Armonía interior

La música sigue existiendo, aunque haya que buscarla en medio del ruido.
Ana MasJueves, 27 de febrero de 2025
0

© ADOBE STOCK (IA)

No todos escuchamos la música de la misma manera. Algunos hacen uso de ella como un simple acompañamiento de fondo, un ritmo pegadizo que se olvida al terminar la canción. Para otros la música es un idioma propio, que atraviesa la piel y resuena en lo más profundo. Es lo que me sucede: no es solo sonido sino emoción hecha estructura; sentimiento convertido en melodía. Hay quien la oye, pero no la escucha. Hay quien la tararea, pero no la siente. Y luego estamos los que vivimos dentro de ella, como si cada nota fuera un latido de nuestro corazón.

Tocar la guitarra no es solo presionar cuerdas y formar acordes; es traducir pensamientos en notas que explican aquello que esconde el silencio. Cada canción que interpreto es una extensión de mí misma, una forma de escuchar aquello que pienso. La madera vibra bajo mis dedos, las cuerdas responden a cada impulso con una intensidad singular. No importa si se trata de un acorde disonante o de una melodía dulce: cada arpegio trae un significado, una historia. A veces la guitarra llora; otras grita con furia. Y otras, simplemente, permite que mis emociones respiren a través de las notas.

Buena parte de la música comercial actual, la que se consume en masa, me deja fría. No porque las canciones no tengan ritmo o porque suenen mal, sino porque les falta alma. Son un producto calculado, una sucesión de compases repetitivos que buscan la inmediatez sin brindar profundidad. Es música que entra y sale, que no se queda a habitar en nuestro interior. No encuentro en ella la chispa de un piano desgarrado, la magia del llanto de una guitarra, la grandeza de una orquesta que construye un mundo en cada crescendo. Me entristece que con tanta facilidad como brinda la tecnológica, que con tantas posibilidades técnicas, prefiramos lo plano, lo efímero.

La música sigue existiendo, aunque haya que buscarla en medio del ruido. La encuentro en la complejidad de una melodía, en las voces con un timbre envolvente, en los cambios de armonía… La encuentro en aquellos compositores que no temen desafiar las expectativas, en los cantantes que se atreven a dar un paso más, en los músicos que no tocan para gustar sino para expresar. Son la razón por la que la música no debe ser solo un entretenimiento sino un punto de unión hacia lo que no podemos decir de otra manera.

La música es una forma de vivir con mayor intensidad, de ver colores donde solo hay sombras. Es un refugio y un lenguaje, una corriente de sonidos que me define. No necesito que sea perfecta, solo que sea real. Y en un tiempo en el que a cualquier sonido se le llega a considerar música, encontrar la verdad en las notas es como descubrir un secreto para minorías. La música ofrece una forma de existencia distinta, de sentir más allá de lo evidente.

Ana Mas, ganadora de la XX edición de www.excelencialiteraria.com

0
Comentarios