Educación financiera en España: El 25% de los jóvenes no sabe lo que es el “sueldo”
El último informe PISA revela un deterioro en la educación financiera de los jóvenes españoles, con una disminución de seis puntos y una diferencia de 12 por debajo de la media de la OCDE. De hecho, el 40% de los jóvenes españoles no está capacitado para interpretar una factura o una nómina de manera clara. Además, el 25% no comprende el concepto de ‘sueldo’ de manera total y solo el 9% entiende lo que es la depreciación. Pese a ello, las cifras confirman que casi el 50% de jóvenes de 15 años tiene una cuenta bancaria, lo que supone un notable contraste.
Estos datos preocupan e intensifican el debate sobre la necesidad de incluir o no la materia de educación financiera en el currículo con el fin de proporcionar a los jóvenes los conocimientos y habilidades necesarios para tomar decisiones informadas sobre su dinero en el futuro.
Pero, ¿qué opina la sociedad sobre incluir la educación financiera en el currículo? El 92% de los españoles percibe que los estudios de educación obligatoria deberían incluir cuestiones relacionadas con la educación financiera, según un estudio de Nickel. Con el fin de descubrir los beneficios de implementar esta materia en el currículo, hablamos con Marta López, jefa del departamento de Economía de Everest School en Madrid, uno de los centros de la Comunidad en el que ya imparten una asignatura de educación financiera en 4º de Secundaria y Bachillerato, así como talleres sobre la formación de empresas y una completa ‘work experience’.
¿Cómo describirías la situación actual de la educación financiera entre los jóvenes?
–Actualmente, solo la mitad de los jóvenes cursan alguna asignatura relacionada con la Economía, los demás no tienen ningún otro tipo de formación de este tipo, aparte de que la que reciben en sus casas.
¿Qué acciones se promueven desde Everest School para intentar revertir está situación?
–Desde Everest School ofertamos la asignatura de Economía como optativa en 4º de Secundaria, cuando los alumnos tienen entre 14 y 16 años, para que aprendan conceptos que les van a servir para toda la vida de manera práctica. Además, ofertamos Economía en 1º de Bachillerato y Empresa y Diseño de Modelos de Negocio en 2º de Bachillerato como asignaturas optativas para todos los alumnos que no las cursen como modalidad y que sean de otros itinerarios (Humanidades, Artístico, Ciencias y Tecnología).
Intentáis enseñar de manera práctica conceptos económicos para que los alumnos lo puedan aplicar en su día a día, ¿qué estrategias utilizáis para asegurar que estos conceptos se entienden?
–En asignaturas transversales como Historia o Matemáticas se tratan temas donde se abordan conceptos de retribución, renta per cápita, salario bruto y neto o tipos de interés para que los alumnos los conozcan. Además, desde la asignatura de Economía, realizamos casos prácticos y proyectos que incluyen todos estos conceptos para que sepan cómo aplicarlos. El inconveniente es que no todos cursan esta asignatura.
¿Qué impacto crees que tendría implementar la educación financiera en el currículo de forma general, tal y como lo desea el 92% de los españoles?
–Sería muy positivo, una forma muy eficaz de llegar a todos los alumnos y mejorar la educación financiera en nuestro país.
¿Y a partir de qué edad la incluirías como obligatoria en el currículo?
–A partir de 3º de Secundaria (14-15 años) sería positivo, aunque lo más deseable sería a partir de 4º de Secundaria, ya que los alumnos poseen mayor nivel de madurez y se acercan a los 16 años, edad legal para poder empezar a trabajar.
Edad también a la que muchos jóvenes ya tienen su propia cuenta bancaria; el 47% en el caso de los jóvenes de 15 años. ¿Cómo se aborda el uso responsable de estos servicios financieros en el aula?
–En el Everest School este tema lo abordamos tanto en 4º de Secundaria como en 1º de Bachillerato, pero solo para los alumnos que cursan la asignatura de Economía. En las clases se explica el IBAN, el CCC, tipos de tarjetas bancarias, se dan consejos sobre su uso y se incide en los peligros relacionados con posibles fraudes derivados del uso de las nuevas tecnologías.
¿Podrías compartir algún caso que te haya sorprendido durante estas clases relacionadas con educación financiera?
–Todos los años me sorprende lo rápido que aprenden los alumnos y el interés especial que suscita en ellos el tema de las inversiones en Bolsa. Durante la realización de un proyecto donde cada alumno tiene un dinero simulado para invertir en el IBEX35, se genera entre ellos una competitividad sana y a diario se conectan a la Bolsa para consultar cómo van sus acciones, realizan y actualizan una hoja Excel de seguimiento de las acciones, saben relacionar las noticias que van apareciendo en prensa con la subida o bajada de las acciones, aprenden en definitiva muy rápido y disfrutando de la simulación.
También me ha sorprendido cómo se emocionan y motivan cuando tienen que pensar y desarrollar una idea emprendedora, van desarrollando el modelo de negocio con un alto nivel de calidad y las exposiciones de proyectos las realizan cada día con más solvencia y mejor fundamentadas.
Está claro que la educación financiera impacta en la vida de los jóvenes…
–La educación financiera es muy útil no solo para el futuro de los estudiantes a nivel profesional, sino también para su vida personal. Todos nosotros acudimos a los bancos y necesitamos tener conocimientos sobre hipotecas, tipos de interés, inversiones, impuestos, tarjetas de crédito, débito, prepago, etc. Tenemos que ser capaces de tomar decisiones y valorar qué hacer con nuestros ahorros, es decir, seleccionar entre diversas alternativas de inversión (fondos, deuda pública, o acciones), elegir una u otra hipoteca y comprender sus condiciones, poder comparar ofertas de diferentes bancos y muchos temas más relacionados con el día a día de nuestro dinero.
¿Qué cambios o mejoras te gustaría ver en la educación financiera en España para asegurar que los jóvenes estén mejor preparados para el futuro?
–Sería un paso esencial incluir Economía como asignatura obligatoria en 4º de Secundaria y como optativa en todos los itinerarios de Bachillerato. Con este cambio, lograríamos que muchos jóvenes estuvieran mejor preparados para enfrentarse a cualquier cuestión de tipo financiero a las que nos enfrentamos todos de forma diaria.