La gratitud, una forma positiva de enseñar
Si hubiera algo capaz de ayudar a las personas, una herramienta poderosa, que además, no tuviera precio, ¿nos gustaría compartirlo? La mayoría de las personas responderíamos con un sonoro: “¡Sí, por supuesto!”.
La gratitud es algo que podemos aprender a poner en práctica para mejorar nuestras vidas y nuestras aulas. Pero también es mucho más que eso. La gratitud es una forma de pensar, de vivir y de enseñar. Diariamente, podemos elegir practicar la gratitud y experimentar los numerosos beneficios que tiene para nosotros y para quienes nos rodean.
A través de la gratitud se puede llegar a captar una de las lecciones más importantes para la persona, tener una actitud positiva, especialmente ante los aspectos más desafiantes de la vida.
La reciente investigación científica ha confirmado que practicar la gratitud puede llegar a remodelar nuestros cerebros de una manera positiva, lo que nos permite ver todo lo bueno que sucede en nuestras aulas y en el mundo, y de esta forma mejorar la vida de adultos y estudiantes de manera poderosa y transformadora.
El autor demuestra que practicar la gratitud permite enseñar de manera más efectiva, valorar mejor a cada uno de los alumnos y alumnas, crecer en la profesión educadora y disfrutar de la vida.