fbpx

Jorge Vidal: “Hay que formar a los docentes, pero también cuidarlos. Son de las profesiones con más riesgo de suicidio”

“La salud mental ya no puede entenderse sin una buena coordinación entre Educación y Sanidad”. Así comenzaba su intervención Jorge Vidal de la Fuente, psiquiatra y coordinador del Programa de Salud Mental y Educación del Hospital Gregorio Marañón, durante las jornadas organizadas la semana pasada por el sindicato USIE en el Ateneo de Madrid ante 200 inspectores. Con un discurso claro, sereno y honesto, Vidal abordó el crecimiento del malestar emocional infanto-juvenil en la pospandemia y la necesidad urgente de articular respuestas efectivas desde la escuela.
José Mª de MoyaLunes, 7 de abril de 2025
0

Jorge Vidal de la Fuente, psiquiatra y coordinador del Programa de Salud Mental y Educación del Hospital Gregorio Marañón.

Salud mental: un derecho humano

“La salud mental está empeorando en todos los países, desarrollados y no desarrollados”, afirmó el ponente. “Y los recursos destinados siguen siendo desproporcionadamente bajos”. Esta “falla global”, como la definió, requiere de una transformación profunda: “Hay que abandonar la visión dicotómica de tener o no tener un trastorno. Todos atravesamos momentos de sufrimiento psicológico, y hasta un 30 o 40% necesitaremos ayuda profesional en algún momento de la vida”.

Por ello, defendió que la salud mental debe ser entendida como un derecho humano: “Es esencial para el bienestar, pero también para el desarrollo social y económico de los países”.

Más autolesiones, más urgencias, más malestar

Una de las cuestiones más graves que expuso fue el incremento de conductas autolesivas en menores: “Antes era rarísimo atender a una niña menor de 12 años por autolesiones. Hoy lo vemos en todos los colegios”. A su juicio, los trastornos graves como la esquizofrenia o el trastorno bipolar no han aumentado significativamente. “Lo que ha cambiado —y mucho— es el malestar emocional: la inestabilidad, la dificultad para regularse, los problemas con los iguales…”.

Apuntó además una tendencia clara: “Los síntomas emocionales se han disparado a partir de 2010. Coincide con la generalización del uso de smartphones, especialmente en chicas”.

El papel protector del profesorado

Vidal dedicó buena parte de su ponencia a destacar la importancia de la figura docente en la prevención: “Una buena relación con un profesor protege frente a los trastornos mentales. Una mala relación, los incrementa. Y eso está evidenciado”.

No obstante, fue firme al reclamar algo más que formación: “Los docentes necesitan herramientas. Conocer los síntomas no basta si no sabes qué hacer con ellos en clase”. Y lanzó una advertencia que sorprendió a muchos: “Junto con los psiquiatras y anestesistas, los profesores están entre las profesiones con más riesgo de suicidio. El cuidado del docente debe ser una prioridad”.

Una asignatura para la vida

Entre las propuestas planteadas, insistió en la necesidad de una educación socioemocional estructurada: “Habría que implantar una asignatura con su propio currículo, impartida por expertos. Tan importante como saber matemáticas es saber autorregularse y pedir ayuda”.

Además, compartió una medida preventiva sencilla, pero muy eficaz: “Comer todos juntos una vez al día. Mejora la comunicación, la salud emocional y la capacidad de detección precoz dentro de la familia”.

El programa: entre el aula y el hospital

Desde 2022, el equipo que lidera ha intervenido en más de 50 centros públicos de Madrid gracias al apoyo de dos fundaciones. Su misión es múltiple: detectar precozmente, apoyar al profesorado, asesorar a las familias y facilitar la conexión con los servicios sanitarios. “Hacemos de puente”, explicó. “Y cuando un alumno vuelve tras un ingreso hospitalario, estamos ahí para que esa reincorporación no fracase”.

Su experiencia ha demostrado resultados: “El curso pasado asesoramos 876 casos. Este trimestre ya llevamos más de 580”. Sin embargo, aún detectan barreras preocupantes: “Solo un 40% de los alumnos derivados terminan vinculándose con los servicios sanitarios. El resto se pierde en el camino”.

Medir, evaluar, mejorar

Vidal insistió varias veces en la necesidad de evaluar lo que se hace: “No podemos tomar medidas sin saber si funcionan. Medir cuesta, pero es prioritario”. En este sentido, su equipo ha iniciado un estudio de eficacia y otro de eficiencia económica: “En otros países, por cada dólar invertido en estos programas, se ahorran 50. Queremos saber si aquí ocurre algo parecido”.

También reivindicó la especificidad del trabajo en contextos educativos: “No sabíamos trabajar en colegios. Lo estamos aprendiendo sobre la marcha. Es otro mundo. Pero creemos en este modelo”.

Hacia una política pública

Para Vidal, la sostenibilidad del programa pasa por su adopción por parte de la administración: “Queremos que la Comunidad de Madrid lo asuma. No podemos seguir dependiendo de fundaciones privadas. La salud mental es un derecho, no un privilegio”.

Cerró su intervención con una frase que resume su mirada honesta y profesional: “No sabemos por qué está pasando, pero sabemos que está pasando. Y eso ya nos obliga a actuar”.

0
Comentarios