Trastornos del Desarrollo del Lenguaje: ¿qué pueden hacer la familia y los amigos?
El colegio y las aulas son entornos esenciales para el desarrollo social y emocional de los niños. Los que tienen trastornos del desarrollo del lenguaje reciben apoyo y seguimiento en las aulas, pero ¿qué pasa con estos niños cuando salen del colegio? Esas puertas se cierran y muchas familias y amigos no saben cómo ayudarles.
«A menudo es fuera de las clases donde las cosas son más difíciles y esto puede interferir en el aprendizaje», señala la doctora Courtenay Norbury, de la University College London (UCL), que participará en la VIII Jornada sobre Dificultades del Aprendizaje y Trastornos del Lenguaje de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que se celebrará el 30 de noviembre.
A un 7% de los menores en edad escolar les afecta algún TDL, conllevando a barreras significativas para su desarrollo tanto social, como académico. Existen numerosos estudios sobre cómo mejorar la situación de estos niños dentro de las aulas y las consultas, pero cada vez más expertos subrayan la importancia de estrategias innovadoras que faciliten su inclusión también en el entorno extraescolar y en la sociedad en general.
Los compañeros de clase de los niños con TDL pueden actuar como una red de apoyo esencial, ayudándoles a integrarse en actividades extracurriculares que fortalecen su confianza y habilidades sociales. Mediante estas actividades, los menores con TDL se sienten valorados y reconocidos.
Es muy importante que los jóvenes con trastornos del lenguaje construyan redes sociales positivas y participen en actividades que les gusten y en las que destaquen, ya que estas experiencias fomentan la confianza y la autoestima. Muchos jóvenes con trastornos del lenguaje tienen talentos tremendos en el campo artístico, como el teatro o la música, la construcción o la cocina.
"La familia también desempeña un rol central en su integración, subraya Alfonso Igualada Pérez, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, «en concreto, las madres, como el núcleo de apoyo fuera del ámbito escolar y que se mantendrá a lo largo de la vida». Su enfoque pone de relieve la necesidad que existe de capacitar a las familias en estrategias de interacción lingüística y desarrollo del lenguaje para que puedan ofrecer un apoyo continuo en el hogar.
Norbury señala que una intervención temprana para que las familias lleven a cabo estrategias óptimas de apoyo al lenguaje y una comunicación satisfactoria ha demostrado mejoras significativas en los menores. Por ejemplo, el instinto natural de las familias cuando el niño no habla es hacerle más preguntas, sin embargo, la mejor estrategia es proporcionar más ejemplos de lenguaje, para describir mejor lo que el menor hace, ve o piensa. Reconocer señales comunicativas más sutiles como señalar, mirar algo o hacer un movimiento general que los cuidadores pueden utilizar para proporcionar mas información lingüística, ha resultado también de gran ayuda para la familias.
Los programas que involucran a la familia y al entorno escolar han demostrado ser especialmente beneficiosos, y forman parte de un nuevo enfoque holístico que combina el apoyo en el aula con actividades extracurriculares comunitarias que pueden mejorar las habilidades sociales y lingüísticas de los niños y niñas con TDL. La terapeuta también considera que los avances en tecnología para la inclusión serán determinantes, ya que estos pueden mejorar la comunicación, el aprendizaje y la participación activa.
Además de los TDL, muchas dificultades de aprendizaje se benefician de enfoques de intervención multisensorial y el uso de tecnología inclusiva, como apps de apoyo al aprendizaje y dispositivos que facilitan la personalización de actividades y del contenido educativo o la mejora de la comunicación.
Igualada destaca tres retos clave:
- La creación de una sociedad informada y concienciada para aumentar la prevención. La información y la comprensión social sobre qué es el desarrollo del lenguaje y cómo impacta en la vida de los niños son fundamentales para intervenciones tempranas y de mejora de la calidad de vida que ayudan a promover la inclusión.
- Actualizar los modelos de evaluación del lenguaje conforme a las evidencias científicas actuales. Esto implica pasar de un modelo centrado en diagnósticos estáticos a un enfoque de diagnóstico funcional que permita conocer las habilidades con necesidad de apoyo y las potencialidades del desarrollo del menor.
- Implementar intervenciones multinivel, es decir, intervenciones adaptadas a diferentes niveles de apoyo que permitan valorar de manera precisa el impacto de cada intervención y ajustarla según las necesidades específicas de cada uno.
Estas innovaciones, además de cumplir el imperativo ético de mejorar la vida de los menores y sus familias, también ofrecen un retorno positivo a la sociedad al reducir costos en múltiples sectores. Dedicar recursos a intervenciones tempranas y efectivas para los trastornos del desarrollo del lenguaje representa un beneficio económico para la sociedad a largo plazo.
En este sentido, estudios recientes en evaluaciones económicas de trastornos del neurodesarrollo demuestran que el apoyo temprano puede reducir significativamente los costos asociados a servicios de dependencia, salud, educación especializada y justicia, así como mejorar las oportunidades de productividad e independencia futura para las personas afectadas y sus cuidadores. Estos beneficios no solo alivian la carga económica, sino que también promueven una inclusión más completa y sostenible de estos individuos en la sociedad.
En el aula ya se están dando progresos que mejoran tanto la detección precoz como la evolución de los menores con TDL, siendo la evaluación dinámica uno de ellos. Igualada subraya que, a diferencia de las pruebas estandarizadas que ofrecen una foto estática del conocimiento de un contenido concreto, esta metodología permite evaluar la capacidad de aprendizaje del niño o niña de manera continua, proporcionando un diagnóstico funcional más preciso.
La intervención de la narrativa multimodal, desarrollada por el propio Alfonso Igualada junto con Júlia Florit-Pons y Pilar Prieto, del Grupo de Estudios de Prosodia y Gestualidad (GrEP) de la Universidad Pompeu Fabra, ha mostrado resultados positivos tanto en su aplicación en el ámbito de grupo en el aula como en apoyo individual para niños con dificultades del lenguaje.
Esta metodología, creada en colaboración con profesionales, es flexible y permite adaptarse a diferentes niveles de necesidad, según explica el profesor de la UOC. La intervención también consta de una evaluación dinámica que mide la tipología de ayudas que necesita el menor, lo cual posibilita predecir con qué efectividad mejorará.
Su importancia radica en que la habilidad de contar historias en la infancia es esencial para expresarse en diferentes contextos, como el social, el académico o el profesional, e incluso en situaciones legales, como en un juicio. StoryTIC, la versión digital de esta intervención y una herramienta de transformación en cuya concepción participa la UOC, puede facilitar su implementación en las aulas, lo que constituye un desarrollo prometedor en la educación de estos menores. Sin embargo, «todavía existen retos para integrar a niños y niñas con dificultades del lenguaje en entornos educativos comunes», advierten.
«La sensibilización y formación del profesorado sobre los trastornos del lenguaje y cómo se presentan en el aula desde la formación inicial es una necesidad prioritaria», indica Norbury. Esta sensibilización permite adaptar el currículo y los estilos de comunicación a las necesidades de estos alumnos. Además, la experta señala que hay que ampliar la consideración de los compañeros de clase como una fuente de apoyo importante para el estudiantado con TDL.