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Javier Urra: "Somos lo que fuimos de niños, lo que quedó del niño"

Esta séptima entrega del podcast de Javier Urra se centra en los profesionales de la salud mental infantojuvenil y su necesaria formación, además de introducir el máster en salud mental infantojuvenil de Aula Siena y la Universidad Camilo José Cela.
Jueves, 19 de diciembre de 2024
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Desde su vasta experiencia, el Doctor en Psicología Javier Urra asevera: «Hay que conocer bien lo que es un joven, lo que es un adolescente, lo que es un niño. Hay que haber estudiado muy bien qué es la familia, la relación, el vínculo, el apego. Hay que haber estudiado mucho a Piaget, los estadios evolutivos, porque en gran medida somos lo que fuimos de niños. Lo que quedó del niño es lo que somos. Por eso, el 70% de la patología en trastornos mentales de adultos tienen su razón de ser en la infancia. Por eso requerimos profesionales expertos en salud mental infantojuvenil.

El Gobierno ya por fin creó, y es digno de reconocimiento y de aplauso, la psiquiatría infanto-juvenil. Ahora requerimos que se haga una psicología de expertos en infanto-juvenil. Pero, más allá del reconocimiento nominal, estamos los verdaderamente expertos. Por ejemplo, si yo hablo de depresión, alguien que sabe de depresión, pero que trabaja con adultos, piensa que va a suponer melancolía, tristeza, dejarse y no asearse mucho, etcétera. Y es verdad. Pero, siendo verdad, no es menos cierto que la depresión en adolescentes, en jóvenes, aflora de una manera paradójica. Por ejemplo, podemos creer que el joven es un oposicionista. Podemos considerar que el joven es un negativista y no, no lo es. Por eso requerimos verdaderamente expertos expertos que sepan que cuando el joven se autolesiona lo que está haciendo es derivar un sufrimiento emocional a un dolor físico. Hay que entender. Hay que saber utilizar el sentido del humor. Hay que trasladarle que entendemos su proceso complejo, que no es solo hormonal, sino que es muy socioadaptativo de sus iguales, de su entorno, de esa situación de cambio entre la infancia y ser adulto. Por eso necesitamos formación.

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La depresión en adolescentes, en jóvenes, aflora de una manera paradójica

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Formación en temas como los pensamientos autocríticos. Formación para intentar prevenir desde la educación y afrontar los riesgos del suicidio infantojuvenil. Formación para saber qué consumen los jóvenes de alcohol, de cannabis, de tabaco y otro tipo de drogas. Y por que lo consume y en qué horario lo consume. ¿Y cómo interfiere eso en el aprendizaje?

En los colegios, en los institutos, en la violencia que generan hacia sí mismos o en el estilo agresivo hacia los demás. Todo esto hay que analizarlo, hay que estudiarlo.

¿Qué nos ocurre con la adopción? Primordialmente la adopción internacional, primordialmente la adopción internacional del este de Europa, donde vienen niños y jóvenes que quieren querer a esas personas que les acogen, que son padres del corazón, pero a quienes les es muy difícil quererles porque en primer lugar se plantean si es una lucha de ilegitimidad con los padres biológicos. En segundo lugar, a veces han estado en unas residencias donde no ha habido cariño, donde no ha habido contacto, donde no ha habido piel con piel, y por tanto les es muy difícil transmitir su cariño y su amor a esos padres del corazón. Son muchas las cosas que se requieren.

Por eso hemos puesto en marcha un máster de Aula Siena junto con la Universidad Camilo José Cela y he elegido a 33 maravillosos profesionales clínicos. La idea es muy sencilla: la profesora, el profesor, los maestros no son clínicos. Ellos forman, educan, transmiten. Pero son el fonendoscopio de los trastornos mentales de los alumnos. ¿Y por qué? Pues porque ven el lunes un chaval que viene somnoliento o que viene con un moratón, o que viene triste, o que viene con un carácter insoportable. ¿Qué ha pasado en ese fin de semana? ¿Con quién estaba? ¿Cómo es esa familia? Es disruptiva. Han llevado una separación muy mal llevada. Se está utilizando al niño como arma arrojadiza. Pero es que llega el viernes y en el viernes nos encontramos con que todos los chavales quedan con los amigos para salir. Pero hay uno que no tiene amigos con los que salir. ¿Y el chaval que se siente distinto del que no sabe cuál es su identidad? No digo orientación, digo identidad sexual. Todas estas situaciones y muchísimas más las capta la profesora, el profesor, que yendo al orientador, yendo al psicólogo o poniéndose en contacto con verdaderos profesionales expertos en infancia y juventud, podrá decir «Este chico requiere ayuda». Soy muy poco de medicalizar la sociedad, pero es inequívoco que a los chicos y chicas que requieren apoyo, que requieren ayuda, hay que dársela. Y para ello nadie mejor que el propio colegio. Por eso el planteamiento es tengamos buenos profesionales en la psicología clínica, en la psicología sanitaria.

Yo soy profesor de un máster en Cardenal Cisneros, justo sobre psicología sanitaria, psicología clínica. En el ámbito en el que yo me desempeño siempre, que es la justicia forense, te llegan los casos cuando ya están dañados, cuando han generado mucho daño. ¿Cuántos chicos están en centros de reforma que realmente son chicos con verdaderos problemas de salud mental? ¿Cuántas personas están en la cárcel que lo que requieren es una atención sanitaria clínica porque tienen realmente trastornos, por cierto, tanto menores como no menores, muchos de ellos por adicción a drogas?

Vaya problema que tenemos con la adicción a las drogas. Tengamos por lo tanto centros de salud mental, apoyemos a los ambulatorios, formemos a muchísimos profesionales para trabajar con niños en una sociedad donde algunas enfermedades físicas van desapareciendo, pero donde los niños manifiestan alto grado de ansiedad, de estrés.

Estamos en una sociedad compleja, distinta a lo que se ha vivido antes. A veces la patología es social. Y hay padres que se drogan, que se corrompen, que prostituyen, que usan la violencia, que desprecian la norma… Son los menos, pero son estadísticamente significativos. Y es ahí donde tenemos que trabajar también en la legislación, en la prevención desde la educación, desde los servicios sociales… Muchas veces el problema viene inducido. Si yo tengo niñas que han sido prostituidas,  que han sido violadas reiteradamente, claro que tienen un problema. Si eres un profesional poco avezado puedes creer que tienen un comportamiento psicótico, pero ¿cómo hubieras elaborado tú el trauma, el estrés postraumático, si te han machacado de esa manera?

Por lo tanto, necesitamos grandes profesionales en la salud mental infantojuvenil. Hablo de enfermeras, psiquiatras, psicólogos, pedagogos, sociólogos, terapeutas ocupacionales… para evitar que en un país como España, que tiene tan pocos niños, que muchos sufran, que se cronifiquen patologías con el costo emocional para ellos, para la familia, para la sociedad.

Lo dijo la Organización Mundial de la Salud. No hay salud sin salud mental. Y la salud mental nace y se debe de perpetuar desde la infancia, la adolescencia, la juventud, fortaleciendo un carácter para afrontar los sufrimientos, el dolor, en contacto con la naturaleza, en la práctica del deporte, en el uso inteligente del sentido del humor, en el trabajo cooperativo con los demás, en sentirse concernido, en dar lo mejor de uno mismo. La vida, la existencia, se tiene que llenar de contenido. Tenemos que tener buenos amigos, un entorno familiar que nos acoja. Una razón para la existencia. Y ser muy agradecidos a los demás. Esto son buenas vacunas, buenos antídotos contra situaciones que trastornan la salud mental«.

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