La importancia de las herramientas externas para lograr un mejor conocimiento de nosotros mismos
¿Qué es el conocimiento de uno mismo? ¿Por qué es importante? ¿Cómo completa al autoconocimiento?
Elena Ibáñez, CEO de Singularity Experts, nos explica en esta nueva entrega de Orientación para el siglo XXI que «hay cosas que es muy bueno que conozcamos de nosotros mismos a las que no podemos llegar por nosotros mismos».
Intervienen aquí las herramientas externas, esas que nos podrán evaluar y situarnos en comparación con el resto de la población, que nos dan «ese conocimiento muy rico que necesitamos para tomar decisiones con éxito», que nos muestran nuestras aptitudes cognitivas más allá de la nota, nuestras capacidades, personalidad, intereses profesionales, valores, inteligencia emocional, pensamiento computacional…
Unas herramientas que nos aportan datos objetivos y que resultan determinantes en un contexto como el nuestro, en que uno de cada tres universitarios dejan la carrera en el primer curso, la ratio más elevada de Europa. «Esta decisión sería mucho más acertada si esta persona conociera mucho mejor sus intereses, lo que se le da bien, su personalidad…», considera Ibáñez, que entiende que el elevado abandono universitario obedece a «falta de conocimiento o a una mala interpretación de lo que creemos que sabemos de nosotros mismos». También a los sesgos, dado que «estamos hablando de personas muy jóvenes que tienen muchas menos referencias a la hora de poder comparar, elegir y descartar».
universitarios dejan la carrera en el primer curso
En ocasiones prima el que al chico o la chica se le den bien las matemáticas, sin mirar otras muchas dimensiones de la persona y ponerlas en contexto. «Frente a esta visión tan parcial de ese estudiante, a nosotros nos interesa la visión holística de la persona», proclama Elena, que asegura que en ocasiones un rasgo de la personalidad puede potenciar una aptitud cognitiva en principio baja, o un valor fomentar un interés profesional… «Es cuando pones en contexto unas variables diferentes entre sí pero que responden al mismo individuo cuando cuando logras un conocimiento exhaustivo de los estudiantes que no siempre es tan obvio, cuanto tienes realmente el ADN único de esa persona, y puedes hacer un encaje mucho más afinado con la formación, «, añade.
El acompañamiento es fundamental cuando se acerca el momento de decidir, por ejemplo, entre un bachillerato nacional e internacional, o entre una FP y un grado universitario, o entre un grado y un doble grado… Decisiones que llegan en una edad de exploración, la adolescencia: «Diariamente nos encontramos con adolescentes que dicen que quieren ser médicos y tú le ves que tienen unos intereses científicos y asistenciales muy bajos y en cambio unos intereses empresariales muy altos… A lo mejor lo que le gusta es la imagen de ser médico, o incluso una serie de Netflix que han visto de un médico y, entonces, les encanta. Y está bien que tengan este interés fugaz sobre algo porque forma parte de esa exploración, de esta construcción de su propia realidad. Ahí intervenimos nosotros para decirle: «Está bien que explores pero esto no coincide actualmente con tus intereses». Y está bien, porque eso es un aprendizaje para ellos, es un proceso pedagógico. Y no quiere decir que esta persona vaya a desistir de ser médico, simplemente queremos que sea consciente de que los intereses que tiene en ese momento no son compatibles con el de ser médico», expone Elena.
Por cierto, Singularity Experts no interviene solo en la primera decisión, sino que, en ocasiones, se les reclama cuando ese universitario, esa universitaria, descubren que se han equivocado y buscan una universidad. «Intervenimos muchísimo en estos casos, por supuesto, y aquí la decisión tiene una implicación mucho más alta, porque ya se han equivocado una vez, ya hay una frustración acumulada y hay la sensación de un año perdido, que no tiene por qué serlo. Entonces le dan más importancia a pasar por un proceso de orientación, ven claro que merece la pena», reconoce Ibáñez.