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Ricard Ventura: "Si tú fallas en un partido la solución no puede ser solo entrenar más"

En esta nueva entrega de "Cómo está el patio", Ricard Ventura, ex entrenador de balocesto y socio de Be-skiller, nos habla de la importancia del abordaje de las emociones en el deporte, desde las primeras categorías hasta el deporte de élite.
Marta Peiro del ValleLunes, 16 de diciembre de 2024
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Ricard Ventura, ex entrenador de baloncesto y socio de Be-skiller, durante la grabación del episodio séptimo de "Cómo está el patio".

Ex entrenador de baloncesto y socio de Be-Skiller, Ricard Ventura aborda en esta nueva entrega de «Cómo está el patio» cómo los deportistas –de élite pero no solo– afrontan la excesiva presión a la que están sometidos.

A Ventura le gusta hablar de «los tres círculos de influencia«: lo que depende de ti, lo que no depende de ti pero en lo que puedes influir y lo que ni depende de ti ni puedes influir. Una imagen, la de los tres círculos, que emplea tanto en el caso de los deportistas como de los entrenadores –al fin y al cabo, su profesión durante 34 años, hasta la temporada pasada–. Unos y otros necesitan tener claro que que han de intentar hacer aquello que dependa directamente de ellos o en lo que puedan influir… sabiendo que hay otras cosas que no están en sus manos.»En el deporte, como en la vida, es clave irte a dormir tranquilo diciéndote: «He hecho lo que sé de la mejor manera», sostiene.

Menciona Ricard «la soledad del entrenador» y la importancia de la resiliencia en el deporte de alto nivel, en el que la presión es desorbitada. Que cada vez se habla más de emociones, de sentimientos, en el deporte, lo prueba el hecho de que se haya normalizado que grandes estrellas como LeBron James se gaste más de un millón y medio de dólares al año en entrenadores personales y psicólogos. Sin embargo, apunta Ventura, todavía no está al mismo nivel la salud física y la mental. Por ejemplo, se pregunta si un equipo como el Real Madrid se gastaría 10 millones de euros en un futbolista sabiendo que no es fuerte mentalmente, o que ha pasado una mala racha, o que no aguanta la presión… Si el problema fuera físico, una lesión del ligamento cruzado, en cambio, se pensaría que el deportista se puede volver a poner a tono y jugar al máximo nivel.

O sea, que la debilidad mental tiene todavía algo de estigma, y la salud mental se aborda, pero no lo suficiente. Lo demuestran los encuentros de Ventura con deportistas jóvenes, sobre todo en la pretemporada, para entrenar la parte táctica y técnica pero también la mental. Si se les pregunta si importa más la parte técnica o la mental te dirán que 50%-50%, pero si se les pregunta a continuación cuánto lo trabajan, el porcentaje será apenas un 95%-5%.

«Ahí está el problema. Si tú fallas en un partido, la solución no puede ser solo entrenar más. Se debe y se puede trabajar la parte mental», asevera. Con chavales desde los 12 años se aborda, por ejemplo, aquello que ven injusto. Y entonces emerge la falta de objetividad del entrenador, el egoísmo de otros jugadores…

Que el psicólogo deportivo hace falta en el mundo de la alta competición es un hecho, pues siempre habrá necesidad de mejorar la relación de ese jugador, su rol… con los egos que puede haber en el vestuario, cuestiones que pueden acabar afectando al rendimiento del equipo. ¿Cómo hacerlo? Desde la escucha activa y la empatía, con el foco puesto en la resiliencia, en la resistencia a la frustración o, como él prefiere decir, en la capacidad de «borrar rápido», de sobreponerse lo más rápido posible e ir al siguiente objetivo.

Muchas veces el psicólogo también ayuda cuando el deportista deja la competición de máximo rendimiento, a la que ha dedicado su vida. «Es muy importante que los deportistas se formen, tienen que tener siempre un plan B», reflexiona Ventura. También, que estén bien asesorados a la hora de mirar a su futuro: «El mejor futbolista no siempre es el mejor entrenador», concluye.

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