El primer laboratorio social contra la violencia hacia la infancia lanza tres innovadoras propuestas
Educo ha impulsado este laboratorio con representantes de la administración pública, empresa privada, ONG, instituciones religiosas, universidades y medios de comunicación para demostrar que la cocreación marca la diferencia y que mitigar la violencia hacia niños y niñas exige que todos y todas nos responsabilicemos de la misma.
El Edulab EVIA, como fue bautizado, finaliza ahora tras mucho trabajo a sus espaldas y tres prototipos concretos lanzados en tres escuelas a modo de pilotaje. “Nos dimos cuenta de que para atajar la violencia en las escuelas no valía solo con avances desde cada organización por separado. Es un problema en el que hay mucha gente implicada, pero también muchas formas de verlo y de abordarlo, ya seas docente, institución pública o entidad social, como Educo. Por ello, vimos interesante, y quizás crucial para acabar a largo plazo con la problemática, crear espacios estables en los que pudiéramos identificar problemas concretos y aportar soluciones concretas, a través del trabajo conjunto de diferentes actores”, comenta Resti Ramos, responsable de Innovación de Educo.
Esas soluciones tienen nombre y apellido y ya han sido implementadas en tres centros educativos diferentes. Por un lado, ha surgido Diáfora, una solución digital centrada en visibilizar las discrepancias y convergencias entre los principales colectivos que forman la comunidad educativa –niños y niñas, profesionales y familias–. “Nos permite vislumbrar las diferentes percepciones según los roles y trabajar hacia una mirada común para encaminarnos mejor hacia la eliminación de las violencias en la escuela. Es significativo porque las percepciones varían, por ejemplo, a la misma pregunta de si gritar a otra persona es un acto violento, el 65% de las niñas, niños y adolescentes del colegio donde implementamos el prototipo nos dijeron que sí. Sin embargo, el porcentaje formado por las personas adultas participantes de la misma encuesta ascendía hasta el 95%. Creemos que esta aplicación digital puede marcar la diferencia para ponerse a trabajar en la senda correcta ya que, para acabar con la violencia, todos y todas debemos tener muy claro lo que significa”, comenta Ramos.
Los otros dos prototipos implementados, Cuéntalo y Tejiendo confianza, se han encaminado hacía la generación de espacios protectores donde niños y niñas puedan alzar su voz y participar de forma activa en la toma de decisiones. Cuéntalo se implementa en tres fases: la creación de asambleas, la puesta en marcha de un posicionómetro para que el alumnado exprese su punto de vista sobre decisiones a tomar en la escuela, y la realización de un podcast para hacer partícipe a toda la comunidad educativa de los caminos tomados. Por su parte, Tejiendo confianza se centra en la creación de un espacio seguro y de buen trato donde poder acudir para resolver situaciones de conflicto de una manera calmada y conciliadora. “Durante la implementación de este espacio conciliador se detectó que el profesorado necesitaba formaciones específicas de buen trato. Este es un ejemplo claro de la importancia de trabajar con prototipos porque las necesidades que surgen se cambian y modifican al momento, trabajamos todo el rato con prueba-error”.
La capacidad de recalcular y remodelar el propio piloto a la vez que se implementa es la característica principal de este tipo de acciones. “En los proyectos habituales se trabaja largo tiempo en una formulación y luego se implantan las actividades en terreno. Habitualmente, los proyectos se evalúan una vez terminados, y puede que hayan pasado años. En Edulab EVIA hemos buscamos que la innovación esté en cada punto de vida de estos proyectos. El prototipo va cobrando forma a la vez que se trabaja con la escuela. Si algo no funciona, se cambia y se reconduce. Por tanto, el éxito está asegurado porque cubre las necesidades concretas”, dice Ramos.
Desde Educo insisten en la necesidad de reformular la aproximación que se hace en las acciones que tratan de atajar las violencias hacia la infancia. “Alrededor del 25% de los niños y niñas sufren acoso escolar y España se ha convertido en unos de los países europeos con más casos de bullying. Además, también existen casos de maltrato o abusos sexuales dentro del ámbito familiar. Es evidente que tenemos un grave problema y que a pesar de los avances que se han hecho los últimos años, aún queda mucho camino por recorrer. A pesar de los esfuerzos para reducir la violencia y la pobreza infantil, es un fenómeno que ha ido subiendo en España. Después de millones de horas trabajadas por parte de todos, después de millones de euros invertidos por parte de todos, ahora toca cambiar nuestra visión de cómo tenemos que abordar este problema”, concluye Ramos.