Principales riesgos en la infancia y adolescencia
1. Violencia de género
Nace de una equívoca educación a la niña para el tú, para el otro; y por contra al niño para sí mismo.
Es un problema de salud pública, que se debe abordar desde la educación temprana y también desde la política.
Debemos mostrar que se puede y debe anticipar que en la vida habrá momentos no solo dolorosos, sino de sufrimiento, de incomprensión, de deslealtad, y que a veces es mejor romper y hacerlo desde el civismo y el respeto que intentar doblegar una opción.
Hay que educar desde todos los ámbitos en la capacidad de adaptación, de flexibilidad, de reestructurar cognitiva y emocionalmente. Trasmitiendo la importancia de la sonrisa, del humor para relativizar, para priorizar, para reírse también de uno mismo.
Mucha de la violencia machista entre adolescentes se da en las redes sociales. Hay que educar a los niños para que preserven su intimidad en la red.
Mucha de la violencia machista entre adolescentes se da en las redes sociales. Hay que educar a los niños para que preserven su intimidad en la red
2. Acoso escolar
La escuela debe evitar la tendencia a minimizar la gravedad de las agresiones entre iguales. Se hace patente que el profesorado debe contar con una formación y con una orientación específicas que le permitan afrontar este problema educativo con acciones creativas y ajustadas al entorno.
El protocolo general de actuación conlleva también tomar medidas para hablar con todos los individuos implicados, de manera que cobren conciencia de la gravedad del caso y sugieran modos de corrección. Los profesionales han de actuar sobre tres grupos de personas: profesores, familiares y estudiantes, buscando realizar una eficaz ‘sensibilización’ al problema.
En la red, hemos de prevenir las amenazas a la privacidad. Los progenitores tienen una responsabilidad inexcusable sobre los hijos: hay que supervisar las conductas, e impedir las de riesgo.
Los progenitores tienen una responsabilidad inexcusable sobre los hijos: hay que supervisar las conductas, e impedir las de riesgo
3. El suicido
La prevención del suicidio forma parte integrante del plan que se propone la OMS de reducir un 10% la tasa de suicidio en los países para el 2020.
Habremos de elaborar unos protocolos de qué cambios conductuales, qué frases, qué silencios nos pueden poner en la pista de un intento autolítico, porque generalmente quien va a suicidarse emite algunos avisos previos.
Al preguntar sobre la idea suicida podemos conocer el grado de planificación de la misma. Cuanto más planificada sea la idea suicida mayor es el riesgo y por tanto más rápido hay que actuar llevándolo a una consulta especializada. Los padres pueden ayudar a prevenir el suicidio con una buena comunicación con sus hijos, demostrándoles su amor, su apoyo en la vida.
Por su parte, los medios de comunicación no deben tratar las noticias de suicidios de forma sensacionalista, evitar dar detalles, que la información sea responsable y ética, que no aparezcan fotos del fallecido ni información sobre el método utilizado con detalle…
Existen los teléfonos de emergencia contra el suicidio como el Teléfono de la Esperanza (717 003 717) y el Teléfono contra el suicidio de la Asociación de La Barandilla (910 380 600).
Los padres pueden ayudar a prevenir el suicidio con una buena comunicación con sus hijos, demostrándoles su amor, su apoyo en la vida
4. Sectas y fanatismo
En nuestras sociedades occidentales se aprecia una falta de identidad, pérdida del sentido de trascendencia, de religiosidad, del más allá. Nos invade el nihilismo.
Precisamos generar un discurso coherente, basado en nuestros valores y virtudes, transmitiéndolo de forma pedagógica por los mismos medios en los que propaga el contagio. Necesitamos anticuerpos psicológicos, sociológicos, antropológicos.
En nuestras sociedades occidentales se aprecia una falta de identidad, pérdida del sentido de trascendencia, de religiosidad, del más allá
5. Violencia filio-parental
Hay que trabajar con todos los miembros de la familia, implicándoles, fomentando la tolerancia y autorresponsabilidad, haciéndolo con criterio profesional, con medios humanos, medios logísticos, de forma intensa, positiva, comprometida, dilatada, sabiendo de las fases del proceso, de los distintos factores interactuantes, cabe compartir esperanza.
Esta denominada patología del amor, este tsunami relacional, demanda una mayor implicación de los organismos de salud mental y no solo de justicia, así como su inclusión en los seguros médicos.
Esta denominada patología del amor, este 'tsunami' relacional, demanda una mayor implicación de los organismos de salud mental y no solo de justicia
6. Drogas
Jóvenes y menos jóvenes están convencidos de que la herramienta útil es la prevención y específicamente la educación en el hogar, la escuela, los medios de comunicación y primordialmente el ejemplo.
Hay que formarles en la capacidad crítica, no en el consumismo temprano que les hace dependientes. No debemos confundir la tolerancia con la indefinición.
Facilitémosles una información real y objetiva de los riesgos del consumo de drogas y promovamos en ellos actitudes de cuidado hacia su salud. Por eso y con anterioridad hay que decirle al hijo: “Tienes un cerebro, dos pulmones, dos riñones y un hígado. ¡Tú mismo! Educar en la auto-responsabilidad.
Facilitémosles una información real y objetiva de los riesgos del consumo de drogas y promovamos en ellos actitudes de cuidado hacia su salud
7. Nuevas tecnologías
En ocasiones los adolescentes manejan la red mejor que sus progenitores, les ofrece más información de la que estos les puedan dar, por lo que dejan de ser el referente, siendo sustituidos los adultos por internet como fuente de información y de transmisión de valores.
Eduquemos para ser saludable. Debemos realizar actividades conjuntas en familia que faciliten el diálogo y la relación, leer, hacer deporte; escuchar música, estar en contacto con la naturaleza, realizar algún tipo actividad creativa, campamentos.
Es importante conocer las cuentas de correo que manejan los adolescentes y controlar sus correos electrónicos, pero siempre cara a cara, los hijos también tienen derecho a su intimidad.
Debemos realizar actividades conjuntas en familia que faciliten el diálogo y la relación, leer, hacer deporte; escuchar música, estar en contacto con la naturaleza...
8. Ludopatía
Debemos los padres prestar atención y supervisión horaria y conductual que imposibilite el aislacionismo del joven y que se recluya en el juego.
Una vez el problema está instaurado, el antídoto se inicia reconociendo el grave problema, deseando resolverlo y pidiendo ayuda.
Deben ocupar todo su tiempo libre. Buscando nuevas implicaciones personales y/o profesionales. Autoexcluyéndose tanto del juego presencial como “online”, a través de la Dirección General de Ordenación del Juego.
Debemos los padres prestar atención y supervisión horaria y conductual que imposibilite el aislacionismo del joven y que se recluya en el juego
9. Anorexia y bulimia
Hay que supervisar los hábitos alimentarios de nuestros hijos, las restricciones, hacer régimen puede conllevar fatiga intelectual y física, crear frustraciones que desemboquen en una anorexia o bulimia.
Es mejor prevenirla que tratarla. Habrá que inculcarles desde pequeños una buena relación con la alimentación y cuidar su estabilidad emocional.
Habrá que inculcarles desde pequeños una buena relación con la alimentación y cuidar su estabilidad emocional
10. El ocio como contexto de riesgo
Adolescentes y jóvenes viven su ocio en un contexto de trasgresión, de vinculación con el grupo de pares, de alienación programada como forma de romper con lo cotidiano, mediante la intensificación de experiencias de interacción en las que intermedian estímulos externos.
Retomemos lo que subyace tras estos conceptos: intimidad, dignidad, honor y respeto.