Cómo aplicar la Actitud Positiva Inteligente en el aula

“Haz lo que puedas, con lo que tengas, donde estés y ahora”. Esta frase de Eleanor Roosevelt refleja lo que para mí sería una buena síntesis sobre cómo aplicar la Actitud Positiva Inteligente en nuestro día a día.

En marzo del 2020 cambiaron casi todas las reglas del juego en nuestras vidas, y las aulas no fueron una excepción. De la noche a la mañana miles de profesores tuvieron que adaptar sus clases para ser impartidas en formato online, y en muchos casos, con unos medios muy precarios. Los resultados fueron muy diversos, que dependieron en parte de factores externos al profesor (edad y número de alumnos, medios técnicos con los que contaba el centro educativo, materia de impartición, etc.) y en otra parte de factores internos (habilidad para gestionar herramientas tecnológicas, flexibilidad ante los cambios, amor por la materia y por el alumnado, etc.).

A modo de síntesis, podríamos agrupar los factores internos en dos grupos: los que tienen que ver con la aptitud (conocimientos y habilidades para hacer algo) y aquellos otros que tienen que ver con la actitud (las ganas, la motivación y el cariño con el que aplican su aptitud).

Desde hace años realizo formaciones con profesores, y siempre que hacemos una dinámica ha dado el mismo resultado: lo que marca la diferencia entre los docentes normales y los extraordinarios es su actitud. Es algo que puedes comprobar de un modo rápido y sencillo, solo has de pensar en los profesores o profesoras que te han marcado de un modo significativo y positivo.

Una vez que pienses en al menos dos o tres de esos docentes, reflexiona sobre cuatro o cinco cualidades que te han llevado a escoger a esas personas. Casi siempre aparecen cualidades que tienen que ver con la pasión, el cariño y el amor con el que trataban a sus alumnos y alumnas. Esta dinámica la he realizado decenas de veces, y siempre más del 90% de las cualidades que son elegidas pertenecen al grupo de la actitud.

Si me encanta colaborar con profesores es porque pienso que el futuro de nuestro país depende en gran medida de la calidad de nuestros docentes. Como padre de tres niñas soy consciente que el principal responsable de la Educación de mis hijas somos mi pareja y yo, pero también tengo muy presente que el cómo se desarrollen como personas y como profesionales se verá muy influenciado por la actitud de los profesores y profesoras con las que van a compartir cientos de horas de su vida en etapas en las que su autoestima y autoconfianza son muy moldeables.

Por todo ello pienso que todas las profesiones tienen una influencia en los demás, pero que la labor de un docente, especialmente en aquellos que van desde Infantil hasta el Bachillerato o FP, es una de las responsabilidades más bonitas e importantes de cualquier profesión. Como decía la frase que hizo popular Spider-Man: “Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad”.

El común denominador de los grandes docentes es que todos ellos manifiestan una Actitud Positiva Inteligente, pero veamos a qué nos referimos con este concepto:

• Actitud: Qué haces y qué piensas con aquello que te sucede.
• Positiva: Focalizarte en buscar soluciones y en lo bueno que te aporta la vida.
• Inteligente: Comprender cómo funciona el juego de la vida. Aprender a jugar tus cartas para ser lo más feliz y eficiente posible.

Y una buena pregunta sería ¿cómo podemos desarrollar nuestra Actitud Positiva Inteligente para aplicarla en el aula? Cuestión que cobra aún mayor valor cuando las circunstancias son tan complicadas como las actuales. Me gustaría destacar algunas de las claves que explico en mi libro Despliega tu Actitud Positiva Inteligente. 7 claves para disfrutar más de la vida y el trabajo:

1. Responsabilidad. Has de elegir entre el “victimismo” o la “responsabilidad”. Quedarte en la queja, el lamento o las excusas solo te servirán para llevarte a la frustración y al sufrimiento. En cambio, cuando te centras en tu “Zona de Influencia”, es decir, en aquello que depende de ti, tu realidad y la realidad de las personas de tu entorno cambia. Como destaco en la contraportada de mi libro: “No dejes que lo que no puedes hacer influya en lo que sí puedes hacer”.
2. Gestión del error. Tal Ben Shahar, creador del Curso de Felicidad en Harvard, señala que “o aprendemos a fallar o fallamos al aprender”. El error forma parte del proceso de aprendizaje, y si no aprendemos a saber gestionarlo, difícilmente podremos guiar a nuestros alumnos a desarrollarse. Y en una etapa de tantos cambios como la actual, aún cobra mayor valor mostrar una actitud flexible y creativa.
3. Gestión emocional. Decía Wayne Dyer: “No puedes aportar lo que no tienes”. Así pues, cómo vas a aportar equilibrio, ecuanimidad, tranquilidad o amor si tú eres capaz de regular tus emociones para vibrar en estos estados. Para ello, recuerda que lo que hace que te sientas de un modo u otro no es por lo que te sucede, sino por la interpretación que tú haces de lo que te sucede. Dicho de otro modo: “Cómo cambia el cuento cuando cambio el cuento que me cuento”.
4. Actitud Positiva: Nos han educado en el paradigma contrario, donde llevaban la atención constantemente en aquello que hacíamos mal (o no era como el profesor esperaba) y nos lo remarcaban con un rotulador rojo. Entrenar nuestra mente para encontrar lo bueno de cada circunstancia y de cada persona es una de las habilidades más importantes que podemos desarrollar. Una buena forma para entrenar esta habilidad es a través de la técnica del “boli verde”.

¿Qué harás a partir de hoy como docente? Recuerda que vas a influir en la vida de muchos niños y niñas en función de la actitud que elijas tener. Ante la próxima adversidad que encuentres, siempre podrás aplicar este aprendizaje: “Haz lo que puedas, con lo que tengas, donde estés”.

Fabián Villena. Formador en Actitud Positiva Inteligente y CEO del IAP.