Reivindicación de la Lomce

Ahora que ha sido derogada quizá es buen momento para reivindicar la ley de Educación aprobada por el PP en 2013, conocida con el nombre de Lomce.

Desde que se planteó la Lomce en la oposición al PSOE de 2008 a 2011, el abandono escolar ha sido reducido en 13 puntos, pasando del 30% al 17% (la media europea es del 10%), la FP no ha hecho más que crecer y los resultados en PISA 16 mejoraron sitúandonos en la media de la OCDE.

La Lomce es una reforma educativa mucho más ambiciosa que lo que sus pequeñas modificaciones dejan entrever. Al introducir la FP Básica, sistematizando y organizando mejor lo que eran los Cursos de Cualificación Profesional, vuelve al espíritu de la EGB, a la postre tan añorada. Al implantar la FP Dual para Grados Medios y Superiores, la Lomce ponía en conexión los estudios técnicos con el mundo de las empresas, aumentando la ya de por sí alta empleabilidad de la FP.

El principio básico que informa la Lomce, el espíritu de la ley, es la libertad de elección. Libertad de elección de centro para los padres que, no olvidemos, es un derecho constitucional, y libertad de elección de itinerarios para el alumnado. La Lomce racionalizaba la ESO, añadía algo de exigencia con la prueba final, y evaluaciones externas de diagnóstico y de competencia entre centros (rendición de cuentas). Además, introducía nuevas asignaturas de Economía y finanzas, una asignatura pendiente en España tras 40 años de dirigismo dictatorial y otros 40 de intervencionismo socialdemócrata. En general, el espíritu del aprendizaje de la Lomce se puede resumir en una palabra: emprendimiento. El espíritu emprendedor es la libertad de elección que introducía la Lomce.

Se ha criticado la Lomce por neoliberal y por mercantilizar la Educación. Bueno, según cómo se entienda, esto es, en efecto, lo que hace la ley. ¿Qué es la Educación profesional, tanto académica como técnica? Es una oferta de un servicio por el que el consumidor paga una retribución. Lo que ofrecen los centros, es decir, los profesores, es un servicio de enseñanza, o de enseñanza-aprendizaje, si se prefiere, por el que se recibe un dinero a cambio. Esto es honestamente lo que hacemos los profesores, ofrecer un servicio de enseñanza de conocimientos, sean académicos o técnicos, a los jóvenes. No hay que olvidar que los primeros profesores de la historia eran los sofistas en la Atenas democrática, y esto es justo lo que hacían y a lo que se dedicaban. Algunos la han llamado, en inglés, free-market education. La Lomce conserva este espíritu en su articulado legal. Y digo “conserva” porque, repito, no se trata de una idea “neoliberal” de la moda de las últimas décadas, sino de una práctica y de una idea que se remonta a la Grecia clásica.

Por tanto, es evidente que el propósito de la Lomce es el desarrollo de la nación en un sentido capitalista. En efecto, este es el espíritu que no esconde y lo que fomenta. Banalmente, el dato de que los jóvenes no quieran ser funcionarios sino montar su propia empresa. Qué tipo de empresa ya no lo dice la Lomce, he aquí la libertad de elección. ¿Darwinismo social? Si uno lee la Biblia del así llamado darwinismo social podría llevarse alguna sorpresa: la ley de la igualdad de Spencer impregna el libro de principio a fin, un libro que empieza con una crítica al utilitarismo (!) y acaba con la posible abolición del gobierno.

La Lomce ha sido derogada. ¡Larga vida a la Lomce!