¿Por qué no ha cuajado el enfoque competencial en nuestras aulas?
Jesús Manso, Javier M. Valle y Elena Piñana, autores de 'Aprendizaje competencial. Teoría, práctica y ejemplos para hacerlo realidad en el aula' (Khaf).
A Jesús Manso, que es el actual decano de la Facultad de Formación de Profesorado en la Universidad Autónoma su preocupación por la preparación de futuros maestros y profesores es una constante desde sus inicios profesionales. Como profesor de Didáctica, lleva casi dos décadas formando en el paradigma del aprendizaje de competencias a los futuros maestros y profesores de Secundaria. También, como padre, es consciente de la importancia de una enseñanza que trascienda los contenidos para llegar realmente a competencias útiles. Así lo afirma: “Yo particularmente he seguido este paradigma desde sus inicios. Y siempre me pareció de lo más cautivador. Ya lo abordaba en la tesis doctoral, que fue premiada, y he seguido con ello toda mi vida profesional”. Elena Piñana, otra de las autoras del libro Aprendizaje competencial. Teoría, práctica y ejemplos para hacerlo realidad en el aula (Khaf), publicado por la Fundación Edelvives, lleva una década de práctica competencial a sus espaldas y muchos de los ejemplos prácticos del libro han sido desarrollados en sus aulas.
Y Javier M. Valle, el tercero de los autores, es un experto reconocido en el mundo educativo de nuestro país, con muchos premios a la espalda (doctor Cum Laude en Educación. I Premio de Tesis Doctorales Pedro Rosselló por la Sociedad Española de Educación Comparada. Premio Extraordinario de Doctorado”, 2021 con la Exaltación al Mérito Educativo, Filosófico y Humanístico Iberoamericano, por la Red Iberoamericana de Pedagogía). También profesor en la UAM, es especialista en política educativa de la Unión Europea y en la implantación de sus Competencias Clave –colaborando, por ejemplo, en la definición de las competencias en España en 2006 y 2020 y en Bruselas en la definición de las competencias de 2018–. Es director del Grupo de Investigación Reconocido de la UAM sobre Políticas Educativas Supranacionales (GIPES) y miembro del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid.
El libro está dirigido a los profesores fundamentalmente, para ayudarles a implementar un aprendizaje competencial en su aula, sean del nivel que sean e impartan la materia que impartan. Y responde a estas cuestiones: ¿Por qué es imprescindible hoy en la escuela contemporánea el aprendizaje competencial? ¿Qué son las competencias y cuáles deben adquirir hoy los alumnos según los principales organismos internacionales y las legislaciones educativas nacionales? ¿Cómo programar en el aula una acción de aprendizaje de competencias en el nuevo marco legislativo de la LOMLOE?, ¿Cómo poder evaluar por competencias de manera real?
Desde estas premisas, les entrevistamos sobre cuestiones clave de la educación:
¿Cómo describirías la educación actual?
–Una educación que asimila muchísimos conocimientos que se multiplican a gran velocidad y que en ocasiones no conectan mucho ni con los intereses formativos reales ni con las necesidades del sistema económico productivo.
La nueva educación debe centrarse en un aprendizaje más activo por parte del alumno, de contenidos más significativos, que permita desplegar competencias y que se evalúe desde escalas de logro que permitan claramente la mejora… Así es el cambio competencial…
En líneas generales, ¿qué aspectos educativos sobresalen en nuestro país? y, por el contrario, ¿cuáles consideráis que son las áreas, aspectos o ámbitos de mejora?
–Creemos que es destacable en España la motivación e implicación del profesorado. Es ejemplar el trabajo que desarrollan y no siempre en las mejores condiciones laborales ni con todo el apoyo que requieren de la administración y de las familias. Su esfuerzo por mejorar cada día es notable.
También hay que reconocer el esfuerzo de la sociedad por una escolarización “total” desde los primeros años de la infancia y unos niveles de inclusión y equidad bastante elevados (a tenor de los datos de variabilidad media entre el rendimiento de distintos centros).
En cuanto a lo que creemos que tenemos que mejorar, ahí van varias sugerencias:
- Unas familias más implicadas con la tarea del centro y de los profesores y más alineadas con ellos. Que trabajen también, y mucho, la educación en casa.
- Una enseñanza realmente competencial y una evaluación mucho más centrada en informar sobre cómo mejorar que en entregar meras calificaciones numéricas.
- Una ESO más diversificada, que tenga más en cuenta las aptitudes diferentes de personas distintas… Diferentes alumnos podrían cursar asignaturas en diferentes niveles de dificultad (básico y avanzado, por ejemplo) de modo que cada cual disfrutara más profundizando en las asignaturas que mejor se le dan.
- El deporte, el arte, los idiomas… no están bien representados en el currículo… ¿Por qué son enseñanzas de régimen especial? ¿Por qué no están más en el currículo? ¿Por qué no potenciar más la optatividad en centros más versátiles? ¿Por qué no puede elegir mi hijo música, danza o teatro con mayor profundidad en el centro, o baloncesto o natación? ¿Por qué si quiero que aprenda eso tiene que ser al margen de la escuela? Y ¿es necesario aprender “tanto” de otras materias…?
- Nuestro Bachillerato es ridículamente corto.
- Nuestras pruebas de acceso a la universidad son anacrónicas, caras e injustas…
- La función de dirección y gestión de los centros debiera estar más apoyada, más reconocida, más incentivada y más profesionalizada.
En fin… ¡Queda tanto por hacer! Pero el profesor de aula, con un enfoque competencial, puede paliar muchas de estas dificultades…
El libro se centra en las Competencias clave pero, según vuestra experiencia, ¿qué destacaríais de cómo se implementan en el sistema educativo actual y concretamente en las aulas?
–Se empiezan a implementar con mayor convencimiento y conocimiento. Pero hasta ahora ha habido mucha irresponsabilidad política en este asunto por no tener un buen plan nacional de formación para que el profesorado pudiera asumir este nuevo paradigma de manera profunda… Y con margen de tiempo… No nos extraña que el profesorado rechace este paradigma, porque siente que se le ha impuesto, siente que no lo entiende (por que NO se lo han explicado) y siente que ha tenido que incorporarlo sin tiempo para asimilarlo e integrarlo paulatinamente.
Pero el actual currículo da margen para la esperanza, sobre todo por la posibilidad de autonomía que da a los centros.
¿Qué significa que «…el proceso de enseñanza-aprendizaje debe poner el foco en la resolución de situaciones complejas contextualizadas»?
–Que la escuela está para enseñar, sobre todo, a vivir… Los conocimientos deben aplicarse en competencias, competencias capaces de resolver lo que día a día enfrentamos… Un día a día lleno de retos complejos por lo cambiante del contexto contemporáneo. Aprender la definición de “paralelo” o “meridiano” no tiene sentido sin aprender cómo localizar un punto en el mapa o aprender a moverme por mi ciudad con un plano (preferiblemente digital, o con una app de transporte público); saber calcular metros cuadrados no tiene sentido ni no sabemos medir los metros cuadrados del aula con un metro digital; y conocer la lista de planetas en orden según su distancia al Sol no tiene mayor interés si no conocemos bien, primero, y con claridad, lo esencial de la tierra como planeta y las condiciones que lo hacen habitable en el marco de nuestro sistema solar; y, más importante todavía, como preservar esas condiciones para que no deje de ser habitable…