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Cómo explicar la Evolución en clase de Religión (por Andreas May)

Andreas May, paleontólogo nacido en Dortmund (Alemania) en 1962, reflexiona sobre cómo explicar la Evolución en clase de Religión comentando su libro 'Viaje a la Ciudad Eterna', un acceso a la fe cristiana en el que las verdades científicas se encuentran con la filosofía y la teología.
Santiago MataMartes, 25 de febrero de 2025
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Viaje a la Ciudad Eterna, subtitulado En la búsqueda del sentido de la vida (Monte Carmelo, 2024, 450 páginas, 23 euros), está compuesto por dos partes: El Viaje, donde partiendo de las preguntas por la verdad y la razón de la existencia resume los principales datos que sobre la existencia del universo, la evolución de la vida y de los seres humanos, dan las ciencias paleontológicas y biológicas, tomando particular nota sobre los rasgos que del Creador nos descubren esas ciencias. Tras un repaso a la compatibilidad de estos rasgos con las religiones, y una vez razonada la verdad del cristianismo, la segunda parte (La Ciudad Eterna) presenta una visión particular del resto de verdades sobre la redención y la vida eterna. Por ser Andreas May paleontólogo, le preguntamos en particular por las claves de la primera parte.

¿Cómo explicar la armonía entre ciencia y fe en la Evolución, para que los profesores cuando tocan este tema no estén a la defensiva?
–En mi propia vida tengo la experiencia, si hablo con creacionistas o partidarios del diseño inteligente, de que hay un riesgo de enzarzarse en preguntas que buscan lo dudoso, lo que es tema de discusión en la ciencia o lo fraudulento. Un ejemplo clásico es el hombre de Piltdown, supuestamente hallado en 1912 en Inglaterra. Se ha aclarado completamente que fue una falsificación pero se sigue presentando una y otra vez. La biología todavía no lo sabe todo, pero en lugar de referirse a algo especial que todavía no se sabe cómo se ha desarrollado es mejor contar con serenidad lo que sabemos. ¡Y hoy sabemos mucho sobre biología, geología y astronomía! Vale la pena explicar que al inicio del Génesis hay dos relatos de la creación del mundo, que son muy diferentes y van uno detrás del otro. La Biblia no quiere decir con precisión cómo ha sido creado el mundo. Los creacionistas intentan hacer un solo relato con las dos historias y no funciona. Son dos relatos diferentes, con un estilo diferente, con imágenes diferentes.

En su libro habla de cómo la ciencia permite comprender la paciencia y el respeto del Creador por la libertad del hombre, al dejar que se desarrolle el mundo siguiendo sus leyes en un proceso en el que solo al final aparece el ser humano.
–Como paleontólogo, tuve muy claro desde mi juventud que Dios ha creado todo lo que vemos en el camino de la Evolución. Con el tiempo, y particularmente con ayuda de mi esposa, he ido comprendiendo que todo ese proceso, podríamos decir ese esfuerzo, era necesario para que el ser humano tenga el máximo de libertad. Por eso insisto en la afirmación de que la evolución no está dirigida.

Los biólogos consideran que las mutaciones son aleatorias. Pero sólo algunas suponen ventajas. Eso indica que Dios ha dado a la naturaleza y a la vida una libertad orientada a que salgan seres con el máximo de libertad. Todos los que conocemos que Jesucristo es Dios encarnado, muerto y resucitado para liberarnos de nuestros pecados, comprendemos que la libertad es la clave para entender todo, que para Dios nuestra libertad es increíblemente importante.

Podemos decir que Dios aplicó ese criterio desde el principio de la creación, antes que con los hombres, con los ángeles, que son seres trascendentes que tenían la posibilidad de decidirse en favor o en contra de Dios. Dios sabía que por lo menos algunos se pondrían contra él e iban a fastidiarle por el resto de su vida, de su universo. Ya antes de la creación sabemos que Dios tenía claros estos problemas. Y con el mundo, Dios creó seres inmanentes, un universo con seres de materia, en el cual nosotros, siendo seres inteligentes, íbamos a tener que luchar contra esos ángeles (el diablo y los demonios) a los que Dios había dotado de libertad con la que podían fastidiarnos.

Es decir, que Dios da la libertad a los seres trascendentes aún sabiendo que algunos ángeles iban a intentar corromper también al hombre. A mi modo de ver, el relato de la caída del hombre con el pecado original es una historia que puede parecer pintoresca, pero que indica que al inicio de nuestra evolución como seres humanos tiene que haber ocurrido algo malo, sin lo cual no se entiende por qué el mal tiene tanto poder en nuestro mundo. Es un episodio con el que los seres humanos pierden una gran parte de su libertad.

Si nos preguntamos cuándo sucedió esta historia, cuándo surgieron los primeros seres humanos con alma, puede haber sido hace 700.000 años, yo ahora diría que más probablemente hace 900.000, pero da igual. Significa que para recuperar nuestra libertad era necesario que Dios se hiciera hombre. La Encarnación y el sufrimiento del Dios-Hombre vuelven a subrayar la importancia que para Dios tienen todos los seres que ha creado y en particular los seres humanos y su libertad.

Habla usted de que Dios dialoga con la creación, que la deja en libertad, ¿en qué sentido?
–En el de que Dios disimula su actuación tanto que casi parece que el mundo material es totalmente libre. Todo lo que sucede en el mundo existe porque Dios lo permite, de ahí que se dice que si Él lo quisiera todo volvería a la nada. Lo que nos da estabilidad y  libertad es el sí permanente de Dios Padre. Es lo que Jesucristo subraya al decir que el Padre hace llover sobre buenos y malos (Mateo 5, 45). No revoca la creación ni interfiere en ella. Dice sí a todo lo que pasa en la creación.

Dos cosas ayudan a comprender que al crear el universo Dios facilita la libertad: la sintonía exacta de las constantes y la indeterminación de la física cuántica. Esta nos enseña que no podemos saber (ni predecir) exactamente qué pasará, solo podemos calcular la probabilidad de que algo ocurra. Esto significa que no todo está determinado, sino que existe una especie de libertad en el universo desde el principio. La sintonía exacta significa que, aunque los valores de las constantes naturales parezcan ser puro azar, están muy bien sintonizados entre sí. Son esas leyes que facilitan que surja la vida, incluso la vida inteligente. Es notable que si los valores de estas constantes naturales fueran sólo ligeramente diferentes, la vida ya no sería posible en este universo.

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La sintonía exacta de las constantes naturales facilita que surja la vida, incluso la vida inteligente

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¿Cuáles serían esos saltos en los que ve una intervención de Dios, aparte de la creación del alma humana?
–No hay un salto inexplicable en la evolución, aunque sí eventos clave, como el origen de la vida, que algunos consideran milagrosos. En un manuscrito todavía no publicado intento demostrar que no hay necesidad de un milagro para explicar la vida. Aunque aún no tenemos una respuesta definitiva, confío en que podrá explicarse científicamente.

En la historia de la Tierra, hay cuatro eventos cruciales: el impacto del planeta que formó la Luna, la fotosíntesis y la producción de oxígeno, el meteorito que extinguió a los dinosaurios y la mezcla entre neandertales y Homo sapiens. Todos son fenómenos naturales, pero ocurrieron en el momento preciso para permitir nuestra existencia. Es decir, que aunque sucedieran por azar, tenemos que reconocer que su probabilidad era extremadamente pequeña: te puede tocar una vez el gordo, pero si te toca cuatro veces seguidas, resulta más extraordinario.

La evolución de nuevas especies es lenta, pero observable, especialmente en plantas e insectos. Existen casos documentados de especies que han cambiado en decenas de años. Además, la resistencia de plagas y virus a pesticidas y medicamentos demuestra la evolución en acción.

El proceso de especiación es muy lento, pero en algunos casos, como en ciertas plantas o insectos, se han observado cambios que llevan a la formación de nuevas especies en tiempos relativamente cortos. Por ejemplo, unas plantas del género Oenothera fueron llevadas de América a Europa y, debido a problemas con su genoma, han dado lugar a especies locales que ya no pueden cruzarse con la original. Algo similar ha sucedido con ciertos peces o insectos.

Además, hay ejemplos claros de microevolución, como el desarrollo de resistencias a herbicidas en las malas hierbas o a antibióticos en las bacterias. También los virus, como el SARS-CoV-2, han mostrado cómo pueden evolucionar y diversificarse en un tiempo muy corto.

Respecto al ser humano, hay evidencia de evolución en el aumento del tamaño cerebral y en el desarrollo de herramientas. El Homo habilis tenía un cerebro relativamente pequeño y utilizaba herramientas rudimentarias. El Homo heidelbergensis, hace 700.000 años, ya fabricaba bifaces, lo que indica pensamiento geométrico. Posteriormente, esta especie dio origen a los neandertales en Europa, los Homo sapiens en África y otros grupos en Asia. En los neandertales y en el Homo sapiens se observa una evolución aún mayor en la cultura y la tecnología.

Cuando neandertales y sapiens se encontraron, su fertilidad era limitada, lo que sugiere que ya eran especies diferentes. Si los cristianos aceptamos la Evolución, surge la pregunta de qué especie eran Adán y Eva. La respuesta debe considerar tanto la continuidad genética como la dimensión espiritual del ser humano. Supongo que era un Homo heidelbergensis temprano.

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La probabilidad de los cuatro eventos cruciales que hicieron posible la vida humana es extremadamente pequeña, se puede comparar a ganar el gordo de la lotería cuatro veces seguidas

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¿Permanece la libertad o estamos forzados a admitir la Evolución?
–La Evolución de las especies, en cuanto explicación científica, es un hecho. Veamos un ejemplo. Hay plantas propias de Canarias, que procedían de otras africanas, pero hoy son diferentes entre sí. Incluso entre las islas hay algunas diferencias. En las islas, cuando algunos seres vivos logran sobrevivir y establecerse, pueden formar nuevas poblaciones. Hay ejemplos clásicos en las Islas Galápagos.

En el hombre, ¿hay una evolución en el cuerpo; en la mente?
–Sí, definitivamente, en ambos. Si miramos al ser humano y a sus antecesores, los fósiles muestran un aumento del tamaño cerebral. También, aunque contamos con pocas herramientas arqueológicas, podemos ver un desarrollo de habilidades. Por ejemplo, un chimpancé no fabrica herramientas, aunque sí usa objetos que encuentra para sus propósitos. Pero el Homo habilis ya utilizaba piedras y las mejoraba ligeramente. Luego, con el tiempo, esas herramientas se fueron perfeccionando.

El Homo heidelbergensis, a partir de hace unos 700.000 años en Europa y África, ya tenía herramientas de piedra bastante elaboradas, como los bifaces. Para hacer estos bifaces, era necesario tener pensamiento geométrico. Esto nos muestra un aumento en la inteligencia y en las habilidades técnicas en distintos momentos evolutivos.

El Homo heidelbergensis ya tenía un cerebro casi tan grande como el nuestro. Quizá hace 700.000 o 900.000 años ya había un desarrollo importante que nos permite hablar de seres humanos. Probablemente Dios nos regaló el alma en ese momento. Del Homo heidelbergensis surgieron tres especies: los neandertales en Europa, nosotros (Homo sapiens) en África y otra o varias especies en Asia. Sabemos que, cuando neandertales y sapiens se encontraron hace unos 50.000 años, su fertilidad cruzada era muy limitada. Eso significa que ya no eran exactamente la misma especie.

¿La libertad que Dios dio al hombre es tal que incluso contempla la desaparición de una especie humana, como la de los neandertales?
–Sí, así es. También han desaparecido grupos étnicos enteros a lo largo de la historia, a veces exterminados por otros humanos. Es una realidad dura, pero parte de nuestra historia. Creo que en el cielo encontraré neandertales, Homo heidelbergensis, y muchos otros pueblos extintos, junto con los nuestros.

Deberíamos quitarnos la idea de que los neandertales eran tan primitivos. No lo eran tanto. Enterraban a sus muertos. Eso me recuerda que, cuando yo era niño, veía reportajes sobre tribus que aún vivían en la Edad de Piedra. Hace 50 años había humanos que pisaban la Luna y otros que seguían viviendo sin agricultura ni herramientas avanzadas. Y todos eran Homo sapiens.

Si pudiéramos resumir la utilidad de la ciencia en la clase de Religión, ¿diría que ayuda a comprender la importancia de la libertad para Dios?
–Sí, la libertad es clave. Pero también la ciencia nos ayuda a maravillarnos ante la creación. Es impresionante ver la diversidad y la belleza de la vida en la Tierra. Es como si Dios hubiera dado a este planeta una riqueza inimaginable. Hay 11 millones de especies actualmente, pero han existido unas 180 millones a lo largo de la historia. Parece un desperdicio. Nos ayuda a entender el amor de Dios por su creación. San Francisco de Asís lo entendió en su Cántico del Sol. Somos la corona de la creación, pero la creación en sí misma es un reflejo de la grandeza de Dios.

¿Por qué es preferible evitar posturas como el creacionismo o el diseño inteligente?
–El punto clave es entender que Dios da libertad a su Creación. Dios no está constantemente corrigiendo el rumbo de la Evolución como un capitán que ajusta el timón sin cesar. Más bien, ha dado unas reglas fundamentales que garantizan que todo siga su curso.

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El creacionismo y el "diseño inteligente" son teorías incorrectas, porque no entienden que Dios da libertad a su Creación y suponen que está continuamente corrigiendo el rumbo de la Evolución

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En cambio, los humanos solemos pensar que todo debe ser sometido a nuestro control…
–Sí, pero Dios es más grande. Él confía en que su creación dará frutos. Y esa paciencia divina es algo que yo mismo intento aprender, incluso en mi rol como padre, porque por mi carácter soy muy controlador. Dios hace las cosas de otra manera y así muestra que es más grande.

Cristianismo y Evolución: tesis para la enseñanza

Andreas May ha condensado nueve tesis sobre Cristianismo y Evolución orientadas a la clase de Religión con referencias a las páginas de Viaje a la Ciudad Eterna en que las trata. Pueden descargarse como documento PDF en Academia, repositorio donde pueden encontrarse otras muchas de sus publicaciones:

  1. El libro del Génesis afirma que Dios creó todo. Pero el libro del Génesis no quiere describir cómo Dios creó todo. Por eso, al principio del libro del Génesis hay dos relatos de la creación muy diferentes uno al lado del otro. [Referencia: pp. 315-322]
  2. Las ciencias naturales modernas proporcionan una cantidad abrumadora de pruebas de que a) el universo y la Tierra tienen miles de millones de años de edad y b) la abundancia actual de seres vivos se ha desarrollado en el camino de la evolución. [Referencia: pp. 49121]
  3. Dios creó el universo con las condiciones necesarias para que la vida pueda desarrollarse libremente: a) la indeterminación de la física cuántica y b) la sintonía exacta de las constantes físicas. [Referencia: p. 143, p. 329, pp. 133-135 ]
  4. Dios ha dado a la vida la libertad de desarrollarse según sus propias leyes. Dios intervino varias veces en la historia de la Tierra para promover el surgimiento y desarrollo de la vida inteligente. [Referencia: pp. 136-146]
  5. Dios ha creado al hombre en el camino de la evolución para que tenga la máxima libertad. El hombre debe poder decidir libremente a favor o en contra del amor de Dios. Este máximo de libertad solo es posible a través de la evolución. [Referencia: pp. 260-261, pp. 347-349]
  6. Para que los seres humanos puedan vivir eternamente con Dios, Dios da a cada ser humano un alma inmortal. El alma no ha surgido de la evolución ni está compuesta de energía o materia, sino que es un regalo de Dios desde la trascendencia. [Referencia: p. 102-132, pp. 294-296]
  7. En la Caída del Hombre (Génesis 3), los seres humanos se dejaron seducir por el diablo. Los seres humanos querían ser como Dios. Como resultado, los seres humanos perdieron gran parte de su libertad y se convirtieron en esclavos del pecado. [Referencia: p. 267-291, p. 329, p. 343, pp. 348-349]
  8. Jesucristo, el Hijo de Dios, se hizo hombre, murió en la cruz y resucitó de entre los muertos para liberarnos de la esclavitud del pecado y abrirnos el camino hacia la comunión eterna con Dios Padre. [Referencia: pp. 281-286, p. 329, pp. 349-352]
  9. Todos los hombres que en su vida terrenal se deciden por Dios y responden a su amor vivirán eternamente en comunión con el Dios trino. [Referencia: pp. 293313]
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