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¿Qué necesitamos los españoles?

Manuel Carmona
Profesor universitario
8 de enero de 2020
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Se inició este 7 de enero un nuevo gobierno en España. Las posiciones partidistas han quedado reflejadas con dos bloques enfrentados separados por sólo dos diputados de diferencia, y 18 representantes de la soberanía nacional abstencionistas. La crispación de días y semanas atrás es preocupante. Y lo peor es que los primeros indicios de esta nueva legislatura parecen indicar que esa acritud va a continuar durante un tiempo. Resulta lamentable que gente que no quiere participar de la convivencia democrática pacífica y en concordia estén ocupando escaños en el Congreso de los Diputados, como es el caso de la diputada de ERC que hizo ayer de portavoz de su partido para decir lo que dijo sobre su nulo compromiso con la gobernabilidad de España.

Como avisó durante su intervención el diputado del PNV que ha liderado las negociaciones de su grupo con el PSOE y UP, Aitor Esteban, ahora llega lo más difícil: la gobernanza y toma de decisiones, cumplir con lo pactado. Esas palabras son muy similares a las que hace poco más de año y medio el mismo peneuvista dijo cuando dio su apoyo a la moción de censura contra el entonces presidente Rajoy. Es solo cuestión de tirar de hemeroteca para recordar su aviso a navegantes, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias: ya les advirtió que ahora llegaba la hora de cumplir con los compromisos adquiridos para que el primer gobierno del PSOE en solitario con todos esos avales de otras fuerzas políticas pudiera ir cumpliendo los compromisos adquiridos por Sánchez y su “gobierno bonito”.

Pasaron aquellos veinte meses, hemos vivido dos elecciones generales en 2019 –en abril y noviembre–; los comicios en la mayoría de las regiones españolas, y en todas las alcaldías de nuestro país. Y España sigue viviendo con unos Presupuestos Generales que vienen del último Ejecutivo encabezado por el PP de Rajoy prorrogados hasta por dos años consecutivos con pequeñas enmiendas introducidas en su momento por PSOE y UP. Las consecuencias de ese paroxismo político las estamos viviendo los hombres y mujeres de este país por la falta de medidas y programas con inversiones económicas imprescindibles para mejorar la Educación en todos sus niveles, la Sanidad, los Servicios Sociales y ese cuarto pilar que es la Dependencia. Por no hablar ahora de las políticas clave para desarrollar con inteligencia, responsabilidad y mesura la transición ecológica desde las familias a las instituciones públicas y privadas.

Ahora llega lo más difícil: la gobernanza y toma de decisiones, cumplir con lo pactado

Por todo ello, junto a la doble advertencia del diputado del PNV hace año y medio y ahora, quiero destacar la que ha realizado Ana Oramas de CC, quien volvió a dar una lección de civismo a los dos bloques enfrentados en la Cámara Baja y a su propia fuerza política regionalista canaria, cuando dijo que sustentaba su no a este gobierno por su compromiso en no dar la espalda a sus votantes y al resto de españoles, y advirtiendo también a PP, C’s y VOX que dejaran de hacer demagogia señalando a Bildu como la continuidad política de ETA.

España tiene a día de hoy unos 3,1 millones de personas desempleadas. En cambio, Alemania necesita 1,4 millones de nuevos empleados en puestos de alto valor añadido. Si los desempleados españoles ocuparan la totalidad de esos puestos de trabajo, el desempleo español quedaría reducido a la mitad, y estaríamos muy cerca del pleno empleo. Resulta alarmante y significativo que en España cada vez que hay una crisis socioeconómica nacional o internacional, las tasas de desempleo se disparen. Y por el contrario en nuestros países hermanos de la Europa occidental, en Canadá o en los EEUU, esos porcentajes de desocupados sean más bajos en los años más duros de las crisis. Y luego desciendan hasta lograr de nuevo el pleno empleo en las etapas de expansión económica.

Esta circunstancia, como acabar con la precariedad de las condiciones laborales en todos los sectores profesionales. O el apostar de verdad por un Plan Nacional de Educación para los próximos cuarenta años en todos los niveles de la enseñanza. Que haya un plan consensuado y equilibrado de I+D+i entre las diferentes administraciones públicas y las compañías. O cubrir todas las plazas de médicos, enfermeros y auxiliares en la Sanidad. O dotar de un Programa estable y con recursos humanos y económicos a la Ley de Dependencia. O atender a las necesidades de los Servicios Sociales de cualquier municipio o pueblo español. O dar una respuesta coherente, inteligente y sostenible tanto a la España vacía como a los retos medioambientales, son las auténticas circunstancias que nos incumben y preocupan a los 47 millones de personas que vivimos en España. Los nacionalismos demagógicos, las tramas corruptas y los egos, son las lacras que también hemos de erradicar para que esa convivencia a la que aludo sea real y perdurable, y para dar respuestas sabias y honradas a las circunstancias diarias que compartimos la mayoría del pueblo español.

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Comentarios

  1. José Luis López Enamorado
    12 de enero de 2020 10:17

    Querido Manuel, te felicito por este esclarecedor artículo en el que denuncias elegantemente la baja clase política de estos personajes que nos representan y que continuamente se remiten al pasado, echando mano de manidos insultos para mantener caliente la misma mierda, que no para analizar las consecuencias de anteriores comportamientos. Cansa, cansa mucho el bucle construido por los partidos quedando de manifiesto lo poco que les interesan las gentes y las circunstancias del pueblo que deberían gobernar porque para eso han sido votados, para gobernar sin pretender imponer los sentimientos. Te felicito amigo y abrigo la esperanza de que artículos como el tuyo alimenten el raciocinio de las gentes. Un abrazo.

    1. Manuel Carmona
      17 de junio de 2020 16:57

      Querido José Luis ahora te contesto porque acabo de verlo y me ha llegado la notificación. Muchas gracias por tus lecturas y comentarios, esperemos que esto sirva para algo. Al menos por nosotros que no quede y sigamos sembrando. Un abrazo.