La brecha digital y el covid-19: 'click & learn'
La crisis del Covid-19 y el cierre de los colegios ha obligado a alumnos y profesores a poner en marcha sin previo aviso, y prácticamente de la noche a la mañana, el aprendizaje online. La dependencia casi absoluta de la tecnología durante estos meses ha suscitado preocupación por la posibilidad de que el impacto de la brecha digital se viese magnificado.
Pero, ¿qué es la brecha digital? Digamos que la brecha digital tiene varios niveles de complejidad y no todos son obvios, ni se pueden solucionar con la misma facilidad.
En general se entiende por brecha digital el acceso a ordenadores. Es el nivel más básico, el más visible y el que tiene un impacto más claro. Sin embargo, el acceso a la tecnología es el aspecto en el que se ha producido un mayor avance en los últimos años. En la última década ha crecido de forma exponencial el número de alumnos que tiene acceso a un ordenador, tanto en casa como en el colegio, y ello ha supuesto una disminución sustancial de las diferencias de acceso según el entorno familiar. Los datos de PISA 2018 ponen de manifiesto que en España un 5% de los alumnos no tiene acceso a un ordenador en casa, pero en entornos socioeconómicos desfavorecidos este porcentaje sube al 14%.
Los datos de PISA 2018 ponen de manifiesto que en España un 5% de los alumnos no tiene acceso a un ordenador en casa, pero en entornos socioeconómicos desfavorecidos este porcentaje sube al 14%
El segundo nivel es el de conectividad. Aunque las diferencias entre alumnos de diferentes entornos socioeconómicos son más pronunciadas en el acceso a internet, en España se han hecho grandes avances en conectividad en los últimos años. En realidad, las diferencias más claras se dan entre zonas rurales y urbanas.
Puesto que los datos ponen de manifiesto que el acceso a ordenadores no supone una brecha tan grande como lo era hace pocos años, es importante considerar el uso que se hace de los ordenadores. Esta variable mide el tiempo que los alumnos pasan al ordenador. Puesto que más de la mitad de los alumnos de entornos desfavorecidos no tienen un ordenador en casa (14%) o tienen sólo uno (44%), el tiempo que pueden utilizarlo es menor que en el caso de alumnos de entornos más privilegiados donde más del 60% tiene más de tres ordenadores en casa. Estos datos sugieren que los alumnos de entornos desfavorecidos no sólo pueden utilizar el ordenador menos tiempo, posiblemente también tengan más dificultades para concentrarse debido a que tienen que compartirlo con sus familiares.
Pero hay un nivel adicional al que se ha prestado muy poca atención. Me refiero a la habilidad de los alumnos para navegar de forma eficaz y resolver tareas en entornos digitales. Me referiré a este nivel como click & learn. Puesto que en la mayoría de los países las diferencias entre alumnos en el acceso a ordenadores e internet se han reducido mucho, la principal diferencia entre alumnos es su habilidad para navegar manteniendo el rumbo en un mundo virtual muy complejo, que se asemeja a un laberinto. La mayoría de los alumnos tiene acceso a un ordenador y sabe cómo usarlo. Pero unos tienen las habilidades cognitivas que les permiten seguir una brújula, mientras que otros se pierden. El mundo virtual es de enorme complejidad cuando lo comparamos con un libro de texto. Es fundamental saber dónde buscar, identificar las fuentes de información relevantes, distinguir la enorme variabilidad en calidad, saber cuánto tiempo dedicar a cada paso e identificar el paso siguiente correctamente.
La mayoría de los alumnos tiene acceso a un ordenador y sabe cómo usarlo. Pero unos tienen las habilidades cognitivas que les permiten seguir una brújula, mientras que otros se pierden
Sabemos que los alumnos con alto nivel de rendimiento tienen la habilidad de navegar el mundo virtual de forma eficaz, mientras que los de bajo nivel de rendimiento no tiene los recursos necesarios para terminar tareas complejas en este laberinto lleno de posibilidades, pero también de trampas. Los alumnos españoles están muy por debajo de la media de la OCDE en este tipo de competencias digitales.
Para aprender a navegar es importante empezar pronto. Por tanto, el hecho de que los alumnos de entornos favorecidos tienen acceso a un ordenador a edades mucho más tempranas (al menos 6 años) que los alumnos de entornos desfavorecidos, les supone otra ventaja adicional en competencias digitales.
Pero la capacidad de navegar el mundo virtual de forma eficaz es una habilidad compleja que se adquiere a medida que los alumnos van madurando. De la misma forma que la capacidad de concentrarse durante largos periodos de tiempo, y de asumir la responsabilidad que supone el aprendizaje, se desarrolla con la edad. Por tanto, es poco realista pensar que los alumnos de Primaria pueden aprender desde casa, sin un tutor que les oriente y les motive. Los datos del seguimiento de la educación online en la Comunidad de Madrid durante estos meses de confinamiento ponen de manifiesto que un 30% de los alumnos de Primaria no ha tenido continuidad en el proceso de aprendizaje, mientras que en Secundaria se reduce a un 18%. En ausencia del profesor, las familias son las que han adquirido una responsabilidad mayor de cara a la educación de sus hijos. La eficacia con la que cumplan este papel depende en gran medida de su nivel de formación y de los conflictos que surjan con sus propias obligaciones laborales.
En ausencia del profesor, las familias son las que han adquirido una responsabilidad mayor de cara a la educación de sus hijos
Sabemos que la información disponible a día de hoy indica que lo más probable es que surja una nueva ola de Covid-19 en otoño e invierno. La primera vez nos ha pillado desprevenidos, pero tenemos que aprender la lección para saber convivir con Covid-19 y prepararnos para un segundo rebrote. La convivencia con Covid-19 probablemente suponga apostar por un aprendizaje blended en el que los alumnos tengan que compaginar el aprendizaje en casa y en el colegio. Un segundo rebrote podría llevar al cierre de los colegios y, ante esta eventualidad, urge preparar a alumnos y profesores.
Se ha hablado mucho de la necesidad de repartir ordenadores a los alumnos de entornos desfavorecidos. Lejos de ser la solución al problema, es sólo un primer paso. Es fundamental diseñar planes de refuerzo para que los alumnos que no han adquirido la capacidad de navegar de forma eficaz desarrollen esta habilidad y consigan seguir aprendiendo desde casa.
Para los más pequeños no parece haber solución que les permita aprender online de forma eficaz. El impacto que supondrá el no haber acudido a clase y no haber tenido contacto con sus profesores y compañeros, será enorme. Por esta razón muchos países han abierto los colegios de Primaria como una de las primeras medidas de relajación. De cara a las decisiones que se tendrán que tomar en el futuro, será fundamental poner en la balanza por una parte el retraso cognitivo y social que puede supone el cierre de colegios a estas edades, y por otra, el hecho de que los niños no enferman de Covid-19.
La primera oleada de Covid-19 se ha cebado con los mayores, que son mucho más vulnerables a caer enfermos cuando son infectados por este virus. No debemos permitir que pase desapercibido el daño que está suponiendo para los más jóvenes, pues condicionará su futuro.