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La Educación se demuestra respetando a quien se tiene al lado, también en el transporte público

El autor aboga por extender el vagón del silencio a otros tipos de trenes como solución al ruido digital en nuestro día a día.
Carlos Ramos VázquezJueves, 19 de diciembre de 2024
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"La solución pasa por que las personas nos pongamos en el lugar de quienes tenemos al lado y queramos respetar su tranquilidad, utilizando auriculares si vamos a hacer uso de aplicaciones con sonido en nuestros dispositivos". © ADOBE STOCK

Desde la irrupción de los teléfonos móviles inteligentes o smartphones, el ruido digital invade cualquier rincón donde haya personas con este tipo de dispositivo, siendo necesario y urgente la creación de espacios libres de ruido digital.

Uno de estos espacios es el transporte público. Cada día millones de personas utilizan el tren, el autobús o el metro (o una combinación de ellos) para acudir a su lugar de trabajo. Este tiempo puede ser muy valioso si se quiere aprovechar –una persona que los utiliza 8 horas cada semana para llegar a su trabajo estaría empleando 32 horas al mes y unas 352 horas de su vida al año–, por lo que su bienestar y tranquilidad en estos desplazamientos tienen un valor innegable.

Durante todo este tiempo, en cualquier momento, cualquier pasajero puede decidir, con todo su derecho, escuchar una canción en su móvil, ver un vídeo en redes sociales, visualizar un capítulo de su serie favorita o escuchar una nota de audio de una aplicación de mensajería instantánea. Nada que objetar al respecto. Bueno, en realidad, nada que objetar si quienes llevan a cabo estas acciones utilizan auriculares.

Sin embargo, aquellos pasajeros que se dedican a poner a todo volumen su dispositivo, sin utilizar cascos, y a quienes no les importan en absoluto aquellas personas que se encuentran a su alrededor, pueden dar lugar a situaciones incómodas, tensas e incluso altercados, como los que pudieron tener lugar hace unas semanas cuando presencié cómo un pasajero le espetó a otro: “¡con que lo escuches tú es suficiente!”. Otro día pude presenciar cómo un maquinista tuvo que salir de su puesto, durante una parada en una estación, para decirle a un pasajero que ya estaba bien y que bajase el volumen de la música que estaba escuchando. Situaciones incómodas como estas, relacionadas con molestias con el ruido digital, pueden ocurrir con una cierta frecuencia en los trenes de Cercanías, si no se toman medidas.

¿Cómo podría lograrse una sencilla solución a este problema?

En primer lugar, la solución pasa por que las personas nos pongamos en el lugar de quienes tenemos al lado y queramos respetar su tranquilidad, utilizando auriculares si vamos a hacer uso de aplicaciones con sonido en nuestros dispositivos. Se trata de una cuestión cultural y de educación, en la que es necesario aprender a utilizar las nuevas tecnologías de una manera cívica y responsable.

Por otra parte, también podría ser una solución el hecho de que, por ejemplo, Renfe extendiera a los trenes de Cercanías la medida que puso en marcha en 2014 al crear el coche en silencio en sus servicios de AVE y Euromed, sin coste añadido para los pasajeros.

Para viajar en este vagón, los pasajeros aceptan no mantener conversaciones por teléfono móvil, deben usar los auriculares para escuchar audio o vídeo, siempre a un volumen que no moleste al resto, deben silenciar todos los dispositivos electrónicos, respetar el silencio y hablar en todo bajo, evitando las conversaciones largas.

La puesta en marcha de esta medida en los trenes de Cercanías podría tener un impacto económico muy reducido, limitándose a la instalación de señalización y pegatinas que indicasen la naturaleza del vagón en sus puertas y en su interior, tal vez, comenzando por crear un coche en silencio en cada tren de Cercanías.

Esta iniciativa podría dar lugar a una mejora en el bienestar de aquellos pasajeros que deseen leer un libro, observar el paisaje o simplemente viajar en un ambiente tranquilo. De hecho, podría generar una imagen que, a día de hoy, puede parecer utópica: un vagón lleno de personas que, en lugar de ir absorbidos en sus teléfonos móviles, se desplacen en tren leyendo tranquilamente libros en un espacio libre de ruido digital.

  • Carlos Ramos Vázquez es docente en la Comunidad de Madrid.
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