Beatriz Gavilán, neuropsicóloga: “Es fundamental que todos los docentes sepan cómo funciona el cerebro”
Según la UNIR, la educación o estimulación temprana es “un conjunto de técnicas de intervención educativas cuyo objetivo es impulsar el desarrollo cognitivo, social y emocional del niño durante la etapa Infantil (de 0 a 6 años)”. Como explica la neuropsicóloga Beatriz Gavilán en conversación telefónica mantenida con MAGISTERIO “la estimulación temprana no solo influye en el desarrollo cognitivo de los niños, sino también en su desarrollo motor”. “Con este tipo de actividades los niños estimulan el lenguaje, la memoria, la capacidad de atención… todas las funciones ejecutivas, así como aspectos perceptivos tanto a nivel visual, como auditivo”, apunta la experta que ejerce como responsable de la Unidad de Desarrollo de las Clínicas BMUM.
“Es importante integrar ejercicios de estimulación temprana durante la etapa de educación infantil por la gran plasticidad que tiene el cerebro de los niños de entre 0 y 6 años”, añade Gavilán. En el mismo sentido, desde UNIR explican que en los primeros años de la infancia el cerebro tiene una alta capacidad para crear nuevos circuitos neuronales gracias a los nuevos aprendizajes y experiencias vividas. Aprovechar esta plasticidad cerebral es el objetivo de la intervención educativa temprana. De esta forma, “la educación temprana asegura que el pequeño alumno pueda extraer el mayor provecho del proceso de aprendizaje y adquiera nuevas estrategias en la manera de interactuar con el entono”.
Beneficios de la estimulación temprana
La función ejecutiva es un concepto propio de la ciencia de la neuropsicología y hace referencia a un conjunto de habilidades cognitivas que se dirigen al logro de una futura meta. Son siete los procesos mentales que se engloban dentro de este abanico de funciones ejecutivas: la organización, la planificación, la memoria de trabajo, la flexibilidad mental, la autorregulación, la inhibición y el control de la conducta. El impacto que tiene la estimulación temprana en estas funciones ejecutivas, así como en el rendimiento y el éxito académico, son los principales beneficios que destaca la neuropsicóloga de BMUM: “Con las actividades de estimulación temprana los niños ejercitan capacidades tan necesarias hoy en día como la atención, la concentración o el control de impulsos… todas esas funciones ejecutivas que están tan en boga actualmente”, resalta Gavilán.
Desde UNIR añaden que, además de los beneficios genéricos a nivel neurológico de la intervención educativa temprana, ésta repercute en los procesos de aprendizaje y otras áreas del neurodesarrollo de la siguiente manera:
- Mejora la capacidad de concentración, memoria y creatividad del niño.
- Impulsa sus competencias psicomotoras.
- Facilita la adquisición del lenguaje.
- Despierta en el niño si interés por explorar y aprender y lo más importante: va a disfrutar haciéndolo.
- Establece las bases para una rutina de trabajo que le ayudará en su inclusión en la etapa escolar.
- Potencia su autonomía y cuidado personal.
- Favorece las habilidades sociales y adaptación al entorno.
- Y, sobre todo, refuerza su auotestima.
Por otra parte, los expertos aclaran que la estimulación temprana no es una terapia enfocada a niños con algún tipo de problema, como muchas veces se piensa de forma errónea, sino que hay que entenderla como un conjunto de ejercicios repetitivos que ayudan a potenciar y desarrollar las funciones cerebrales de todos los niños, tanto si tienen algún tipo de trastorno, como si no. “En las clínicas BMUM atendemos a niños con trastorno en el lenguaje, con déficit de atención, con dificultad en el aprendizaje de la lectoescritura, con trastornos en el desarrollo motor, autismo, daño cerebral… pero también a niños sin problemas patológicos cuyos padres están interesados en aprender técnicas de estimulación temprana para potenciar el neurodesarrollo de sus hijos desde casa”, sostiene Gavilán.
La neuropsicóloga explica que el juego es el principal medio de estimulación que utilizan en las sesiones y que es importante trasladar esta metodología lúdica a los demás entornos del niño, es decir, casa y escuela.
Consejos para aplicar la estimulación temprana en las aulas de Infantil
Para Beatriz Gavilán el juego es la principal metodología que debe guiar la educación de los niños durante sus primeros años en la escuela pues les facilita la adquisición de aprendizajes a la vez que disfrutan: “Durante estos años el juego es la mejor herramienta para estimular las habilidades cognitivas de los alumnos más pequeños”, explica.
La neuropsicóloga opina que es importante que los maestros de Educación Infantil tengan en cuenta qué es y para qué sirve la estimulación temprana: “Cada vez se tiene más en cuenta la aportación de la neuropsicología a la educación y al entorno escolar. Creo que es fundamental que todos los docentes sepan cómo funciona el cerebro y por qué es importante hacer las cosas de una determinada manera”, señala Gavilán. “Muchos de los juegos que potencian el neurodesarrollo son los que utilizan los maestros en su día a día. Sin embargo, a veces, no son conscientes de que están facilitando la estimulación temprana y es importante saberlo porque les puede facilitar el proceso de aprendizaje de cada alumno teniendo en cuenta sus necesidades”, añade la experta en el mismo sentido.
Tres juegos de estimulación temprana fáciles de utilizar en el aula
La neuropsicóloga Beatriz Gavilán aconseja tres sencillos juegos que los maestros pueden practicar en el aula con los alumnos de Infantil:
–Juegos de imitación: Maestro y alumnos bailan al son de la música. Cuando se apaga, los alumnos tienen que imitar la postura del maestro. Vuelve a sonar la música, vuelven a moverse, hasta que otra vez se para y tienen que imitar otra figura. “Este juego favorece tanto la capacidad de atención el control de impulsos, así como su flexibilidad”, indica Gavilán.
–Doble: Hay que localizar dos dibujos iguales en dos láminas en las que hay más dibujos. “Con esta actividad lúdica se potencia la atención y la memoria”, explica la neuropsicóloga.
–Juego de palabras: Se seleccionan diferentes palabras y cada vez que se escuche una de ellas hay que realizar una acción. Por ejemplo, al decir rojo hay que ponerse de pie, al decir casa hay que dar una palmada. El docente dice frases y cada vez que el alumno escucha la palabra tiene que realizar la acción. Así, se favorece de forma lúdica el desarrollo motor y se potencian habilidades como la atención, la memoria.
Por último, la neuropsicóloga incide en la importancia del juego durante los primeros años de escolarización: “Esta es una etapa en la que el niño necesita experimentar a través del movimiento. Si están sentados en una silla durante mucho tiempo, se pierde la oportunidad de aprovechar un momento maravilloso del desarrollo en el que los niños aprenden rapidísimo”.