Un modelo transformador

Muchas escuelas, desde hace algunos años, vienen planteándose seriamente la necesidad de un cambio en su centro. Actualmente, los aportes de las investigaciones y tendencias mundiales en Educación establecen un panorama donde no tiene cabida el conformismo e inmovilismo en una escuela.

Si bien aún falta aprovechar lo que nos une para generar acuerdos y alianzas que supongan un compromiso real para el cambio de la Educación, las razones irrefutables que presionan a nivel internacional a las escuelas para que se produzca un cambio sistémico de sus modelos de organización son claras y pueden agruparse en cuatro: existe un deseo o visión claras de lo que nos gustaría que fueran nuestros alumnos; sabemos cómo hacerlo, hay escuelas que funcionan y que son referentes perfectamente imitables;  lo que ya conocemos gracias a la investigación y los avances, por ejemplo, de la neurociencia; y por último, el rigor que se nos exigen desde presiones externas.

Para alcanzar un modelo de excelencia que responda a las necesidades de nuestros alumnos, creemos necesario generar un proyecto de transformación que se centre en la mejora comprometida y simultánea de seis aspectos fundamentales de la vida escolar. Así, surge desde la Fundación Trilema un modelo de innovación que hace que la transformación de nuestras escuelas sea posible.

El modelo que la Fundación Trilema ha propuesto, y que se aplica a la red Escuelas que Aprenden, ha sido recientemente llevado a análisis por un estudio realizado desde la Universidad Autónoma de Madrid que ha contado con la valoración de consultores externos (expertos del mundo universitario, instituciones educativas…) y profesionales (directivos y docentes) de las diferentes escuelas que lo ponen en práctica.

Tras el análisis en profundidad de las propuestas, las fortalezas y los retos para la sostenibilidad del modelo, esta validación le sitúa como “un modelo que puede ser un referente de cómo abordar el currículum para desarrollar una propuesta educativa por competencias”, según apuntan algunos de los expertos consultados.

El proceso de innovación y cambio educativo que la Fundación aplica en sus escuelas y en otros centros que apuestan por su transformación, se basa en un modelo propio (Modelo Trilema) basado en la metáfora del cubo Rubik.

Este modelo defiende que el cambio permanente en un centro educativo se consigue al modificar a la vez seis aspectos clave, como las seis caras del cubo, que han de moverse de forma simultánea para resolverlo. Estas claves son: currículum (qué enseñar), metodología (cómo enseñar), evaluación (qué y cómo evaluar), organización del centro (gestión de espacios, tiempos, flexibilidad…), personalización del aprendizaje (acción tutorial, pastoral, orientación y estrecha relación con las familias) y liderazgo (desarrollo profesional, habilidades directivas…). Este último elemento es el más importante para que el cambio se haga efectivo: “una institución no cambia si no hay un motor, y ese es el equipo directivo”, señala Carmen Pellicer.

1. En primer lugar, este modelo pone el currículum al servicio del aprendizaje en una clara apuesta por la interdisciplinariedad y la relevancia curricular.
2. En segundo lugar, para provocar cambios significativos en la mejora del aprendizaje de los alumnos, es necesario conocer estrategias metodológicas activas que complementen las que el docente ya posee, como herramientas de estimulación del pensamiento, trabajo cooperativo, trabajo por proyectos, aprendizaje basado en problemas…
3. También es importante la creación de una nueva cultura de la evaluación, entendida como un proceso continuo y sistemático, en el que se da protagonismo a procesos de auto y coevaluación. Todo ello, con la finalidad de realizar un seguimiento más personalizado del proceso de aprendizaje del alumno, favorecer su autonomía y hacerle consciente de su aprendizaje.
4. La gestión de espacios, tiempos, agrupaciones, flexibilización, interdisciplinariedad, que configuran la organización de un centro educativo, son también fundamentales para la implantación del proyecto de cambio. La clave de todo sistema educativo con buen desempeño se encuentra en que los equipos directivos lideren los procesos de acompañamiento y desarrollo profesional de los docentes.
5. El acompañamiento personal a cada miembro de la comunidad educativa, que lleva a individualizar desde la intervención en aula, la orientación, el acompañamiento pastoral y la acción tutorial hasta la relación con las familias y los entornos educativos, es otra área de trabajo en un proceso de cambio real de centro.
6. Y, por último, la reflexión sobre modelos de dirección y liderazgo pedagógico, habilidades directivas e implementación de herramientas como el porfolio docente o el coaching didáctico, son las principales líneas de actuación en este ámbito fundamental para el cambio.

• Presidenta fundadora de la Fundación Trilema. Teóloga, pedagoga y escritora. Ashoka Fellow 2016. Dirige actualmente la publicación ‘Cuadernos de Pedagogía’. Ha sido profesora en diferentes IES de Valencia y Baleares; en el Fitzharry’s School de Oxford; en la Facultad de Estudios de la Empresa y en Magisterio de Valencia; en el Instituto CC Religiosas de Valencia y en ISCRD San Agustín de Madrid. Asimismo, ha ejercido como coordinadora y profesora TOK de Bachillerato Internacional.
• Ha participado en diferentes programas de Project Zero, Harvard, donde realizó un máster sobre Inteligencias Múltiples. Lidera numerosos programas de formación de profesores y directivos dentro y fuera de España. Dirige, junto con José Antonio Marina, la Cátedra de Inteligencia Ejecutiva de la Universidad Nebrija. Preside la Asociación Española de Coaching Pedagógico y Evaluación Educativa (Aecope), y con su equipo lleva realizando programas de ‘coaching’ y desarrollo profesional docente en más de 3.000 centros escolares desde 1988.