Covid-19: lo que podemos aprender en un mundo en crisis
Los tiempos de crisis son esenciales para aprender nuevas formas de organizarnos y para replantearnos como sociedades hacia dónde queremos ir. Muchas decisiones que se tomen hoy tendrán un profundo impacto sobre el mundo de mañana, el que nos espera tras el confinamiento.
Tal vez la primera y más urgente lección que nos ofrece la triple crisis sanitaria, económica y educativa global provocada por el Covid-19 es que en un planeta interconectado las crisis se propagan inevitablemente y se convierten, en un breve plazo de tiempo, en problemas mundiales. La globalización no conoce fronteras – y con ella tampoco las pandemias. Así, la segunda lección es que las soluciones a problemas colectivos solo pueden ser colectivas. El virus neoliberal provocó un individualismo enfermo en muchas de nuestras sociedades, que se está desacreditando a sí mismo en una situación como la que ahora nos toca vivir a todos.
El virus neoliberal provocó un individualismo enfermo en muchas de nuestras sociedades, que se está desacreditando a sí mismo en una situación como la que ahora nos toca vivir a todos
Desde la Internacional de la Educación sabemos bien lo que significa hacer frente a retos globales y trabajar por una causa común. Con sindicatos de docentes en todos los continentes, junto a más de 32 millones de afiliados en 174 países, trabajamos para lograr una Educación de calidad para todos que nos permita construir las sociedades del futuro.
Desde que se declaró la crisis del Covid-19, cada día recibimos ejemplos de cómo nuestros compañeros de todo el mundo están dando lo mejor de sí para encontrar soluciones a las necesidades de sus estudiantes, colegas y comunidades, a pesar de las enormes dificultades y del constante deterioro de las situaciones.
Estamos siendo testigos de ejemplos increíbles de solidaridad, creatividad e ingenio por parte de maestros y maestras, que organizan clases en línea, colaboran en la distribución de alimentos para compensar el cierre de comedores escolares y siguen dando apoyo emocional a su alumnado desde la distancia. También nos enorgullecen los miles de investigadores de las instituciones de Educación superior que trabajan incansablemente en encontrar una cura o vacuna contra el Covid-19.
Estamos siendo testigos de ejemplos increíbles de solidaridad, creatividad e ingenio por parte de maestros y maestras, que organizan clases en línea, colaboran en la distribución de alimentos para compensar el cierre de comedores escolares y siguen dando apoyo emocional a su alumnado desde la distancia
Todos estos ejemplos y la dedicación de nuestros compañeros y compañeras nos han inspirado para la definición de doce puntos guías o rectores para enfrentar esta crisis, recomendaciones que llevamos como federación sindical internacional a las más altas instancias mundiales. Van desde la protección de la salud de la comunidad educativa hasta las medidas necesarias para paliar los cierres de centros, pasando por la protección de los derechos humanos y la democracia en estos momentos de incertidumbre.
Los docentes somos trabajadores públicos en nuestra inmensa mayoría, y creemos en nuestros sistemas públicos para proveer servicios de calidad a nuestras sociedades. Nuestro compromiso es un compromiso por lo que es de todos. Ya son más de 1.500 millones de niños y niñas los que se ven afectados por los cierres de centros educativos en todo el mundo, según datos de Naciones Unidas. En España hay más de 700.000 docentes dando clases desde casa, organizando contenidos y dando seguimiento a sus alumnos.
El cierre de centros educativos está poniendo de relieve las brechas en recursos y acceso a tecnología en muchos países, incluso en el Norte global, lo cual una vez más demuestra que las escuelas son lugares que fomentan no solo el aprendizaje sino también la justicia social y la equidad. La tecnología está ayudando a salvar algunas situaciones, pero no reemplaza el contacto personal de docentes y alumnos ni el valioso aprendizaje social que tiene lugar en el aula. Después de esta crisis esperamos que el discurso que ponía en tela de juicio el rol esencial del docente y la necesidad de apoyar y valorar a los profesionales de la Educación desaparezca junto con los demás síntomas de esta enfermedad.
Como sindicato global también vigilamos de cerca las condiciones en las que se está gestionando la crisis en cuanto a los derechos laborales y humanos de los docentes y de los trabajadores de los servicios públicos en general. No podemos permitir que un momento de necesidad, que llama a la solidaridad, sea aprovechado por intereses comerciales para minar los derechos de trabajadores y de los ciudadanos. Prestaremos particular atención a cómo se están procesando los datos personales de alumnos y docentes por parte de empresas privadas y digitales, y a que toda medida que se tome sea en beneficio de los usuarios y del público, no de intereses de lucro que además pongan en peligro garantías democráticas básicas.
Los esfuerzos diarios de maestros y maestras, personal de apoyo educativo y directores de centros escolares y universidades en todo el mundo están permitiendo una cierta continuidad en la vida de nuestros hijos e hijas y de nuestras familias. Seguimos trabajando en el futuro. Pese al enorme impacto de esta crisis los docentes seguimos demandando que todos tengan acceso a un aprendizaje y educación inclusiva, con calidad y bien respaldada. Espero que, en el nuevo mundo que florecerá tras esta profunda crisis, salgan fortalecidos los valores de igualdad, solidaridad y democracia. Sería una primera lección importante.