Mirian Galán y la educación "sin horarios": "No se integran asignaturas para la vida porque no se escucha a los docentes"
Mirian Galán sonríe detrás de un ejemplar de su libro, entre las estanterías de una biblioteca. ®MIRIAN GALÁN.
¿Cuántos adolescentes no conocen su cuerpo y tienen miedo al sexo? ¿Cuántos adultos no saben leer ni entienden los conceptos que figuran en sus nóminas? ¿Cuántos profesionales no son capaces de presentar un proyecto delante de sus compañeros de trabajo? Si bien nuestro concepto de la educación se basa en asignaturas como Lengua y Literatura, Matemáticas o Geografía, Mirian Galán cree firmemente que educamos constantemente, sea o no en las aulas, y en la importancia de enseñar Finanzas, Oratoria, Salud y Nutrición desde edades tempranas.
Así lo expresa en esta Entrevista MAGISTERIO, en la que, además de hablar de su libro Educar sin horario, analiza la necesidad de una educación emocional para los más pequeños, la importancia de una metodología «tecnológica, sí; con tecnología, no», y critica la falta de conciliación entre la vida laboral y familiar para los padres y madres españoles, culpable, según dice, del exceso de actividades extraescolares.
“Educar sin horario”. ¿Nos estamos obsesionando con educar a todas horas, en lugar de permitir que los niños se despejen y disfruten? ¿O te refieres a la importancia de tomar consciencia de que estamos educando incluso cuando no somos conscientes de estar haciéndolo?
–La educación no tiene horario porque el simple gesto de bañarnos y aprender las partes del cuerpo o cocinar juntos ya es un aprendizaje para la vida. Salir al campo y correr entre árboles de hoja perennes o montar en bicicleta ya es educación.
Hacer ejercicio, leer x libros, meditar… Tantos adultos están obsesionados con las cosas que “hay que hacer”, ¿estamos metiendo a los niños en la misma espiral?
–Creo que es más cuestión de la no conciliación conforme al trabajo de los padres y madres en este país que realmente que los niños hagan mil actividades. Si las familias pudieran disfrutar de ir a buscar a sus hijos al colegio a la hora correspondiente quizás no tendrían que apuntarles a mil extraescolares diferentes.
¿Qué nos puedes contar de tu libro? Es una guía eminentemente práctica con muchos consejos y propuestas, y también anécdotas.
–Es un libro práctico, una guía diferente, con esas preguntas que tanto familia como profes se hacen, como la educación sexual desde la infancia, que tan necesaria es, o cómo enseñar educación financiera a los peques de una manera súpersencilla. Eso, aderezado con anécdotas de mi vida profesional como maestra de educación infantil súperdivertidas.
¿Por qué lo escribiste? ¿Cuál era la necesidad de tratar estos temas?
–Creo en la necesidad de educar en la sexualidad a los peques porque el mundo va cambiando y debemos estar informados. Pero realmente me di cuenta hace unos años cuando fui a pedir una hipoteca y veía que me hablaban en otro idioma que yo desconocía. Me sentí súper frustrada por no entender nada y vi la necesidad de la educación para la vida adulta, cosas que vemos banales y son necesarias.
Cuando tienes que hacer esa presentación en la oficina delante de 50 personas y no tienes preparación en oratoria, o cómo enseñar a un peque ante una emergencia llamando al 112… Educación básica, la educación sin horarios.
La sociedad del siglo XXI parece obsesionada con la productividad. Llevamos un ritmo frenético que, de hecho, es causante de muchos de los problemas mentales que padecemos. ¿Cómo educar a que nuestros hijos crezcan más sanos, aun siendo realistas con el mundo que les toca vivir?
–Enseñándoles desde la infancia educación emocional y siendo un ejemplo para ellos. ¿Cómo podemos decirle a un peque que no se frustre si nosotros cuando vemos un partido de fútbol nos ponemos a gritar? Gestionar y conocer nuestras emociones hará que en un mundo con ritmo frenético podamos entendernos y valorar lo realmente importante en nuestra vida.
Las pantallas copan la actualidad a nivel educativo. ¿Cómo aprovechar las ventajas de herramientas como tablets o plataformas web sin perpetuar la adicción que están desarrollando los más pequeños a los dispositivos tecnológicos?
–Está claro que pantallas cero los tres primeros años de vida. Luego las familias deben responsabilizarse de lo que ven sus peques, cuánto tiempo y para qué. Existen muchísimas aplicaciones educativas en el mercado, para pintar, aprender inglés… y no ver vídeos por verlos, que les crea ansiedad y necesidad de inmediatez.
¿Deberíamos volver a una educación analógica, a los libros de texto impresos, las pizarras con tizas y las actividades sin tecnología incorporada?
–Creo que para que los niños estén seguros también necesitan educación tecnológica y creo que es necesario. Pero también está claro que el aprendizaje es mayor cuando escribimos a mano, leemos sin perder la vista en una tablet… Educación tecnológica, sí; educación con tecnología, no.
Eres maestra de Infantil, ¿cuál es la realidad en las aulas?
–Las ratios en Educación Infantil son una locura, se quiere personalizar la educación por alumno y es imposible. Trabajo en una escuela de Educación Infantil en Pozuelo de Alarcón, está clara nuestra labor asistencial y se crean vínculos increíbles, pero hay muchas ocasiones en las que no podemos desarrollar nuestro trabajo educativo, que con tanto amor, cariño y profesionalidad programamos, por la cantidad de alumnos en el aula y la falta de recursos humanos.
El tema burocrático al que nos vemos sometidos, los continuos cambios de ley que conllevan un nuevo estudio del desarrollo de los objetivos… Son tantas cosas …
Los niños cada vez tienen móvil antes. ¿A partir de qué edad consideras sano darle un smartphone a un pequeño? ¿Cómo crees que deberían gestionar los padres la relación con la tecnología… sobre todo estando tan expuestos a las redes sociales?
–Que tengan su propio móvil yo diría que a partir de los 16 años. Que puedan realizar tareas, jugar con apps de dibujo, leer libros, aprender idiomas o usar juegos educativos, creo que perfectamente y bajo supervisión con ocho ó nueve años. Que antes de todo posean conocimientos sobre tecnología.
En el libro hablas de educar en inteligencia y gestión emocional, un tema al que parece que se le está dando más importancia en nuestros días. Como maestra de Infantil, ¿cómo ves a los alumnos en este sentido?
–Es súperimportante que desde que nacemos conozcan nuestro rostro, cómo son las emociones, y aprendan técnicas de relajación o manejo de la frustración. En el libro, Sara Hernández, especialista en educación emocional y escritora de Chispas conoce las emociones, nos deja unas actividades para realizar en casa o el cole.
Entiendo que supondrá un reto añadido para los padres, adultos que hasta ahora no han trabajado mucho el ámbito emocional, al ser algo de lo que no se hablaba en las generaciones anteriores. Sobre todo en lo relativo a tratar temas tabú.
–Creo que cada vez está más instaurada en la sociedad la importancia de las emociones en nuestras vidas, que llorar es igual de importante que reír.
Se dice mucho que ser niño hoy es más complicado que hace unos años. ¿Lo crees? ¿Y ser padre, y lidiar con un mundo online que no pueden controlar?
–¡Nosotros nos raspábamos las rodillas en los columpios y ahora los parques tienen colchones para que los peques no se hagan ni un arañazo! Creo que hay sobreinformación, y lo importante es que nuestros niños sean felices, aprendan sobre la vida, el respeto a los demás, y tengan conocimientos y cultura.
¿Por qué es importante educar a los niños en finanzas… y por qué no se integran estas cuestiones en los colegios?
–Asignaturas para la vida, como las llamo yo, educación financiera, oratoria, salud, nutrición… no se integran porque no se escucha a los docentes. Vivimos en un mundo donde se prioriza la productividad y no lo realmente importante y valioso, como es la educación. Si así fuera no tendríamos 30 niños por aula, con necesidades educativas especiales, familias desectructuradas, refugiados de guerra que hablan otros idiomas …