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Aprender jugando

Introducir lo lúdico como parte del aprendizaje es clave para motivar a los más jóvenes y contribuir al desarrollo de sus habilidades creativas y colaborativas.
Rosan BoschMartes, 21 de abril de 2020
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En las 'Lowlands' de la Escuela Escocesa de San Andrés (Argentina), los entornos invitan a moverse y a aprender jugando. © KIM WENDT

Sabemos que el juego es imprescindible para el desarrollo de los niños. Cuando jugamos, utilizamos nuestro talento creativo para resolver problemas, nos movemos inducidos por la curiosidad y lo pasamos bien. Si integramos el juego como parte fundamental del proceso de aprendizaje formal de las escuelas, podemos sacar el máximo provecho de los beneficios del juego para aprender más y mejor.

Cuando jugamos, estamos aprendiendo a lo largo de todo el proceso, desde que decidimos que vamos a jugar hasta que el juego acaba. Hay distintas maneras de entender los procesos lúdicos, pero para nuestro trabajo en el estudio ha sido de mucha inspiración el trabajo hecho por el grupo de investigación de Harvard Project Zero, que ha desarrollado una pedagogía del juego (POP, por sus siglas en inglés) que explora cómo integrar el juego como parte del aprendizaje formal.

La pedagogía del juego (PoP)

Según PoP, un proceso lúdico comienza con el empoderamiento y la posibilidad de escoger: un alumno tiene la autonomía para decidir jugar, a qué jugar y cómo hacerlo. La posibilidad de decidir (según POP, choice) puede reforzarse con un entorno físico que apela a la motivación intrínseca de cada alumno.

El siguiente paso es preguntarse cosas, explorar (según POP, wonder) y sorprenderse con los descubrimientos, con la posibilidad de equivocarnos y aprender de los errores. Nuestro conocimiento previo se enriquece con nuevas perspectivas y sentimos asombro. Aquí, el entorno debe potenciar la curiosidad y la exploración creativa.

Finalmente, un proceso de juego pasa por emocionarse: cuando descubrimos y aprendemos, nos emocionamos, nos sentimos orgullosos de nosotros mismos y disfrutamos (según POP, delight). Un entorno inspirador contribuye a crear este sentimiento de disfrute, que como nos recuerda la neuroeducación –desde Francisco Mora a la doctora Mary Helen Immordino-Yang– es clave para que un aprendizaje real tenga lugar. 

Un ejemplo: la Escuela Escocesa de San Andrés

El entorno de Kindergarten y Primaria de la Escuela Escocesa de San Andrés en Argentina ejemplifica un entorno que motiva el aprendizaje lúdico. Combinando un sistema que apoya el desarrollo gradual de la autonomía de los alumnos y el lúdico diseño de un mundo de posibilidades, los entornos de la escuela despiertan la imaginación de los alumnos y les invitan a decidir, explorar y disfrutar –jugando y aprendiendo–. 

En este caso, el entorno promueve el desarrollo gradual de la autonomía activando la cultura y los paisajes tradicionales escoceses. En Kindergarten, los alumnos se agrupan en zonas inspiradas en las amplias playas de las Lowlands. Cada playa cuenta con una escultura de coral única que crea una atmósfera lúdica de aprendizaje y con superficies acolchadas en las que poder jugar y aprender en movimiento.

A medida que los alumnos crecen, continúan su camino de aprendizaje en las Highlands, donde su territorio de exploración se va expandiendo de manera gradual, otorgándoles más autonomía y responsabilidad. En las Highlands, el paisaje de aprendizaje les ofrece un entorno diferenciado, donde elementos como Nessies y columnas basálticas nos hablan de la tradición de la escuela, además de crear un entorno que inspira a los alumnos.

Me gusta utilizar el ejemplo de San Andrés porque demuestra que el aprendizaje lúdico no debe limitarse solo a entornos diseñados para los más pequeños, sino que podemos aplicar muchos de sus principios a todas las edades. 

'Highlands'

En las 'Highlands' de la Escuela Escocesa de San Andrés, hemos aplicado los mismos principios de aprendizaje y juego para seguir motivando a los alumnos a explorar y descubrir. © KIM WENDT

No es de extrañar que la gamificación sea considerada una de las grandes tendencias en el futuro del aprendizaje. Esta técnica incorpora elementos de videojuegos a procesos de aprendizaje en la escuela para motivar a los alumnos, un proceso clave para crear experiencias más significativas y relevantes y combatir las altas tasas de abandono escolar.

Introducir lo lúdico como parte del aprendizaje es clave para motivar a los más jóvenes y contribuir al desarrollo de sus habilidades creativas y colaborativas. Es más: los expertos hablan de un futuro laboral incierto en el que estas habilidades serán indispensables. Desde las escuelas, debemos crear entornos que nos inspiren, nos empoderen y nos inviten a desatar nuestra imaginación.

Rosan Bosch. Fundadora y directora creativa de Rosan Bosch Studio.

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