“El villancico es un gran medio para transmitir el sentido de la vida”
Álvaro Galindo recuerda que la tradición musical que vivían en su familia -sus padres no tenían formación de conservatorio, pero sí les gustaba cantar en particular villancicos por Navidad- se orientó en sentido profesional a partir de que, en el colegio de la mayor de sus hermanas, una monjita contara a sus padres: “vuestra hija, creo que vale para la música, porque ha estado en clase con un teclado sacando una canción y yo creo que tiene habilidad”.
Así es como la mayor de los hermanos se apuntó a un conservatorio y, recuerda Álvaro, “se empezó a crear ambiente musical en mi casa”. Al final son los más pequeños de los nueve Hermanos Galindo los que han formado el grupo que lleva ese nombre, según explica Álvaro:
«Nacimos en un ambiente 100% musical, se puede decir que somos nativos musicales. En mi familia cantábamos muchos villancicos y empezamos a compartirlos. En la pandemia, al quedarnos todos en casa, decidimos hacer el proyecto lanzando cuatro discos».
«Nos gusta que la gente tenga la oportunidad de vivir las navidades que nosotros hemos vivido, de cantar en familia. Vimos que es uno de los grandes regalos que nos han dado nuestros padres. También es una forma de reivindicar la Navidad cristiana, a la que siempre hacen referencia nuestros villancicos: algunos son más festivos, otros tienen letras más contemplativas, que llevan a rezar, pero todos en esa línea.
Conforme ha ido creciendo el proyecto, hemos comprobado que el villancico es un recurso muy bueno para fomentar el arte entre los chicos. Los profesores pueden trabajar por ejemplo el primer trimestre (en clase de música) aprendiendo a cantar canciones que les gustan y preparando representaciones que se harán en público. De esa forma se crea una dinámica muy bonita».
En el caso de los Hermanos Galindo, además de su proyecto musical, una de las hermanas, Cati, es profesora de Música y Arte en un colegio, y Álvaro da clase de Piano y Composición en un conservatorio. Pilar, otra de las hermanas, es enfermera.
Álvaro, además, ha realizado con los hermanos Javier y Benjamín Lorenzo el Musical La Noche del 24, una de cuyas canciones, la titulada Sé quién soy, han interpretado los Hermanos Galindo en su canal de YouTube.
Respecto a la utilidad de los villancicos para captar la atención de los estudiantes, Álvaro opina que es “implícito a la música”:
«Todo el mundo, especialmente los niños, conecta con la belleza. Basta que procures hacer arte, aunque luego te quede mejor o peor, y conectan. Me parece que son los que más deseos tienen de hacer cosas grandes, porque no tienen prejuicios. Les atrae mucho la belleza, y en concreto a través de la música les atrae algo bueno, que al mismo tiempo les supone esfuerzo y crecimiento personal.
La música mejora todas las facetas del aprendizaje. Yo conozco mejor el perfil del alumno de conservatorio, que no porque sean más listos, sino porque tienen una dinámica con especial sensibilidad y aprecio al valor del trabajo que pocas aficiones dan. Al final, cuando emprenden un camino profesional, lo más importante es incentivar la cultura musical, que en España ha sido deficiente, pero va mejorando. Siempre ha habido talento en España, pero la cultura musical no está tan generalizada como la de por ejemplo el fútbol. Quien más o quien menos tiene una guitarra en su casa, pero no mucho más. Tengo la sensación de que cada vez se canta peor y es una batalla muy bonita y que hay que seguir con ello»
Un profesor, aunque no sea especialista o su materia no sea Música, ¿qué puede hacer para descubrir o estimular ese talento musical que pueden tener sus alumnos?
–Muchas cosas. Nosotros nos hemos tenido que pelear con colegios que no entienden que un chaval tenga que estar toda una tarde en el conservatorio, o salir antes del colegio, o que no pueda ir un día porque tenga un concierto. Hay que ser consciente de que un músico de conservatorio es como un deportista de alto rendimiento. En España si eres jugador de un equipo y tienes un partido internacional, todo el mundo entiende que tengas que ir, pero no se entiende que un alumno de conservatorio tenga que estudiar, o al revés, que no haya podido estudiar un examen porque tenía un concierto.
Un alumno de conservatorio emplea en la música muchas más horas de las que dedica al colegio.
¿Qué relación tienen estos alumnos con las redes sociales?
–Menor de lo habitual, ya que un músico es una persona que va cuatro días al conservatorio por la tarde y que además tiene que sacar el colegio y tres horas de estudio del instrumento. Es una disciplina y un trabajo que quien no lo ha vivido desconoce. Obviamente, vivimos en el mundo, usamos el móvil, pero tenemos unas responsabilidades y obligaciones con las que intentamos cumplir lo que significa que un chaval de 15 años que desde pequeño ha ido cultivando esa dinámica de esfuerzo y constancia, lo tiene súper interiorizado.
¿Habrá que tener entonces cuidado de que no se sobrecarguen de trabajo?
–Sí, pero esa sobrecarga casi siempre viene por parte de los colegios y no del conservatorio, porque hay una desconexión muy grande, por ejemplo, en lo referido a convalidaciones: yo he tenido que llevar un ejemplar del BOE con 15 años a la secretaría del instituto para que me convaliden una asignatura. Eso no es normal.
¿También se debería ser prudente respecto a los concursos que exponen los talentos de los menores de edad?
–No me atrevo a juzgarlo, porque siempre existirá y siempre han existido los niños prodigio. Lo importante es cómo se gestione. Es labor de los padres más que del sistema educativo.
¿Un consejo para profesores?
–Que trabajen la música, porque merece la pena. Su valor es poder compartirla, por lo tanto, no es un trabajo para mostrar lo bueno que es uno, no es exhibicionismo, sino afán de compartir lo que uno tiene y de vivir una experiencia juntos. Eso da a lo que haces un sentido muy valioso, porque es básicamente una entrega.
¿Puede decirse que el villancico en particular es un valioso medio de evangelización?
–Por supuesto. La música en general es una forma maravillosa de transmitir ideas, sobre todo con las canciones, porque juntas mensaje con emoción. El mensaje de las letras va calando en la gente que lo escucha y que lo canta. Si la gente escucha música que cosifica a la mujer, que solo da importancia al dinero, que solo valora quién puede más, te estás perdiendo mucho; porque hay otra mucha música que te habla del sentido de la vida, de reflexión, de saber quién eres. El villancico en concreto es un medio artístico muy bueno para, aparte de crear belleza, inculcar buenos valores en la gente.