Cuento y sumo
Nuestra escuela es un centro educativo de la Fundación Montemadrid. En ella, educamos y atendemos a 200 alumnos de 0 a 6 años, distribuidos en 12 aulas ordinarias (seis para cada uno de los dos ciclos) y dos aulas específicas, una de ellas para la atención de alumnos con NEE y otra para alumnos con trastornos del espectro del autismo.
El proyecto se dirige a alumnos de 5 años. Es una clase de 19 alumnos, tres de ellos con NEE. El grupo es muy heterogéneo en cuanto a capacidades y niveles de habilidad, pero, en general, son alumnos con mucho interés y demanda de aprendizaje, lo que hace que, con frecuencia, lleguemos a un buen resultado común.
Siguiendo a A. J. Baroody, que señala que “la manera de enseñar matemáticas dice mucho o más sobre las matemáticas que aquello que se enseña”, me planteé que tenía que utilizar un medio diferente y divertido para que los niños y niñas aprendieran a contar y sumar. Había oído hablar de la máquina de sumar y me puse a construirla delante de los alumnos.
Forré con papel, de colores atractivos, dos rollos de cartón. Después, entre todos los pegamos en una caja y, entre uno y otro, pusimos post-it, en los que se irían escribiendo los números para la suma que quisiéramos hacer. A continuación, para resolverla, los pequeños van echando, por los rollos, el número de objetos que marcan los pos-it y, cuando caen a la caja, los tienen que contar para ver cuántos hay en total.
En primer lugar, aprovechando que estábamos en la Semana de la Ciencia y gran parte del centro realizaba diferentes experimentos, motivé a los alumnos, explicándoles que éramos grandes científicos y que íbamos a crear una “máquina de matemáticas”. Cada uno de ellos se metió en el papel y todos elaboraron unas gafas que llamaron “de trabajo científico”.
La siguiente sesión fue construir la máquina delante de los pequeños, solicitando su ayuda en determinados momentos.
A partir de necesidades que surgían en el aula, se buscaban elementos que fueran iguales (bolas, pinturas, tapas, abalorios, pompones, construcciones, lapiceros…) y los reagrupábamos con la finalidad de usarlos en nuestra máquina.
En diferentes sesiones, los niños la van utilizando con diversos materiales. Desde su elaboración, se usa en distintos momentos del día, tanto de forma individual como en pequeño y gran grupo.
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OBJETIVOS
- Involucrar a los niños y niñas en el razonamiento lógico-matemático con experiencias directas y de forma divertida.
- Desarrollar el pensamiento lógico de causa efecto.
- Comprender, a través del juego y la experimentación, algunos conceptos matemáticos básicos.
- Desarrollar razonamiento y memoria.
- Descubrir la utilidad de los materiales de reciclado para el cuidado del medio ambiente.
- Desarrollar la motricidad fina y la coordinación oculo-manual.
AUTOCRÍTICA:
Debería haber implicado a las familias y alumnos en el material de reciclado de la máquina. Si bien, los niños estuvieron presentes en su construcción y participaron a la hora de pegar algunos de los elementos.
CONCLUSIONES:
Es fácil conseguir, con materiales que están a nuestro alcance, juego, diversión, motricidad, aprendizaje… Con este sencillo artilugio, se ha logrado involucrar y mantener el interés de todos los niños y niñas del aula, a la hora de contar y sumar, ya que se realiza de forma tangible y muy divertida.
Igualmente, hemos aprendido que son muchos los materiales de desecho que nos rodean y que pueden ser reutilizados con el fin de cuidar nuestro planeta. Asimismo, con la manipulación de los elementos de la máquina, se ha contribuido al desarrollo de la motricidad fina de los alumnos.
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LETICIA MARTIN MARTÍNEZ Y SUSANA PARAÍSO CUEVAS
Centro de Educación Infantil “Alfredo López” de Madrid