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La carrera hacia la judicatura: ¿un camino solo para privilegiados?

Aspirantes a la judicatura enfrentan largos años de preparación, costos elevados y la necesidad de reformas que promuevan la igualdad de oportunidades para todos los estudiantes.
Alba BartoloméMiércoles, 19 de marzo de 2025
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Opositora a juez estudiando. © SHUTTERSTOCK

“Desde pequeña supe que quería ser jueza para intentar hacer el mundo un poco más justo”, cuenta W.K., opositora al cuerpo desde que terminó la carrera de Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid, hace cuatro años y medio, que prefiere no revelar su nombre real para hablar con mayor libertad sobre los desafíos de este proceso. A ella no le resultó difícil tomar la decisión, “lo tenía claro”, sin embargo, a día de hoy, cuenta entre risas, que se lo pensaría mejor; “por el tiempo que implica y la situación económica de mi familia”.

Y es que la carrera hacia la judicatura en España es un camino arduo que exige una dedicación plena y, en muchos casos, una sólida estabilidad económica. La reciente reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, aprobada en enero de 2025, busca democratizar el acceso a la carrera judicial, introduciendo medidas que promueven la igualdad de oportunidades y la transparencia en el proceso selectivo.

Un proceso de preparación exigente y costoso

Aunque W.K. no se siente “la mejor opositora del mundo”, porque le ha costado establecer una rutina de estudio fija, en la actualidad dedica ocho horas netas al estudio: “desde las nueve de la mañana hasta la hora de la cena”. “Al principio llevaba la espera y el tiempo de estudio muy bien, pero ahora que llevo ya cuatro años y medio y veo que no tengo ahorros, ni trabajo… Me planteo cada vez más un plan B”, cuenta.

Este nivel de dedicación implica, en la mayoría de casos, la necesidad de contar con un preparador o tutor, cuyo coste mensual puede oscilar entre 180 y 500 euros, dependiendo de la experiencia y reputación del mismo. Además, se suman gastos en material de estudio, que pueden alcanzar los 1.000 euros, y las suscripciones anuales para la actualización de contenidos. Estos costos, junto con la ausencia de ingresos durante el periodo de preparación, suponen una carga económica significativa para los opositores y sus familias.

La influencia del contexto socioeconómico

La capacidad económica de las familias juega un papel crucial en la preparación de las oposiciones. W.K., que recibe la beca del Ministerio de Justicia para los opositores a judicatura (unos 8.000 euros al año), señala que el proceso es más accesible para personas con un contexto socioeconómico más alto, no solo por la posibilidad de costear un tutor, sino también por el entorno de estudio: “Tener un sitio donde estudiar a gusto y donde haya silencio ayuda a concentrarse mejor y a conseguir que las horas que dedicas al estudio sean cien por cien reales».

La reciente reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial busca mitigar estas desigualdades. Entre las principales medidas, se garantiza la continuidad de las becas SERÉ para opositores, con una cuantía equivalente al salario mínimo interprofesional (SMI) durante cuatro años.

Además, el Centro de Estudios Jurídicos se convertirá en un centro público de preparación de oposiciones con delegaciones en cada territorio, para que los aspirantes puedan acudir a estudiar y realizar simulacros durante el proceso de preparación. También se implementará un registro público de jueces y magistrados que actúen como preparadores.

Nuevas pruebas para evaluar competencias prácticas

“El proceso a juez es, desde mi punto de vista, bastante objetivo, pero valora demasiado la capacidad de memorizar”, dice W.K., que opina que es un método bastante anticuado. De hecho, otra de las novedades introducidas por la reforma es la inclusión de una prueba escrita basada en un caso práctico, que sustituirá a una de las pruebas orales del proceso selectivo.

Esta nueva evaluación tiene como objetivo medir la capacidad de los aspirantes para aplicar sus conocimientos teóricos a situaciones reales, valorando su razonamiento jurídico, habilidades de argumentación y destrezas en la redacción de resoluciones.

La prueba consiste en la resolución por escrito de un caso práctico que simula situaciones que un juez o fiscal podría enfrentar en su labor cotidiana. Los candidatos deberán analizar los hechos, identificar las cuestiones jurídicas relevantes y elaborar una resolución fundamentada que demuestre su competencia para abordar problemas legales complejos.

Objetivos de la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial

Esta modificación busca varios objetivos fundamentales:

  • Mejorar la formación inicial: Al evaluar competencias prácticas, se pretende que los nuevos jueces y fiscales estén mejor preparados para las exigencias del puesto desde el inicio de su carrera.
  • Fomentar la igualdad de oportunidades: La introducción de pruebas prácticas, junto con otras medidas como las becas para opositores con bajos ingresos, busca democratizar el acceso a la carrera judicial y fiscal, reduciendo las barreras socioeconómicas que podían existir en el modelo anterior.
  • Adaptar el proceso selectivo a las necesidades actuales: La sociedad demanda profesionales no solo con amplios conocimientos teóricos, sino también con habilidades prácticas y capacidad de adaptación a situaciones reales. Esta reforma alinea el proceso de selección con esas expectativas.

“Hay vida más allá de la oposición”

La experiencia de W.K. refleja la realidad de muchos opositores que, tras años de preparación, enfrentan el estrés y la presión de un proceso que puede durar varios años. Aunque la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial representa un paso significativo hacia la democratización del acceso a la carrera judicial en España, buscando que el mérito y la capacidad sean los principales criterios de selección, independientemente del contexto socioeconómico de los aspirantes, siguen siendo necesarias muchas mejoras para “conseguir la igualdad de oportunidades en el acceso de los profesionales al sistema judicial”.

Por eso, para quienes estén considerando seguir este camino, W.K. aconseja: «sentarse con los padres y decir, mira mamá, mira papá, vais a invertir en algo que no sé si voy a conseguir. Yo voy a darlo todo, pero necesito saber si sois capaces de ayudarme económicamente durante el tiempo que tarde en sacarme la oposición”.

«Si has dado todo de ti, has intentado hasta el límite y tu situación ya no te permite continuar, no pasa nada. Hay vida más allá de la oposición y siempre existe un Plan B», concluye W.K.

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