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Cinco conceptos de la filosofía de Nicolás Castellanos

La filosofía de Nicolás Castellanos se construye a través del pensamiento, la acción y sentimiento. Sus conceptos surgen del compromiso con una comunidad concreta, pero le sirven a cualquiera en busca de una vida plena y comprometida. En este artículo te invito a conocer cinco de ellos.
Ársel ÁlvarezLunes, 24 de febrero de 2025
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Pequeños relatos liberadores y la filosofía de Nicolás Castellanos

La obra de Nicolás Castellanos Franco es muy prolífica, mucho escrito, mucho hablado y mucho hecho. Los que hemos trabajado con él, hemos recibido desde indicaciones laborales a consejos personales en todos estos formatos. Hay, conferencias, entrevistas, noticias, cartas. También conversaciones a la sombra de los mangales, mientras de cuando en cuando caían frutos del árbol resonando sobre el techo de chapa de su casa en el Plan 3000.

El entusiasmo por la realidad del momento define los temas que aborda. Según las noticias en televisión, o los comentarios de los vecinos con los que se cruzaba cuando iba a tirar la basura. Así que, además de prolífica, su obra es muy dispar.

Sin embargo, entre la deriva de su pensamiento y acción hay una serie de conceptos que se repiten. Son anclas de su filosofía. De un texto a otro varían levemente su significado, pero pueden servir para explicar su pensamiento, y, sobre todo, para guiar el nuestro.

Misericordia

Preguntado por el sentido de la misericordia para una publicación que realizó Comunidades Educativas Hombres Nuevos, Nicolás contesta con este relato.

El día 10 de septiembre de 2017, con un frío repentino en medio de la estación calurosa (el surazo es típico del oriente boliviano), un niño de 14 años estaba “botado” en la calle. “¿Tienes familia?”, le preguntó Nicolás, “¿tienes padres?”, “¿tienes casa?”, “¿quieres una soda?”. Solo a la última respondió sí, igual que a la siguiente: “¿quieres que te lleve al hospital?”. “10000 pesos bolivianos me costó la broma” cuenta Nicolás. Pero todavía, al finalizar la hospitalización, había que buscarle al niño una atención especializada, pues resultó que tenía una discapacidad.

Empujado por las circunstancias se encontró entonces con Gheorghe Micoti. “Un rumano que tiene un pacto con Dios” describe Nicolás, “vive de la caridad rodeado de personas con discapacidad, ancianos y niños. No pide nunca nada a cambio. Le llamo y me dice: “tengo un puesto”. Pero Micoti y su gente necesitaban, a su vez, un espacio amplio.

Habían solicitado un terreno para abrir una granja y fundar una casa taller. Pero el proyecto se había perdido en la burocracia, sin respuesta mientras los terrenos quedaban vacíos. Nicolás llegó con el problema del chico justo para hablar, a su vez, con el alcalde de una localidad cercana.

Y así es que hoy día la granja funciona. En ella residen más personas, algunas de las cuales necesitan una asistencia hasta para las funciones vitales esenciales. Tienen una pequeña asignación para mantener un equipo mínimo, y otras personas trabajan como voluntarios, entre ellos, Micoti. Y el proyecto ha ido creciendo, como se puede ver en este vídeoque explica un poco sobre el proyecto AME Bolivia.

La misericordia genera a su alrededor la comunidad. Pero es una entrega que no se sabe cómo resultará, Nicolás la llama: “a fondo perdido”.

Albergue del proyecto AME Bolivia.

Contemplación

Nuestro autor es parte de la orden de San Agustín, filósofo del que ya hemos hablado en un artículo anterior.

Como agustino, considera que en la reflexión personal se encuentra un mensaje personal esencial que corremos el riesgo de olvidar en la rutina del mundo.  “No quieras ir fuera”, cita Nicolás al santo, “entra dentro de ti mismo porque en el hombre interior habita la verdad; y si hallares que tu naturaleza es mudable, trasciéndete a ti mismo, más no olvides que, al remontarte sobre las cimas de tu ser, te elevas sobre tu alma, dotada de razón”.

San Agustín pensaba además que se puede conocer el mundo a través del amor. Pero con la condición de que encuentres esta característica dentro de ti mismo, pues “los hombres que desean lo que está fuera de ellos viven un exilio respecto de sí”. Por lo que la contemplación consiste en volver sobre sí mismo. En esa línea el método para filosofar de San Agustín partía de la máxima socrática de “conócete a ti mismo”, pero la complementaba con una serie de ejercicios que se hacían en comunidad. Las reglas de una vida monástica eran fundamentales para lograrlo.

De la misma manera, Nicolás Castellanos basa su pensamiento en una comunidad: la Fraternidad Hombres Nuevos. La rutina de vida se organiza para él teniendo momentos para el recogimiento personal, acompañados de la escritura de sí mismo, y de encuentros comunitarios para compartir la alegría, el amor y los problemas.

Es una contemplación de la verdad interior, desde el supuesto de que todos tenemos una realidad espiritual. Para acceder a ella los católicos cuentan con la figura de Jesucristo. Pero su pensamiento era abierto a otras inspiraciones, de manera que el centro de esta espiritualidad está presente en cualquier ser humano, independientemente de las creencias en las que se apoyen.

Escucha

En el libro Arte del bien y buen vivir, Nicolás Castellanos explica la escucha como parte de una mirada “alocéntrica”. Citando al filósofo Hans Jonas escribió, “mira y sabrás”, pues, desde su interpretación, quedarse en la propia individualidad egocéntrica no permite una vida plena.

“Alocéntrico” es el punto de vista de aquel que se centra en los demás. El olvido de sí se da al mismo tiempo que la contemplación de la propia verdad interior. Esto es posible porque en el centro mismo de cada persona está el otro. Para Nicolás este otro es el pobre y el excluido.

En un mundo centrado en rutinas que te llevan inconsciente de una tarea a otra, el arte del buen vivir se logra a través de las historias que los demás tienen para ofrecer. Muchas de éstas, las más auténticas desde su punto de vista, son las de aquellos que enfrentan la exclusión.

Por esto, Nicolás insiste en que las necesidades a las que él atiende son reales y sentidas. Sería muy poco desde su pensamiento quedarse con aquellas que se pueden cuantificar en términos económicos, pues la verdadera escucha solo es posible si llega a aquellas que el otro siente como tales. Es importante, por lo tanto, aceptar lo que una persona considera necesidades sin juzgar si estas son reales en un término general.

Quien escuche así podrá encontrar dentro de sí al otro.

De esta manera él introduce un nuevo par de conceptos: “anonimato / personalización”. Frente al anónimo que iguala a todos, él propone la escucha de los relatos, la disposición a abrirse al otro. Esto es, personalizar en los pequeños detalles del relato a la otra persona. En un ejemplo muy sentido, Nicolás recoge la experiencia de un boliviano en España a punto de la deportación: “si conocieran mi historia, mi pasado de solo dolor y sufrimiento, no me devolverían a Bolivia”.

Verdad

Quien no conozca el pensamiento de Nicolás puede ya entrever que pensar, actuar, y amar son conceptos que van juntos. “Ama y haz lo que quieras”, había escrito su referente San Agustín.

Pero las referencias filosóficas de nuestro autor son abundantes, y en otro momento recoge las palabras del alemán Karl Jaspers: “Solo el amor puede descubrir el ser y la verdad. La verdad en su totalidad es accesible únicamente al amor total. La verdad es su respuesta final por medio del amor.”

Así, el amor es para Nicolás un encuentro profundo y comprometido con el otro, y el reconocimiento de la comunidad. No sería desacertado afirmar que maneja un concepto dialógico de la verdad fundamentado en la experiencia personal que cada uno tiene de la espiritualidad (sobre las diferentes maneras de entender la verdad se puede consultar este artículo). En su libro El arte del bien y del buen vivir escribe: “la verdad es una puerta abierta al diálogo. La propia verdad es buscada en comunidad”.

San Agustín, un referente para Nicolás Castellanos.

Pequeños relatos liberadores

Nicolás afirma que, además de vivir, hay que celebrar la vida. De ahí su ferviente amor a la palabra. En los textos que nos ha legado, tanto de su mano, como de entrevistas y diálogos, refuerza la idea de que urge comunicar cada una de las experiencias conformadoras de comunidad.

No encontramos en él solo referencias teóricas sino multitud de anécdotas. Historias de quienes se han encontrado con los proyectos que ha generado y han hecho su camino en ellos. Desde las Comunidades Educativas Hombres Nuevos, o la Escuela de Teatro, hasta las Piscinas de la Ciudad de la Alegría, todos son espacios para generar pequeños relatos de experiencias en las que personas concretas encuentran caminos para su propia verdad.

Comunicar estos pequeños relatos liberadores es esencial desde su punto de vista. Más allá de las biografías de los grandes referentes, están estas pequeñas historias inspiradoras. Narrarlas y repetirlas es una parte importante de su pensamiento. Son inspiración para todos.

Conclusión

Hemos expuesto aquí algunos de los conceptos que más se escuchan y se leen en el autor. Pero concluimos con una actitud.

Cuando a Nicolás se le preguntaba por los momentos de tristeza, reconocía no tenerlos. Y es que la alegría, entendida como entusiasmo, es algo característico en su obra. Entusiasmo que surge del encuentro con el otro. Quien le haya conocido sabe que basta que alguien entre por tu puerta, o te encuentre en una parada de autobús. De esa emoción del encuentro surge el compromiso, y de ahí, uno nunca sabe a dónde va a llegar. Las puertas de la experiencia se abren con el otro, y esto puede seguir por hacerse voluntario, o por involucrarse en una reivindicación barrial, por enamorarse o por vincularse de por vida con una persona que vive a miles de kilómetros en otro lugar del mundo. Si te entusiasma la idea de colaborar como voluntario o con una donación en la obra de Nicolás Castellanos, puedes descubrir cómo en la página de Hombres Nuevos.

Hay cientos de pequeños relatos liberadores que nacen de esta actitud, ¿te animas a contar el tuyo?

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