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Juan Navalpotro (Colegio Retamar): “La figura paterna es vital para afrontar la fragilidad”

En esta octava entrega de La Batuta Escolar, Juan Navalpotro insta a tener "un poco de sentido común y centrarnos en lo verdaderamente importante: educar". El director general del Colegio Retamar opta por crear "una cultura escolar que eduque en humanidad", lo que, afirma, "exige tiempo, errores y mucho cariño".
Alejandra PazLunes, 14 de abril de 2025
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Nacho de los Reyes (izquierda) y Juan Navalpotro (derecha) charlan en el estudio audiovisual de Siena Educación.

De antiguo alumno… a director. La vida profesional de Juan Navalpotro ha estado siempre ligada a la educación: primero, como docente en el Colegio Retamar, compatibilizando las clases de Matemáticas en Bachillerato con su trabajo en la Junta de Gobierno como responsable de Innovación y Docencia; ahora, como director del centro.

En este octavo episodio de La Batuta Escolar, podcast de MAGISTERIO presentado por el director del Colegio Nicoli Nacho de los Reyes, Navalpotro subraya que educar no es solo trasmitir conocimientos, sino también hacer que una persona sea capaz de tomar sus decisiones, sea libre y responsable.

Y pone el foco en la importancia de crear una cultura en el colegio, algo que, afirma, «exige años, equivocarse mucho, y creer de verdad en la libertad del alumno». Para ello, más allá de metodologías, se necesita «cariño, cercanía a las familias«, que deben entender que sus hijos pueden equivocarse y tomar los errores como una oportunidad para aprender y «salir mejorados». También son fundamentales para esta misión profesores capaces de parar una clase porque un compañero lo necesita o un problema matemático lo merece». «Ellos marcan el nivel, el tono, el cuidado de lo pequeño», señala con respecto a los docentes.

«Conectar con lo humano»

Además de estos elementos, para el director del Colegio Retamar es esencial «el valor de la presencia», «conectar más con lo humano, no con lo digital».

Al hilo de esto, el director del Retamar no evita la conversación sobre las pantallas y el uso de tecnología en el aula. En su opinión, “el desarrollo educativo por la tecnología va en contra de la educación”.

Navalpotro se enorgullece de no haber introducido pantallas en el colegio. «Estamos muy contentos con la decisión. Durante años recibimos mucha presión, incluso cierta incomprensión por parte de muchas familias». A pesar de ello, insiste en que «educar personas no puede ser un proceso digitalizado».

En este sentido, se pronuncia sobre las medidas tomadas por la Comunidad de Madrid para limitar el uso de dispositivos. «Ya era hora. Nos han dejado vendidos durante años. Se podía haber evitado si se hubiera metido un poco más de cabeza hace tiempo», garantiza.

La exigencia como muestra de amor

De vuelta a lo «humano», Navalpotro habla sobre la fragilidad emocional de muchos jóvenes, un tema que, dice, «preocupa e impone». Pero lo aborda con una mirada esperanzadora: «Para sacar a un chico de la fragilidad, hay que hacerle ver que es capaz«. Exigirle, porque, valora, «niño exigido, niño querido». «Todos necesitamos a alguien que nos empuje fuera de los límites», asegura.

Formación de personas

De cara al futuro, apuesta por «un proyecto ambicioso de formación del profesorado en la formación de personas». “Todos recordamos a un profesor que nos marcó. Eso es lo que debemos valorar y formar”, expresa.

Su apuesta es firme, y, quizá, revolucionaria, en tiempos de transformación digital y realidad tecnológica: educar personas libres, responsables y con grandeza. Eso, insiste, solo puede hacerlo otra persona.

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