprender mejor las materias y para aplicar lo aprendido en diferentes contextos.
Por otro lado, los videojuegos educativos han demostrado ser más atractivos para los niños que un método tradicional, mejorando el grado de atención y de esfuerzo mental durante el juego, ya que se genera un entorno estimulante para ellos en el que pasan de ser receptores pasivos de los conocimientos a participantes activos en su proceso de aprendizaje.
Es relevante el potencial educativo de este tipo de juegos educativos entre la población infantil con TDAH, dado que facilita su inclusión en el aprendizaje conjunto en las aulas, además de beneficiar sus procesos cognitivos, sus funciones ejecutivas y sus habilidades sociales.
No se trata de buscar un sustituto de la enseñanza tradicional, sino de aprovechar este recurso como un complemento que enriquece la metodología educativa. La clave es integrar ambas maneras de enseñar –y aprender–, ya que los juegos digitales educativos se presentan como una manera muy eficaz de reforzar y practicar los conceptos dados en clase, ofreciendo un contenido más personalizado y atractivo para los niños en general, y para los que tienen TDAH en particular.
En definitiva, al aprovechar las fortalezas de ambos enfoques –el más tradicional y el del aprendizaje a través de juego–, los educadores pueden establecer un entorno más inclusivo y efectivo dentro de las aulas que fomente el desarrollo integral de los alumnos.
Claudia de la Riva, CEO de Apolo Kids