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La crisis climática podría afectar a 25 millones de niños

La desnutrición crónica aumentaría un 62% en solo 30 años si no actuamos.
Alba LlanosMartes, 14 de enero de 2020
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Los niños se mueren de hambre y sed día tras día. Es una dura realidad a la que damos la espalda en muchas ocasiones, o no somos conscientes del peligro, cada vez mayor, que supone. Alrededor de 25 millones de menores de 5 años afectados por la sequía, es la cifra prevista para 2050. En 30 años, si todo sigue como hasta ahora, aumentaría un 62% la desnutrición crónica y serían 189 millones de personas las que sufrirían inseguridad alimentaria. Por suerte, Acción contra el Hambre ha planteado un plan para frenar este camino al desastre: el informe Por un clima contra el hambre.

Acción contra el Hambre es una organización humanitaria internacional que lucha contra las causas y efectos del hambre. Atiende los casos de desnutrición derivados de la crisis climática y cubre las necesidades básicas en emergencias provocadas por desastres naturales. Basándose en dicho informe, ha podido dotar a los terrenos desfavorecidos con soluciones técnicas para mitigar el cambio climático, como la gestión integrada de cuencas o sistemas agroalimentarios más sostenibles.

Sequías más duras

Las sequías son cada vez más duraderas. En este siglo se han producido 16 de los 17 años más calurosos desde que existen registros.

Es importante preservar la seguridad nutricional, y la crisis climática la pone en peligro, reduciendo la producción agrícola y afectando a los nutrientes alimenticios. Todo esto puede llevar a desplazamientos forzados, desestabilizar las comunidades y ocasionar más conflictos, incluso bélicos, por conseguir los pocos recursos que se generan.

“A medida que la crisis climática agrava las crisis humanas, debemos trabajar para aumentar la capacidad de recuperación de las comunidades ante estos choques, brindar apoyo en el desarrollo de medios de vida sostenibles para la adaptación a futuras crisis y prevenir posibles conflictos derivados de la competencia por los recursos naturales”, señala Didier Verges, responsable de prevención de desastres y resiliencia en Acción contra el Hambre. 

Fruto del cambio climático también es el aumento del número e intensidad de huracanes, inundaciones y olas de calor.

“Se estima que entre 500 y 3.000 millones de personas se enfrentarán a una mayor escasez y riesgo de contaminación del agua debido a los desastres relacionados con el clima. En grandes inundaciones, sin respuestas de saneamiento de emergencia, se dispara el riesgo de epidemias como el cólera o enfermedades como la malaria, el dengue o la diarrea”, insiste Pablo Alcalde, coordinador de proyectos relacionados con la gestión comunitaria y transfronteriza de las cuencas hídricas en Acción contra el Hambre.

3.000
millones de personas

estarán en riesgo de escasez y contaminación de agua.

Podemos solucionarlo

“Solo gestionando el agua como un recurso estratégico y de forma integrada con el resto de recursos naturales podremos ganar terreno al desierto”, apuesta Alcalde.

Una de las propuestas recogida es cambiar la agricultura. Los sistemas alimentarios producen hasta un 57% del total de emisiones de gases de efecto invernadero.

“La agroecología ofrece soluciones a este desafío, situando a la alimentación y a la nutrición en el centro de los problemas de desarrollo”, expuso Hélène Pasquier, responsable de seguridad alimentaria y medios de vida en Acción contra el Hambre.

Destacan la importancia de aumentar la financiación. Las necesidades humanitarias han crecido, y a su vez el déficit de financiación: en 2006 estaba en 1.700 millones de dólares y en 2016 subía a 9.300 millones.

La humanidad se debe concienciar. Es responsabilidad de todos cuidar el planeta y a los habitantes que convivimos en él, pues no existe “Plan B”.

57%
de gases de efecto invernadero

son producidos por los sistemas alimentarios.

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