Ana María Farré: "La mirada femenina ve a la persona, no al producto"
“Me parece muy premonitorio”, afirma Ana María Farré sobre su libro, Mujeres líderes en la educación del S. XXI (Brief), 248 páginas donde visibiliza el trabajo de 22 mujeres que lideran importantes proyectos educativos. “Creo que se ha publicado en un momento oportuno, en el que se necesitan más que nunca referentes”. Ellas lo son en materias por las que pasa el debate sobre la Educación del futuro: desde neurociencia hasta robótica, pasando por la digitalización, la Educación emocional o la inteligencia artificial.
¿Por qué este libro?
—Mi intención es que sea un generador de debate en innovación educativa, pero también nace con una clara vocación de justicia. Llevo más de 20 años trabajando en el ámbito educativo y veo que siempre se mencionan a referentes masculinos, cuando la mujer ha liderado y está liderando proyectos de gran envergadura y, sin embargo, la mayoría permanece en el anonimato. En este sentido, doy voz a mujeres acreditadas, profesionales con una alta cualificación y un infatigable y generoso trabajo. Tanto es así, que no les permite invertir en acciones de visibilidad.
¿La mujer tiene un vínculo especial con la Educación o es un cometido que le ha asignado el patriarcado?
—Es innegable que la maternidad lleva intrínseca una vocación educadora, pero no es cuestión de confrontación con el hombre; es algo constitutivo en nosotras. Me gustaría incidir en el papel que desempeñan las madres en los currículos de tantos profesionales que han llegado a donde están gracias a su apoyo.
En pleno siglo XXI y todavía es necesario visibilizar…
—Sí, aunque el acto de visibilizar también repercute en un mayor empoderamiento para ellas. Por ejemplo, muchas de mis protagonistas se han animado a escribir libros sobre su especialidad.
La mirada femenina es conciliadora, empática, llega al detalle y ve a las personas, no al producto
"¿Llegará un punto en que no tengamos que visibilizar?
—Probablemente, pero por el momento sigue siendo necesario. Además, es una labor que enriquece a la sociedad.
Subraya la labor de maestras de las que se han nutrido las educadoras del presente.
—María Montessori es un gran referente.
Decía ella que hay que ser cercano con el alumno.
—Por eso creo que la presencialidad es importante, porque hay mucho aprendizaje en el contacto alumno-profesor. Muchas maestras me han contado cómo a raíz del uso de la mascarilla sus alumnos son capaces de saber, por ejemplo, su estado de ánimo a través de la mirada.
También ha cambiado el papel que desempeñan las familias.
—Siempre digo que en marzo se cerraron los colegios y se abrieron las familias.
La mujer tiene un papel como humanizadora de la tecnología
"Sigue habiendo más chicos que chicas en las carreras científico-técnicas.
—La transformación digital es ya un hecho y resulta esencial que la mirada femenina esté presente en ella, porque es la visión que completa a la humanidad. La mujer tiene un papel como humanizadora de la tecnología y eso es algo que en ningún caso podemos olvidar ni dejar pasar.
Una de las protagonistas de su libro incide en esa mirada.
—Nuestra mirada es conciliadora, empática, que llega al detalle y que ve a las personas, no a los productos. Por eso es ineludible su presencia en el rediseño social que implica la digitalización.
¿Cómo uno puede ser crítico en la era de la instantaneidad?
—Precisamente por ese motivo es más necesario que nunca enseñar al alumno a seleccionar la información que recibe. La memoria es importante, pero hay otras habilidades que tenemos que desarrollar con mayor rapidez, especialmente, aquellas que ayudan a filtrar todo lo que recibimos. En esta línea, hay que poner el foco en el aprendizaje experiencial, es decir, preguntarse lo que necesita, y no tanto lo que debe, aprender el alumno.
Asegura que nuestro país vive una «primavera» educativa.
—Creo que en España se están realizando proyectos de innovación educativa con repercusión no solo nacional sino también internacional. Y muchos de ellos están siendo liderados por mujeres, como demuestro en mi libro.
Hay que poner el foco en el aprendizaje experiencial, es decir, preguntarse lo que necesita, y no tanto lo que debe, aprender el alumno
"¿Qué lección nos deja la pandemia?
—La necesidad de formar a ciudadanos que quieran cambiar el mundo.
Concluye en su libro: «La mejor herencia es una buena Educación». ¿Es es la que estamos dejando?
—La estamos construyendo entre todos. Sin embargo, a las personas implicadas en la Educación, como al artista con su obra, siempre estamos insatisfechos. No obstante, estamos haciendo un enorme esfuerzo. Los educadores conforman uno de los agentes sociales más activos en esta pandemia.
Puede enviar a Ana María Farré sugerencias y proyectos que visibilicen el liderazgo femenino en la Educación al siguiente correo: ana.farre@mujereslidereseducacion.com