Educación artística y emocional: ConfinARTE para niños
Muchos padres miran a Internet con recelo; también creen que arte y manualidades son sinónimos. Pero si unimos tecnología y creatividad podremos ofrecer a los niños una ventana a nuevas forma de creación artística, cuyas ventajas son tan importantes.
Por Ana Veiga
En 2013, se planteó el debate de eliminar asignaturas ‘que distraen’ como decía el ex ministro de Educación José Ignacio Wert. Con la distracción se refería a materias como la música del programa, que debido a la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) dejó de ser obligatoria, poniendo en manos de las comunidades autónomas su voluntad –o no–de impartirla.
Muchos son los profesionales e instituciones que han abogado por la importancia de dar marcha atrás en esa minusvaloración del arte en la educación. Uno de ellos, es el estudio de la Fundación Botín ¡Buenos días creatividad! que mostraba la importancia de la creatividad en nuestra sociedad, específicamente en el ámbito educativo. Incluso, en 2014 la Fundación da un paso más con el informe internacional Artes y Emociones que potencian la creatividad que analiza cómo las artes, y concretamente seis de ellas (artes plásticas, cine, danza, literatura, música y teatro), nos emocionan y potencian nuestra imaginación y la capacidad que tenemos para crear. “El informe pretende concienciar sobre la importancia que tienen las artes en la formación de las personas debido a los beneficios que producen en el desarrollo personal y social, así como en nuestras competencias creativas (…); y sentar las bases y el modelo de trabajo que, desarrollado en colaboración con la Universidad de Yale, utilizará el Centro Botín de Santander en sus programas formativos”, explican.
“Todas las artes ayudan a componer el puzzle que forma a la persona”, explica Marina Pascual, responsable de Programas para el Desarrollo de la Creatividad del Centro Botín, que formará parte del ciclo de conferencias La educación que queremosorientado a familias, que se está realizando durante este año en la sede de la Fundación en Madrid –aunque en algunos momentos en formato streamingdebido a la alerta sanitaria–.
Si el coronavirus no lo impide, Pascual impartirá de forma presencial su conferencia Cómo introducir las artes y su enorme potencial en nuestro día a día familiar el 15 de octubre en Madrid. Su objetivo es formar a las familias en el papel del arte en la educación. Y hablamos del arte con minúscula y sin ampulosidades, alejando del todo las elevadas miras que se le suelen otorgar.
“Quiero que padres y madres sean conscientes de que, para usar las artes, no hace falta ser artista. El problema es que entendemos el arte con ir a un museo o a pensar que hace falta ser artista para educar en artes. Pero el arte está en todo: en el estampado de un vestido, en la publicidad, en los garabatos que haces al hablar por teléfono… Tenemos que vivir el arte como algo más natural, siendo conscientes de que nos rodea y que se puede jugar con él”, sostiene.
Beneficios en la infancia
“La gente piensa en la creatividad como la clase de plástica y en plástica como manualidades. Eso no es arte, no estás manejando emociones ni expresándote. Creo que hay mucho desconocimiento y, cuando se entiende, se ven las ventajas que tiene para nuestros hijos”, comenta Pascual.
Sobre esas ventajas, hablamos de desarrollo personal, emocional y físico. “Somos un ser integral, no podemos separarnos en ojo, mano, cabeza… todo lo que vives a través de tus experiencias significativas te impacta y se fija en tu cabeza”, es la sinapsis neuronal. Para que la sinapsis se consolide y cree nuevos caminos, la experiencia debe repetirse aunque se viva de formas diferentes. Por ejemplo, ir a un museo es positivo pero si el niño va solo una vez, terminará por borrarse de su cabeza, no se afianzará la experiencia ni podrá desarrollar su visión crítica.
Esa visión es una de las principales ventajas. Cada vez más estudios afirman que la curiosidad y el juego son los motores del aprendizaje. Así que la clave como padres es activar ese motor, motivar, conseguir una activación emocional. Y no tiene por qué ser una emoción positiva, puede ser asco o enfado hacia algo. Si hay motor emocional y luego esa persona puede practicar y jugar, retendrá ese mensaje.
“El arte es una herramienta buenísima para despertar ese interés. Ver con tu hijo la obra de Ai Wei Wei con mil bicicletas puede abrir un debate sobre ecología. Me gustaría conseguir que los padres sepan que existe ese camino y que valoren la capacidad de asombro para aprender. Quitarse el miedo al arte y desmontar estereotipos”, afirma apostando por democratizar el arte.
Además, muchas de esas artes potencian precisamente algo que los niños necesitan: la educación emocional y la gestión de emociones. “La gestión de emociones debería formar parte de nuestra educación como personas. Con las artes desarrollas educación emocional porque no solo te conoces más a ti mismo sino que empatizas con el otro. También te aporta experiencias con las que desarrollar la empatía”. Sobre la gestión –y generación– de emociones, apunta sobre todo a la música. Y a la etapa de confinamiento como una fase en la que se ha subrayado su importancia. De hecho, las imágenes de balcones y ventanas llenas de instrumentos han recorrido muchos telediarios.
La música es el lenguaje universal, ya que inspira y evoca emociones profundas y despierta nuestra imaginación, abriendo nuevas vías creativas. La música se utiliza para alcanzar estados psicológicos concretos, modifica o gestiona un comportamiento; además, participar en coros, orquestas y bandas crea vínculos, promueve la cooperación y el trabajo en equipo.
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Educación artística en casa
Más allá de lo que pase en las aulas, compartir el espacio con el arte puede empezar desde nuestra casa. Muchos padres y madres se preguntan cómo incorporar el arte a la educación familiar. Pascual matiza y prefiere hablar de creatividad. “El arte suena más elevado, parece que nos referimos a comprar cuadros”, bromea, “cuando en realidad el arte es el medio para desarrollar la creatividad y esa creatividad es lo que nos va a cambiar la mirada, a dar más herramientas para hacer frente a mil situaciones, como se ha visto ahora con la pandemia”.
Esa formación artística permite ver un mismo asunto desde muchos prismas. “¿Cuántos cuadros u obras hablan de la inmigración, pero no son iguales? Los artistas de hoy son los filósofos del siglo XXI y, cuanto más expuesto esté el niño a diferentes formas de contar lo mismo, más aristas tendrá el prisma por el que mira, porque le permitimos acumular experiencias sin haber vivido todas esas historias”, razona. Es decir, le mostraremos diferentes enfoques y caminos para abordar un mismo problema, lo que le dará más herramientas para afrontar sus decisiones o momentos difíciles cuando se presenten.
¿Cómo hacer que el niño acceda a esos diferentes prismas artísticos? Pascual apunta a Internet como fuente de creatividad inagotable y ventana al mundo. Aboga por evitar la demonización de la tecnología e incide en que sus bondades dependen de su uso. “Si nuestros hijos no tuvieran Internet, no recibirían clases online ni accederían a tantos contenidos. Para muchos adolescentes que hemos conocido en el Centro Botín, Internet es su fuente de información porque no consumen prensa impresa. Ellos son mucho más creadores que generaciones anteriores porque usan las herramientas: todos escriben textos, hacen fotos, les gusta la poesía…”.
Defiende que los padres abran la mente a estas nuevas formas y plataformas de crear. “En Instagram, por ejemplo, hay mucha poesía y microrrelato; YouTube permite la creación audiovisual. Los jóvenes están muy en contacto con el arte, simplemente no es el formato de arte que teníamos en la cabeza”.
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