Menstruación, la gran olvidada en la educación
“A los 12 años me bajó por primera vez la regla. Recuerdo ir al baño en el colegio con la compresa escondida en la manga del jersey por miedo a que alguien me la pudiera ver”, cuenta Patricia en un chat de Whatsapp de amigas, en el que Marta, Inés, Beatriz, Catalina y Paula afirman haber sentido algo similar.
Y es que más de la mitad de las mujeres, el 56,1%, asegura no haber sabido cómo gestionar físicamente la primera vez que les bajó la regla, según el estudio Alfabetización menstrual y experiencias de la menstruación en España, realizado por un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València (UPV). Además, el 37,7% de las mujeres declara no saber qué era la regla cuando les bajó por primera vez y sentir vergüenza (23%), preocupación (20%), miedo (16%), y estrés (15%) ante la situación.
Emociones que, a pesar de los cambios sociales ocurridos en las últimas décadas, se han mantenido prácticamente iguales desde los años 50 hasta principios de los 2000.
¿Qué estamos haciendo mal? ¿Por qué un porcentaje tan alto de mujeres asegura haber tenido su primera menstruación sin haber recibido información de calidad antes? ¿Cómo debe afrontar la comunidad educativa (padres, madres, docentes, estudiantes…) un tema tan común, y a la vez desconocido, como la menstruación?
Un tema del que “no se habla, no se investiga y no se legisla”
“La menstruación sigue siendo tratada como un tema incómodo que hay que ocultar, y lo que se oculta, no se habla, no se investiga, no se legisla y no recibe la atención necesaria”, reflexiona para CSIC Sara Sánchez López, investigadora del Instituto Ingenio, centro mixto del CSIC y la UPV, y autora principal del estudio.
La falta de una legislación clara sobre la enseñanza de la menstruación deja en manos de cada centro educativo o docente la decisión sobre cuánto tiempo dedicar al tema y qué aspectos abordar. De hecho, el 75% de los encuestados en el estudio afirma haber recibido educación sobre la menstruación en la escuela, aunque únicamente como parte de su papel biológico en la reproducción.
Esta falta de información no se limita únicamente a la primera menstruación: apenas el 15% asegura que dio información sobre los productos de higiene menstrual; menos del 5% fue instruido sobre cómo utilizarlos; y apenas el 2% abordó las implicaciones de la regla.
La pobreza menstrual, una realidad en España
En la primera década del siglo XXI, se desarrollaron los primeros proyectos enfocados en la higiene menstrual con el objetivo de disminuir el absentismo escolar de las niñas durante su periodo y, aunque a lo largo de las últimas décadas el tratamiento de la menstruación en el ámbito escolar ha experimentado una evolución significativa, los datos siguen siendo preocupantes: casi dos de cada diez mujeres de entre 14 y 25 años faltan a clase en España por no poder comprar productos menstruales, según Metroscopia.
De hecho, se estima que en España entre el 20 y el 22% de las mujeres sufre la llamada “pobreza menstrual”, es decir, no pueden acceder de forma adecuada a productos de higiene menstrual, según un estudio realizado por el Banco Mundial.
La integración de una educación menstrual integral en los planes de estudio y la garantía de infraestructuras adecuadas en todas las escuelas son pasos fundamentales para asegurar que las niñas puedan continuar su educación sin interrupciones relacionadas con su ciclo menstrual.
Acceso gratuito a productos de higiene menstrual
Para reducir la vulnerabilidad que enfrentan las jóvenes que sufren pobreza menstrual, la Ley 1/23 introdujo modificaciones a la Ley Orgánica 2/2010 (art. 5), estableciendo que “los centros educativos garantizarán el acceso gratuito a productos de gestión menstrual en las situaciones en que resulte necesario y a través de los cauces que determinen para ello”.
A este tipo de iniciativas se le suman otras como, por ejemplo, la presentada el pasado 27 de febrero por Más Madrid Alcobendas, que reclama un programa para luchar contra la pobreza menstrual en el que se repartan de forma gratuita productos de higiene íntima y se eduque sobre la menstruación para acabar con los mitos, tabúes y estigmas sociales que la rodean.
Hacia un educación menstrual integral
A pesar de los avances logrados, persisten desafíos que requieren atención continua. En el marco del Día Internacional de la Mujer, esta realidad cobra aún más relevancia. La falta de educación menstrual no solo afecta la salud y el bienestar de las niñas y mujeres, sino que también perpetúa desigualdades de género al minimizar un aspecto fundamental de la vida femenina.
Garantizar información clara y accesible sobre el ciclo menstrual, desde la adolescencia hasta la menopausia, no es solo una cuestión de salud, sino un paso necesario hacia la equidad. Reconocer y abordar estas necesidades en la educación es una forma de garantizar que las mujeres puedan vivir sus ciclos con dignidad, sin miedo ni desinformación.