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La inteligencia artificial y el arte, finalistas del Premio Espiral 2024

Inteligencia artificial, realidad virtual, trabajo colaborativo y arte definen "Museo Virtual con Inteligencia Artificial", proyecto finalista del Premio Espiral 2024 en la categoría de Cooperación. Su creadora, Cristina Blaya Góngora, nos cuenta en esta Entrevista Magisterio cómo surgió esta iniciativa que comenzó como un reto en una escuela de verano.
Mireia PorteroMiércoles, 26 de febrero de 2025
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Cristina Blaya, en el centro, recibe su diploma como finalista del Premio Espiral 2024. ®MIREIA PORTERO.

En un mundo en constante transformación, la educación necesita evolucionar de la mano de la tecnología. En esta Entrevista Magisterio exploramos el proyecto Museo Virtual con Inteligencia Artificial, finalista del Premio Espiral 2024 en la categoría de Cooperación. Su creadora, Cristina Blaya Góngora, nos cuenta cómo surgió esta iniciativa que comenzó como un reto en la Escuela de Verano AIHUB y que hoy sigue creciendo, integrando inteligencia artificial, realidad virtual y trabajo colaborativo en múltiples etapas educativas.

Desde la digitalización de contenidos hasta la creación de chatbots educativos, este proyecto permite a los alumnos convertirse en curadores de su propio aprendizaje, fomentando el pensamiento crítico y el uso responsable de la tecnología. Su impacto trasciende las aulas, generando recursos accesibles a nivel nacional e internacional.

Descubrimos cómo se gestó esta innovadora propuesta, los desafíos encontrados y el impacto real que está teniendo en los estudiantes.

¿Cómo surgió la idea de este proyecto? ¿Qué te inspiró a desarrollarlo?
–La idea surgió en la segunda Escuela de Verano AIHUB del 3 al 7 de julio de 2023, en la que coincidimos cuatro profesoras: Cristina Blaya, profesora de Digitalización, Robótica y Tecnología en el Instituto Premià de Mar (IPM), de Barcelona; Inma Abad, profesora de Proyectos en la Fundació Educativa Cor de Maria, en Valls; Susana Alonso, maestra del CEIP Virgen de la Ribera, de Madrid; y Teresa Mateo, docente de Didáctica de la Lengua en el Grado de Infantil de la Universidad Complutense de Madrid.

Hicimos un taller donde nos pidieron crear una situación de aprendizaje basada en inteligencia artificial y decidimos trabajar juntas. Yo propuse una idea concreta, dado que cada una de nosotras teníamos proyectos muy diferentes que habíamos llevado a la Escuela de Verano en formato de póster y que presentamos a nuestros compañeros. Susana tenía un robot que clasificaba la basura con sus alumnos de sexto de Primaria, Teresa un estudio de los Factores que condicionan la producción de la escritura académica en diferentes niveles educativos y a través de diferentes áreas del currículum, y yo llevé un proyecto de cómo integrar los asistentes virtuales en la materia de digitalización de cuarto de ESO.

Dada la diversidad de nuestros bagajes, pensé en un museo virtual donde cada una pudiera abordar su materia en un espacio compartido para trabajar nuestros proyectos.

Desde ese momento, el proyecto empezó a tomar forma con el objetivo común de compartir recursos para convertirlo en un proyecto nacional.

Actualmente, mis compañeras, por diferentes motivaciones, han dejado el proyecto, pero yo sigo adelante, convencida de que la colaboración interdisciplinaria y la pasión por la enseñanza pueden llevarnos a crear algo realmente significativo para nuestros estudiantes. Los museos virtuales con IA se están llevando a cabo con diferentes propuestas educativas nacionales e internacionales.

¿Cómo estructuraste el proyecto desde su concepción hasta su implementación en el aula?
–Al iniciar el proyecto, acababa de finalizar mi labor como formadora en el segundo turno de profesores de Situaciones de Aprendizaje de Tecnología en la ESO y Bachillerato. Esto me permitió tener una visión clara de la necesidad de estructurar las actividades de forma progresiva, asegurando que cada fase tuviera un propósito específico:

  • Actividades iniciales: introducción a la inteligencia artificial y la realidad virtual.
  • Actividades de estructuración: diseño de las salas del museo y selección de contenidos.
  • Actividades de desarrollo: creación de materiales y curaduría digital por parte de los alumnos.
  • Actividades de aplicación: publicación y exposición en el museo virtual.

Además, establecimos un calendario de implementación adaptado a las diferentes etapas educativas para garantizar una experiencia de aprendizaje coherente. Diseñamos dos situaciones de aprendizaje, una para Primaria y otra para Secundaria, adaptando el nivel de complejidad a cada grupo. A su vez, los estudiantes universitarios de Educación Infantil de la UCM aportaron materiales de Etimología que se incorporaron en su propia sala dentro del museo.

En cuanto a la infraestructura digital, alojamos la página web en el espacio de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la presentamos como actividad destacada en la Escuela de Verano AIHUB.

Este proyecto no solo permite a los alumnos crear y gestionar su propio museo virtual, sino que también los convierte en creadores y curadores de contenido digital. Gracias a herramientas de inteligencia artificial y realidad virtual, enriquecemos el aprendizaje y fomentamos un entorno seguro para compartir sus creaciones, especialmente pensando en los alumnos más pequeños de Susana, para quienes la protección y accesibilidad del contenido es clave.

¿Qué recursos y herramientas utilizaste durante el proceso de desarrollo?
–Los recursos utilizados variaron según la disponibilidad en cada centro educativo. En mi caso, debido a la falta de licencias para ciertas herramientas, opté por soluciones que fueran gratuitas, accesibles y que no requirieran datos personales o bancarios.

Algunas de las herramientas clave en el proyecto fueron: textos, imágenes, videos y contenidos creado por los alumnos y docentes; recursos de uso libre y con licencias Creative Commons para garantizar el respeto a los derechos de autor; y herramientas de creación y visualización, como Artsteps, Cospaces para diseñar y alojar los espacios del museo virtual, Genially para presentaciones interactivas, DALL·E para la generación de imágenes con inteligencia artificial, Google Suite para la colaboración y gestión de documentos, App Inventor para el desarrollo de aplicaciones móviles, Botpress para generar los asistentes virtuales, o la creación de avatares.

En cuanto a las páginas web y el alojamiento, Fundació.cat y CDmon nos cedieron dominios web, y este año estamos trabajando con DonDominio para gestionar nuestras páginas web.

Un aspecto fundamental del proyecto fue concienciar a los alumnos sobre el uso responsable de las herramientas digitales. Se les permite experimentar con estas tecnologías, pero con la responsabilidad de ser consecuentes con su trabajo, respetando los derechos de autor, y se trabaja la ética de la inteligencia artificial.

Seguimiento de la rúbrica

¿Cómo te ayudó la rúbrica del Premio Espiral a mejorar o guiar tu proyecto?
–Sinceramente, no utilicé la rúbrica para guiar el desarrollo del proyecto. En lugar de eso, me enfoqué en estructurar el trabajo de la mejor manera posible, asegurándome de que cada fase estuviera bien organizada.

Para ello, seguí un proceso meticuloso:
● Prototipé el proyecto, definiendo su estructura y objetivos.

● Ensayé todas las herramientas antes de implementarlas en el aula, asegurándome de que fueran adecuadas y funcionales para Primaria y Secundaria.

● Dediqué todo julio al desarrollo del proyecto, ajustando detalles y resolviendo posibles desafíos.

● Generé un classroom con todas las actividades de Secundaria.

● Y finalmente, el 14 de agosto, desde Galicia, me reuní virtualmente con mis compañeras para dar los últimos retoques antes de implementarlo en septiembre.

Aunque la rúbrica del Premio Espiral no fue una referencia directa en mi proceso, la autoevaluación y la mejora continua fueron fundamentales para el éxito del proyecto.

¿Hubo algún aspecto de la rúbrica que te resultara particularmente desafiante o motivador?
–Cuando vi la rúbrica, me encantó comprobar que nuestro proyecto encajaba en dos de las tres categorías. Finalmente, nos calificaron dentro de la de Cooperación. Sin embargo, nuestro proyecto abordaba muchas más dimensiones:

● Pensamiento crítico y creativo: impulsamos que los alumnos analizaran, reflexionaran y crearan contenido propio.

● Inclusión: nos aseguramos de que el museo virtual fuera accesible y representara diversas perspectivas trabajando los Objetivos de desarrollo sostenible (ODS).

● Competencia digital: los estudiantes aprendieron a utilizar herramientas digitales de manera responsable y eficaz.

● Aprendizaje basado en proyectos (ABP): la metodología central del museo, permitiendo que el aprendizaje fuera activo y significativo.

● Material didáctico abierto: desarrollamos recursos que pueden ser reutilizados por cualquier docente o centro educativo.

Ver reflejada la diversidad de nuestro trabajo en la rúbrica fue muy motivador, ya que reafirmó que estábamos creando algo con impacto en múltiples áreas del aprendizaje.

Detalles del proyecto

¿En qué consiste exactamente este proyecto? Describe sus objetivos y metodologías.
–En la creación de un Museo Virtual con inteligencia artificial en el que los alumnos son los protagonistas del proceso de aprendizaje. Primero generan un museo individual para conocer sus posibilidades y un chatbot que refleje la información de ese espacio.

En el segundo trimestre trabajan un museo virtual con IA con carácter grupal para dar a conocer la cultura catalana. En mi centro tenemos un gran número de alumnos recién llegados de diferentes partes del mundo, a quienes les resulta muy útil tener un espacio donde poder consultar el material en sus idiomas respectivos.

Además, relacionándolo con los ODS, pueden generar una aplicación para móviles para adaptarlos a diferentes tipos de públicos (con discapacidades visuales, auditivas,…). Cada uno de los alumnos aporta contenido, generando un espacio colaborativo donde la inteligencia artificial y la educación se entrelazan.

Y, finalmente, en el tercer trimestre colaboramos intra y extracentro. Actualmente, hacemos un museo para la materia de Historia del Arte con las obras de los alumnos de Bachillerato sobre las obras destruidas o exiliadas Arte, guerra y exilio. Y otro con las creaciones de los alumnos de primero de ESO colaborando con los departamentos del centro de EVP y Música, donde recogemos materiales que reciclamos en obras de arte.

Nuestros objetivos principales son: fomentar el aprendizaje interdisciplinario a través de la creación de exposiciones digitales, desarrollar las competencias digitales mediante el uso de herramientas, promocionar el pensamiento crítico y creativo en el análisis y presentación de la información, inculcar la importancia de la ética digital y el respeto por los derechos de autor, y favorecer el trabajo en equipo y la cooperación en la elaboración de contenidos.

En cuanto a las metodologías que hemos utilizado, los alumnos han investigado, diseñado y construido su parte del museo con herramientas interactivas, como Cospaces y Genially, para hacer la experiencia más atractiva. También han utilizado aplicaciones de inteligencia artificial, como DALL·E para la generación de imágenes, y herramientas de análisis de datos para mejorar la presentación de información. Cada estudiante tiene un rol en la construcción del museo, fomentando la colaboración.

El resultado es un museo dinámico y en constante evolución, donde el aprendizaje se vuelve activo, significativo y centrado en la exploración creativa.

¿De qué manera tu proyecto pone al alumno en el centro y promueve su participación activa?
–Desde el inicio, el proyecto coloca a los alumnos como protagonistas del aprendizaje. Son ellos quienes definen los contenidos que formarán parte del museo, investigan y seleccionan la información para sus exposiciones, diseñan y crean materiales interactivos utilizando herramientas digitales, crean las fichas de sus colecciones, seleccionan los materiales de sus museos, colaboran en equipos, presentan sus museos con sus chatbots, se evalúan, reflexionan y debaten sobre el impacto de la inteligencia artificial en la educación y la sociedad, los impactos éticos, y consultan con expertos fuera del centro.

El docente actúa como guía y facilitador, proporcionando apoyo y orientación, pero dejando a los alumnos la autonomía para tomar decisiones y desarrollar sus propias soluciones. Los alumnos llevan un diario de seguimiento de su trabajo, que les ayuda a definir en qué deben enfocarse.

Además, la posibilidad de ver su trabajo reflejado en un museo accesible a cualquier persona aumenta su motivación e implicación, ya que sienten que su aprendizaje tiene un propósito real y tangible, y lo pueden enseñar a sus familias y amigos.

Impacto en el alumno

¿Qué cambios observaste en tus alumnos durante y después de la implementación del proyecto?
–Desde el inicio del proyecto noté un cambio significativo en la actitud y la forma de trabajar de los alumnos. Se involucraron más en las tareas, aprendieron a gestionar su tiempo y recursos, se apoyaron mutuamente y trabajaron en equipo, descubrieron nuevas herramientas digitales, y comprendieron mejor cómo funciona la inteligencia artificial.

Además, no se les da todo hecho: tienen que hacer buenos prompts, que comprobar la ortografía, que aprender a estructurar el contenido, a buscar imágenes en 2 D o 3D…

Después de la implementación, observé que muchos alumnos seguían explorando por su cuenta herramientas digitales para otros proyectos o utilizaban los chatbots para presentar sus proyectos; habían desarrollado una mayor confianza en sí mismos, al ver que eran capaces de crear algo innovador; y aplicaban lo aprendido en otras áreas, mejorando su capacidad de análisis y resolución de problemas.

En general, yo creo que el proyecto no solo mejoró su aprendizaje, sino que despertó en ellos una actitud más proactiva y creativa.

¿Cómo crees que tu proyecto ha influido en el desarrollo personal y académico de tus alumnos?
–El impacto del proyecto va más allá del aprendizaje académico, ya que ha influido en su desarrollo personal en varios aspectos: han aprendido a utilizar herramientas tecnológicas de forma crítica y responsable; mejorado su capacidad de reflexión; fortalecido habilidades sociales; enfrentado desafíos tecnológicos y aprendido a buscar soluciones sin rendirse. Han visto reflejado su trabajo en un museo accesible al público, lo que les dio una sensación de orgullo y satisfacción… y algunos presentaron sus trabajos a ferias de ciencia y tecnología en Galicia.

A nivel académico, adquirieron una forma de aprender más dinámica, autónoma y práctica, integrando conocimientos de distintas materias en un solo proyecto. Siempre decimos como profesores que queremos que nuestros alumnos sean más autónomos, y la única manera es hacerlos trabajar de forma autónoma y responsabilizándolos de su trabajo.

Me sorprendía encontrarme los trabajos de tecnología que habían realizado en tercero como unos de los logros de los que se sentían orgullosos. Además, este tipo de experiencias les prepara mejor para el futuro, donde la creatividad, la adaptabilidad y el pensamiento crítico son esenciales. Yo siempre les digo que si aprenden las herramientas actuales serán capaces de adaptarse a las que vengan en un futuro.

Experiencia de la gala

¿Cómo viviste la experiencia de recibir la mención en la gala del Premio Espiral?
–Recibir la mención como finalista en la gala del Premio Espiral fue una experiencia increíble. Fue un reconocimiento al esfuerzo, la dedicación y las horas invertidas en este proyecto. Saber que algo en lo que creímos y trabajamos con tanta pasión fue valorado por expertos en educación y tecnología fue muy emocionante. Además, compartir ese momento con otros docentes innovadores, escuchar sus experiencias y sentir el ambiente de comunidad y aprendizaje fue muy inspirador. No solo se premiaban proyectos, sino la vocación por transformar la educación.

¿Qué emociones y recuerdos te llevas de ese día?
–La gala fue una experiencia llena de emociones, pero también de incertidumbre. Llegamos después de la comida, y nos llevamos una sorpresa al ver la pantalla con los finalistas: solo aparecían seis proyectos y nosotras no estábamos, así que pensamos que no estábamos entre los finalistas.

Sin embargo, cuando anunciaron nuestro nombre, sentimos una mezcla de sorpresa, emoción y orgullo. Fue un reconocimiento al trabajo que llevamos haciendo desde julio de 2023, un esfuerzo constante que finalmente vio su recompensa.

Más allá de la mención como finalista, me quedo con la sensación de que nuestra labor fue valorada y que este proyecto tiene un impacto real en la educación. Fue un día que reafirmó nuestra pasión por la enseñanza y la innovación.

Beneficios y aplicaciones en el día a día

¿De qué manera ha impactado esta mención en tu práctica educativa diaria?
–La mención ha reforzado mi confianza en el proyecto y en la importancia de seguir innovando en el aula. Saber que nuestro trabajo ha sido reconocido me motiva para seguir explorando nuevas metodologías y herramientas tecnológicas que beneficien a los alumnos.

También ha generado más interés entre otros docentes y centros educativos, lo que abre la puerta a nuevas colaboraciones y oportunidades para seguir compartiendo y mejorando nuestra propuesta. He podido participar en diferentes conferencias para presentar el proyecto, es todo un aprendizaje enfrentarse a nuevos retos.

¿Has tenido la oportunidad de compartir tu proyecto con otros docentes o instituciones? ¿Cómo ha sido esa experiencia?
–Sí, he tenido varias oportunidades para presentar nuestro proyecto, aunque ahora lo hago de manera individual, ya que mis compañeras han asumido otros cargos y no pueden acompañarme. A pesar de ello, sigo difundiendo nuestro trabajo y compartiendo la experiencia en distintos espacios educativos.

Algunas de las presentaciones más destacadas han sido:
● Valencia: presenté el proyecto en la Primera Jornada de IA organizada por la Conselleria de Educación Valenciana.

● Barcelona: lo compartí con la Escuela de Ingenieros, un espacio donde la conexión entre la educación y la tecnología es clave.

● Madrid: en el Congreso de Docentes de Ciencias y Tecnología, donde pudimos intercambiar ideas con otros profesores interesados en la innovación educativa.

Premios Carulla: presenté el proyecto a estos premios, que valoran iniciativas innovadoras con impacto social en el ámbito educativo.

Premios Mentes AMI en Madrid: fuimos finalistas en estos premios, que reconocen proyectos que fomentan el pensamiento crítico y la alfabetización mediática. Curiosamente, la gala se celebró el mismo día que la de Espiral Learning, lo que hizo que ese día fuera especialmente emocionante.

Tercera Escuela de Verano AIHUB: dos de las cuatro integrantes del equipo presentamos el proyecto, explicando su desarrollo e impacto.

● Semifinalista en Magic School

Cada una de estas oportunidades ha sido muy enriquecedora, no solo para dar visibilidad al proyecto, sino también para recibir feedback, establecer conexiones con otros docentes y fortalecer la idea de que la inteligencia artificial puede transformar la educación.

Innovación y futuro

¿Qué importancia tiene la innovación educativa para ti y cómo la aplicas en tu trabajo diario?
–Es fundamental, porque creo que la enseñanza debe evolucionar al ritmo de la sociedad y la tecnología. No se trata solo de usar nuevas herramientas, sino de cambiar la forma en que los alumnos aprenden, piensan y resuelven problemas.

En mi trabajo diario, la aplico de varias maneras:

● Integrando tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la realidad aumentada o la programación.

● Fomentando el aprendizaje basado en proyectos, donde los alumnos crean y experimentan en lugar de solo memorizar.

● Promoviendo el pensamiento crítico y creativo, para que los estudiantes sean capaces de analizar información y adaptarse a nuevas situaciones.

● Trabajando la autonomía y la responsabilidad, para que tomen el control de su aprendizaje y sean protagonistas de su educación.

Para mí, innovar no significa solo usar tecnología, sino crear experiencias de aprendizaje que realmente impacten en los alumnos. Antes de hacer esta experiencia, en primero de ESO les hacía volar cohetes; en segundo creé otra situación de aprendizaje sobre Mujeres en la ciencia e ingeniería; otro año un proyecto que se llama Webblea en Premià de Mar, para que los alumnos hicieran páginas webs a los comerciantes de su pueblo; y cada año voy introduciendo algunas cosillas. La última fue un Erasmus para prototipar un dispositivo para las incubadoras neonatales con mis alumnos de bachillerato tecnológico para controlar la luz y el sonido, factores que pueden causar estrés e incluso la muerte en neonatos.

¿Tienes planes de desarrollar nuevos proyectos en el futuro? Si es así, ¿puedes adelantarnos algo sobre ellos?
–Sí, siempre tengo nuevas ideas en mente. Ahora mismo estoy trabajando en proyectos que siguen la línea de la inteligencia artificial aplicada a la educación.

Algunos de ellos incluyen:
● Expansión del Museo Virtual: me gustaría seguir mejorándolo, involucrando a más centros educativos y explorando nuevas herramientas interactivas.

● Uso de IA en la evaluación educativa: estoy explorando cómo la inteligencia artificial puede ayudar a personalizar el aprendizaje y hacer un seguimiento más eficaz del progreso de los alumnos.

● Proyectos de impacto social: me interesa desarrollar iniciativas donde la tecnología ayude a resolver problemas del mundo real, involucrando a los estudiantes en retos globales. Ahora mismo acabamos de generar junto mis compañeros de proyectos ONGs en acció!

● Siempre busco que los proyectos sean colaborativos y escalables, para que otros docentes puedan aplicarlos en sus aulas.

Consejos y recomendaciones

¿Qué consejo le darías a otros docentes que desean participar en el Premio Espiral Internacional?
● Que no tengan miedo de compartir su trabajo. Muchas veces pensamos que nuestro proyecto no es lo suficientemente innovador, pero cada experiencia educativa tiene un valor único.

● Que documenten bien su proceso. Es importante explicar qué problema querían resolver, cómo lo hicieron y qué impacto tuvo en los alumnos.

● Que prueben, iteren y mejoren. No hace falta que el proyecto sea perfecto desde el principio, lo importante es que tenga sentido y se pueda adaptar a diferentes contextos.

● Que disfruten del proceso. Más allá del premio, lo valioso es la comunidad que se forma y todo lo que se aprende compartiendo con otros docentes.

¿Qué crees que es lo más importante para desarrollar un proyecto educativo innovador y exitoso?
–Poner al alumno en el centro: un proyecto innovador debe partir de sus necesidades, intereses y formas de aprender.

Resolver un problema real: los mejores proyectos nacen de la necesidad de mejorar algo en el aula, en la educación o en la sociedad en general.

Fomentar la colaboración: trabajar con otros docentes, instituciones o incluso empresas puede enriquecer muchísimo el proyecto.

Ser flexible y estar abierto a cambios: la innovación implica probar, fallar, ajustar y mejorar constantemente.

Difundir y compartir: un proyecto tiene más impacto cuando otros docentes pueden replicarlo o adaptarlo a su contexto.

La clave es atreverse a innovar y confiar en que cada pequeño cambio puede marcar una gran diferencia en la educación. Y enfadarse si algo no está bien, a veces es muy positivo decir las cosas que no funcionan para que tus alumnos reflexionen y vean qué estás ahí para ayudarlos, y mejorar entre todos.

Como dice siempre mi marido: “se avanza colaborando, compitiendo malgastamos recursos y tiempo”.

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