Ser superdotado intelectual y sufrir bullying está relacionado
Ser superdotado intelectual y sufrir bullying no solamente es una relación no deseada por parte del que lo padece, sino que lo más inquietante de todo esto, es que sigue siendo un acto inevitable que cumple con una serie de patrones; unos patrones de los que yo puedo dar testimonio al ser lo que me ocurrió a mi a título personal cuando publiqué por primera vez un artículo para el periódico MAGISTERIO titulado “Ser adulto con altas capacidades”.
Como os seguía narrando compartí dicho artículo en mis diversas redes sociales siendo la recepción de los lectores en términos generales bastante positiva y donde varios de ellos me preguntaron sobre numerosas cuestiones que les resultaban desconocidas; fui contestando con todo el cariño del mundo a cada uno de ellos dentro de mi experiencia como adulto superdotado para abrir así nuevos horizontes y establecer con ello un diálogo amplio y por supuesto enriquecedor. La historia es que llevaba tiempo detectando en mis redes sociales un perfil que se dedicaba a realizar bullying de manera sistemática a un número indeterminado de personas, este sujeto utilizaba siempre el mismo modus operandi: situarlas en el foco de la polémica gratuita en su propia red social alentando al resto de sus conocidos virtuales para que dieran rienda suelta a sus instintos más primarios y comenzar una carnicería donde los comentarios mal intencionados y la desestabilización del afectado en cuestión se convirtiera es su objetivo del día, tal y como me sucedió a mi con este sujeto; yo había podido presenciar con anterioridad los papeles del cazador y del cazado pero siempre con la mirada de un espectador.
Lo que me parece más curioso de todo esto es que llevaba varios años escribiendo numerosos artículos para otras publicaciones editoriales y este individuo nunca participó con algún comentario sobre lo que había publicado exponiendo sobre varios temas, pero ¡vaya por Dios! es sacar un artículo hablando de que soy adulto con altas capacidades y al tipo no le falto tiempo para atizarme sin que yo le hubiese hecho absolutamente nada; gracias a ello y en contra de mi voluntad fui llevado a un circo macabro de leones hambrientos con ganas de sangre donde mi respuesta fue la de mantener la compostura en todo momento a pesar de los insultos y las humillaciones que fueron dirigidos a mi persona por decir en un artículo de MAGISTERIO que simplemente soy un adulto con altas capacidades.
El bullying a las personas con altas capacidades no termina cuando uno deja la etapa escolar o el instituto, continua cuando eres adulto como por ejemplo esto que habéis podido leer y sucedido en mi persona en una red social. Por eso muchas personas esconden su condición de superdotados intelectuales para evitar este tipo de situaciones abusivas y no tener ningún tipo de conflicto que muchos ya arrastrábamos desde la infancia. Es un debate que hay que poner sobre la mesa porque aunque estamos en una época que tiene más apertura dialéctica, la condición de las personas con altas capacidades aún siguen prevaleciendo en el conjunto de la ciudadanía los prejuicios sobre ello, algo que ya debería tener un recorrido más maduro y, a ser posible, ampliamente superado por el conjunto global de la sociedad.