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Estrategias para construir espacios de aprendizaje inclusivo en el día a día

Según explica la UNESCO el enfoque inclusivo de la educación significa que se toman en cuenta las necesidades de cada persona y el reconocimiento de que todos los niños pueden aprender, que cada niño posee características, intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje únicos.
Lunes, 31 de marzo de 2025
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© ADOBE STOCK

En mi opinión y teniendo en cuenta mi experiencia como profesora en el British Council School, la inclusión es la base de mi práctica y me recuerda que mi propio aprendizaje aún no ha terminado y que hay mucho espacio para mejorar. Es mi guía en el proceso de convertirme en una profesora mejor y en un ser humano plenamente realizado.

Jorge (nombre ficticio) tiene 7 años y es relativamente nuevo en el aprendizaje del inglés. Es un niño tranquilo y nunca interrumpe la clase. Sin embargo, a menudo dibuja en una hoja de papel o juega con rotuladores. Cuando se le pide que los guarde, lo hace sin problemas y mira a la profesora con calma. No obstante, parece casi avergonzado cuando se le hace una pregunta al azar, ya que ser el centro de atención claramente no le agrada. Ante esta situación, la profesora decide pedir ayuda a otro niño y, posteriormente, regresa a Jorge para comprobar si ahora entiende. Como resultado, Jorge sonríe y asiente. Además, al corregir su trabajo escrito, la profesora nota que Jorge parece tener las mismas ideas que el niño que se sienta a su lado.

Ahora bien, Jorge podría no estar alcanzando su máximo potencial por razones distintas a la timidez. En este sentido, surgen varias preguntas: ¿su dificultad se debe únicamente a la adquisición del segundo idioma, o tal vez está relacionada con su proceso de aprendizaje? ¿Podría estar aburrido en clase o molesto con sus compañeros? Y, lo más importante, ¿realmente importa si muestra buenos modales y tiene una buena actitud hacia el aprendizaje?

Por supuesto que sí. De hecho, el compromiso de Jorge entra dentro de un concepto amplio de inclusión, el cual es fundamental en todo lo que hacemos en el aula. Como educadores en el British Council School, no solo enseñamos, sino que la inclusión define cómo lo hacemos. Para ser un profesional inclusivo, es esencial comprender que la inclusión es una parte integral de nuestro trabajo. Una vez que hayamos interiorizado esta simple verdad, estaremos a medio camino de lograr nuestro objetivo.

Cuando comienzo una nueva clase en los distintos cursos del colegio, me esfuerzo por captar la atención de todos los niños, haciendo que la lección sea interesante y accesible para todos. En el caso de los niños más pequeños, utilizo un enfoque de abajo hacia arriba, comenzando con ejemplos concretos como objetos, historias, videos y música, entre otros. En cambio, con los alumnos de primaria, empleo problemas más abstractos. Además, las preguntas cerradas suelen ser más fáciles de responder y aumentan la confianza de los niños, por ello, me aseguro de dirigir este tipo de preguntas a aquellos niños que puedan tener dificultades con conceptos más abstractos, invitándolos asía interactuar.

Siempre tengo preparadas preguntas más desafiantes, que requieren analizar, comparar o interpretar datos. Para hacerlas más accesibles, suelo disfrazarlas mediante ejemplos de autodiálogo con frases como «me pregunto», «¿qué pasaría si…?» o «¿estás de acuerdo?». A su vez, los comentarios anecdóticos son bienvenidos, ya que invitan a los niños a reaccionar y compartir sus ideas. Como profesora, mi objetivo es interactuar con mis estudiantes sin interferir en su forma de pensar. En este sentido, es importante recordar que la palabra «educación» proviene del latín educare, que significa «sacar hacia afuera, guiar hacia adelante».

Además, me esfuerzo por ofrecer a mis alumnos un currículo variado que se adapte a sus diferentes estilos de aprendizaje. De esta manera, resalto sus fortalezas en lugar de sus debilidades y les permito expresarse plenamente utilizando diferentes partes de su cerebro y cuerpo. En este contexto, nunca subestimaría la importancia de la música, la danza, la construcción, el arte, el teatro, la narración de cuentos y, sobre todo, el juego en el desarrollo integral de los niños.

Finalmente, siempre trato de conocer los intereses y la vida de mis estudiantes fuera del aula. Cada vez que tengo la oportunidad, hablo con sus familias para aprender más sobre su entorno y circunstancias. Considero a las familias mis mayores aliadas para satisfacer las necesidades de sus hijos y, en numerosas ocasiones, las conversaciones con ellas han resultado en colaboraciones sólidas a lo largo del año. Gracias a estas interacciones, he podido desarrollar estrategias que han llevado a soluciones adecuadas, además de generar un inmenso agradecimiento y respeto mutuo.

Anna Hajost, profesora de Infantil en el British Council School

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