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Lucía Herrera (CoDE): “Es cierto que hay universidades privadas que son chiringuitos”

La presidenta de la Conferencia de Decanas y Decanos de Educación lanza un mensaje claro en esta entrevista: hace falta repensar la educación desde dentro, desde las universidades, y asumir compromisos reales si se quiere afrontar con rigor el presente y el futuro de la profesión docente.
José Mª de MoyaMartes, 22 de abril de 2025
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Lucía Herrera, decana de la Facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte de la Universidad de Granada y presidenta de la Conferencia de Decanas y Decanos de Educación, no se mordió la lengua en esta entrevista. Su diagnóstico sobre el estado de la educación, las políticas educativas y los retos de la profesión docente resulta claro, documentado y sin medias tintas.

Educación digital sí, pero con límites

“La alfabetización digital es necesaria”, subrayó desde el inicio. Y no solo para el alumnado, sino también “para la familia”. Insistió en que muchos de los usos inadecuados de la tecnología se deben “al desconocimiento o porque no se tiene una formación adecuada”. Reclamó un enfoque más equilibrado: “Nos hemos pasado un poco. Las tecnologías son una herramienta más, pero no pueden ser la única herramienta en el aula”.

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Nos hemos pasado un poco con la tecnología en las aulas; hay que poner límites

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La experta fue especialmente crítica con el uso excesivo de recursos visuales, lo que a su juicio está desplazando el trabajo textual y deteriorando habilidades fundamentales. “Tenemos alumnado que cada vez es menos textual”, advirtió. Propuso como antídoto “educar, formar, pero también establecer límites”.

Sobre la creciente preocupación social en torno al uso de dispositivos en el aula, Herrera defendió la autonomía de los centros frente a políticas de prohibición: “Yo apostaría por la recomendación, nunca por la prohibición”. Eso sí, siempre acompañadas de estrategias educativas: “Una alfabetización digital es lo que necesitamos”.

En relación con la propuesta de trasladar el primer ciclo de la ESO a los centros de Primaria, Herrera se mostró favorable. “Todavía no tienen la madurez suficiente para estar en un centro con otras características”, explicó, abogando por un periodo de transición que facilite la adaptación al nuevo entorno educativo.

Madurez emocional, salud mental y escuela

Otro eje fundamental de su discurso fue el de la salud mental y el bienestar emocional del alumnado. “Estamos en una sociedad que ha cambiado mucho. La inmediatez, la falta de tiempo en la familia y estilos de crianza inadecuados están provocando problemas de ansiedad”, señaló. Subrayó la importancia de trabajar la autorregulación emocional tanto en casa como en la escuela y consideró imprescindible implementar programas socioemocionales en las aulas.

“Estamos pagando la factura de no atender a la importancia del desarrollo emocional”, dijo. Reivindicó equipos interdisciplinares formados por profesionales de la salud, la educación y los servicios sociales para abordar el problema desde una mirada global.

Calidad universitaria en entredicho

Cuando se abordó la calidad de las universidades, Herrera fue contundente: “Hay universidades privadas que son chiringuitos”, afirmó. Criticó especialmente a las universidades privadas online: “Son una fábrica de venta de títulos”. Y puso el foco en el máster de formación del profesorado, cuya calidad calificó sin rodeos: “Hemos pasado de ser muy malo a malo”. Según Herrera, un máster de un año “no es suficiente” para formar adecuadamente a futuros docentes.

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Hay universidades privadas que son chiringuitos, y eso es un flaco favor a la educación superior

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Sobre los planes de estudio universitarios, exigió una reforma profunda que incluya no solo competencias técnicas, sino también “competencias blandas, como la empatía y la regulación emocional”. Señaló la necesidad de superar las resistencias internas en los departamentos universitarios y apostó por “trabajo interdepartamental” y mayor conexión con los centros educativos.

“La selección del alumnado también debe cambiar”, reclamó, destacando las pruebas de acceso que ya aplican algunas universidades para asegurar que quienes estudian educación “realmente quieran y estén preparados para ello”. Recordó un caso: “Un alumno me dijo al comenzar las prácticas: ‘Lucía, esto no era lo que yo quería. No aguanto a los niños’. Había tardado tres años en darse cuenta”.

Finalmente, defendió un modelo de formación práctica desde el principio de la carrera y criticó que no haya un acompañamiento profesional posterior a la graduación: “Se nos fueron los egresados y no hemos mantenido ni un seguimiento ni un control”.

Lucía Herrera lanza así un mensaje claro: hace falta repensar la educación desde dentro, desde las universidades, y asumir compromisos reales si se quiere afrontar con rigor el presente y el futuro de la profesión docente.

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