Un Día de la Paz Trans
Todos los años, alrededor del 30 de enero, se celebra en los centros educativos el Día de la Paz. Una paz que nuestros dirigentes europeos ahora pretenden afianzar con una guerra preventiva contra Rusia o contra quien se precie a poner en duda la supremacía caduca de este viejo continente. Eso sí, como no se olvidan de nuestra fragilidad mundana, nos quieren dotar de kits de supervivencia para que podamos resistir unos pocos días tras los supuestos ataques bélicos de los nuevos enemigos rebuscados. Además, más pronto que tarde, se iniciará una campaña de propaganda institucional para que los jóvenes parados, que son legión, formen en fila a las puertas de los cuarteles y así poder recibir la formación militar debida y las órdenes oportunas.
¿Y qué pasará entonces con la celebración colegial del Día de la Paz el próximo 30 de enero? ¿Qué maestro se va a atrever a hablar a sus alumnos sobre los valores del pacifismo, si en esas fechas ya andamos envueltos en un conflicto armado provocado por no se sabe qué intereses ocultos? Algunos iluminados ya han dado con la solución: la redefinición de ese día como el Día de la Paz Trans. Y lo que fue una jornada donde se cantaba por la paz en el mundo y la hermandad entre todas las personas de buena voluntad, se transformará en un día donde se les instruirá en el uso del kit de supervivencia ante los cortes de suministros, en la búsqueda de los refugios antiaéreos en el caso de sufrir un bombardeo convencional y también en el rezo de alguna oración de súplica cuando lo que vaya a caer sobre el colegio sea un misil nuclear.