Sara Desirée Ruiz: “Hay que dejar a los adolescentes encontrarse con la frustración para que aprendan a ser autónomos”
Sara Desirée Ruiz en la charla ¡Te entiendo! Apoyo emocional y salud mental adolescente’.
“Lo que les ocurre a los adolescentes no es personal, es cerebral”, asegura Sara Desirée Ruiz, educadora social y psicoterapeuta con más de 25 años de experiencia y especializada en adolescencia, en ¡Te entiendo! Apoyo emocional y salud mental adolescente, la última conferencia celebrada dentro del ciclo La Educación que queremos, organizado por la Fundación Botín con el fin de ser un espacio de aprendizaje para toda la comunidad educativa.
Autora de tres libros y reconocida por su enfoque empático y práctico, Sara ha ayudado a miles de familias a entender y acompañar el desarrollo de sus hijos adolescentes. Su compromiso con la salud mental y el bienestar emocional es el pilar de su trabajo para identificar factores de riesgo e implementar prácticas preventivas que fortalezcan la resiliencia y el bienestar emocional de los adolescentes.
“Nos dicen que cuidemos de la salud mental y no tenemos ni idea de lo que es la mente”, dice Sara, que la define como un conjunto de procesos cognitivos, emocionales y psicológicos que usamos para pensar, sentir y comprender el mundo, fundamentales para tomar decisiones y relacionarnos.
Una vez se entiende qué es la mente, “ya se puede comenzar a hablar de salud mental”. Lo más importante es saber que “no todo depende de nosotros, muchas veces es un conjunto de factores biológicos”. Existen muchísimos factores que hacen que nuestra salud mental sea de una forma u otra, comprender esta complejidad “ayuda a las familias a no culpabilizarse”.
Eliminar la culpa asociada a los problemas de salud mental, identificar áreas clave para intervenir, promover la salud mental de los adolescentes y asumir una actitud proactiva y responsable para cambiar aquellos aspectos que están a nuestro alcance permite abordar el desafío de la salud mental de los jóvenes desde una perspectiva más informada, empática y orientada a soluciones.
Las familias no pueden controlar todos los factores que influyen en la salud mental de sus adolescentes como, por ejemplo, la genética o la neuroquímica, pero sí pueden desempeñar un papel importante en otros aspectos clave que influyen positivamente en su bienestar.
Estas son algunas áreas de intervención:
- Salud física: Fomentar hábitos saludables como una alimentación balanceada, ejercicio regular y descanso adecuado. Estos factores no solo benefician al cuerpo, sino que tienen un impacto directo en la salud mental.
- Relaciones interpersonales y entorno: Crear un ambiente familiar seguro, afectuoso y de apoyo emocional. La comunicación abierta, la empatía y la validación de sus emociones les ayudan a sentirse comprendidos y respaldados.
- Estrategias de afrontamiento y experiencias vitales: Ayudarles a desarrollar habilidades para manejar el estrés, resolver problemas y gestionar emociones. Esto puede incluir enseñarles a identificar sus emociones, buscar soluciones constructivas y aprender de las experiencias.
- Normas y valores culturales: Reducir el estigma asociado a buscar ayuda psicológica, promoviendo la normalización de hablar sobre emociones y acudir a especialistas si es necesario.
- Entorno escolar y social: Colaborar con las escuelas y comunidades para crear un entorno que fomente la inclusión, el respeto y la salud emocional.
Cuidar la salud mental de los adolescentes implica entender sus cambios, identificar señales de alerta, atender sus necesidades y regular nuestras propias reacciones.
Entender a los adolescentes: un mundo de cambios
“Podemos ayudar mucho a los adolescentes si entendemos la etapa vital en la que se encuentran, si no podemos convertirnos en un factor de riesgo para ellos”, dice Sara, que recuerda que lo que les ocurre “es cerebral, no personal” y que no podemos convertirnos en “un lugar del que quieran huir”.
“Llegar a casa y querer estar solos no es rechazo, sino una forma de procesar la sobrecarga de estímulos que enfrentan”, pone como ejemplo Sara. Entender qué les importa y conocer la etapa en la que están permite un acompañamiento sin juicios ni críticas.
Identificar las señales de alerta
Observar y detectar cambios en el comportamiento de los adolescentes es esencial para actuar a tiempo y preservar su salud mental. “Antes de buscar ayuda externa, es importante documentar lo que observamos”. Las señales clave incluyen:
- Aislamiento social: Abandonar actividades o amistades de forma repentina.
- Problemas con el sueño y la alimentación: Cambios drásticos en horarios de descanso o preocupaciones excesivas por el peso.
- Bajo rendimiento académico: Puede reflejar desmotivación o dificultades emocionales subyacentes.
Atender: Comunicación y límites
“Adaptar nuestra forma de comunicarnos a la etapa adolescente es esencial para fortalecer la relación. Ya no podemos comunicarnos como lo hacíamos cuando eran pequeños porque ya no son niños”.
Es importante establecer límites, negociar normas, evidenciar consecuencias, fomentar la autonomía “sin imponer” y moderar. “Los adolescentes aprenden de lo que hacemos. No podemos llegar a casa quejándonos del trabajo, pero obligar a nuestro adolescente a que se ponga a estudiar. Hay que ser un buen modelo”, dice Sara, que señala como imprescindible “dejar a los adolescentes encontrarse con la frustración para que aprendan a ser autónomos”.
Regular nuestras respuestas
Responder de manera calmada, en lugar de reaccionar impulsivamente, es clave para construir una relación de confianza.
- Tomar un respiro antes de actuar: Controlar la respiración ayuda a mantener la calma.
- Buscar apoyo en la red: Rodearse de personas comprensivas y no compararse con familias «perfectas».
- Mantener el sentido del humor: Aceptar que no siempre será perfecto ayuda a gestionar mejor los retos.