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Escuela de psicópatas

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Mientras la salud física de los menores mejora sin cesar en los países desarrollados, lo cierto es que sus problemas mentales no dejan de crecer. Los medios de comunicación airean noticias espeluznantes de chavales que se comportan con extraña crueldad y protagonizan comportamientos dañinos o impropios de su edad. ¿Qué se está rompiendo en el interior de tantos niños?

Autor: ÁNGEL PEÑA

Dos chavales del tranquilo pueblo barcelonés de Ripollet hablan por el telefonillo de un edificio con María Dolores, compañera del colegio. Le piden que baje. María Dolores acepta. Lleva ropa de andar por casa. No quiere demorarse. Sin embargo, no se la vuelve a ver hasta el día siguiente… en un descampado, la yugular seccionada y su cuerpo apaleado. Los dos chicos son detenidos. Uno inculpa al otro y alega que él “sólo miraba”. La causa, dicen, son los celos.

¿Un crimen pasional con 14 años? Tiene que haber algo más. Poco después del macabro incidente se presentó el informe Los problemas de salud infantil, tendencias en los países desarrollados, del Observatorio de Salud de la Infancia y la Adolescencia Faros, que alertaba de “un inquietante y creciente aumento de los trastornos mentales”: el 20% de niños está en riesgo de desarrollar una mala salud mental, decía. Pero peor aún: el suicidio es la tercera causa de muerte entre los niños de 10 a 14 años. ¿Qué podemos esperar cuando los chicos no respetan ni su propia vida?

Amable Cima y Ana Jiménez-Perianes, profesores de Psicología Clínica Infantil de la Universidad CEU San Pablo, explican que el suicidio es la última solución ante una situación a la que no se le ve salida. “La preadolescencia es una fase de importantes cambios, y en ella el enfrentamiento a conflictos en la familia, el centro escolar o el grupo de amigos se puede vivir como acontecimientos ‘terminales’ –aunque fruto de una percepción falsa de la realidad–, ante los cuales no hay opción positiva o actitud personal de respuesta”, dice Cima.

El chaval se ve ante toda una constelación de conflictos que pueden desequilibrarlo: “El fracaso escolar como causa y consecuencia de una presión académica excesiva, el acoso moral y físico en el colegio (bullying), los modelos negativos que el mundo de los adultos les transmite a través de los medios de comunicación, los problemas internos de la dinámica familiar (violencia doméstica, rupturas familiares traumáticas, paternidades irresponsables), la percepción de que los adultos no les ofrecen ayuda válida y directa para sus problemas personales…”, enumeran Cima y Perianes.

EL MODELO DE DEJAR HACER

Pero el inquietante salto que experimenta la actualidad quizá se deba a que el preadolescente se encuentra peor preparado. “En los últimos 20 años se ha producido un cambio radical en los modelos educativos familiares, que han dejado en manos de ‘la sociedad’ la educación de sus hijos e hijas, han considerado que el mejor modelo de respuesta es el de ‘dejar hacer’, lo que ha dado lugar a niños que carecen de normas claras de actuación, de límites y de responsabilidad sobre sus actos, y con un mínimo desarrollo de actitudes resilientes (la capacidad del individuo para enfrentarse y sobreponerse a situaciones que vienen acompañadas de un elevado dolor emocional)”, resume Perianes.

Aunque creen que no existen soluciones mágicas ante esta situación, los profesores Cima y Perianes consideran, de manera genérica, “que la prevención pasa por mejorar las estrategias educativas de las familias, por consolidar modelos positivos de actuación basados en el esfuerzo y la flexibilidad, por aumentar las expresiones de atención, cariño y afecto que reciben los jóvenes de sus familias y de la sociedad, y por aumentar las habilidades personales de los preadolescentes para enfrentarse a los problemas y resolverlos de manera satisfactoria”.

EL TERRIBLE CASO DE FINLANDIA, EL ALUMNO EJEMPLAR
• DOS MATANZAS. De todos los “países desarrollados” de los que habla el desasosegante informe de salud infantil, hay uno con una paradoja demasiado cruel. El sistema educativo de Finlandia aparece siempre en los primeros lugares de los análisis realizados por instituciones trasnacionales. Sin embargo, en pocos meses, dos jóvenes hicieron saltar la alarma en el país con sendas matanzas en sus institutos.

• ADOLESCENCIA, CREATICIDAD Y PSICOSIS. Pirkko Turpeinen-Saari, autora del libro Adolescencia, creatividad y psicosis, explica que, pese a los buenos resultados de los colegios finlandeses, los niños ”no se sienten bien en ellos”. Para ella, ”hay demasiada competitividad, en vez de colaboración, porque a las escuelas se les ha permitido especializarse y competir unas con otras”. Un factor que se une a la cultura de la violencia que impera en la sociedad finlandesa desde la guerra civil de 1918 y el enfoque economicista de la cultura actual.

• INTELIGENTES, SOLITARIOS Y DEPRESIVOS. El resultado más negativo de este sistema son esos chavales que explotan en macabras apocalipsis: “Suelen ser chicos inteligentes, solitarios y depresivos, ridiculizados por sus compañeros; han tenido algún tipo de tratamiento por depresión, les atraen las películas violentas y conectan en internet con jóvenes de similares características”, asegura Turpeinen-Saari.

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