La Covid frena la lucha contra la mutilación genital femenina
Según Naciones Unidas, al menos 200 millones de mujeres y niñas en 30 países han sido sometidas a la mutilación genital femenina. Se trata de una lacra social que persiste y sobre la que volvió a concienciar la semana pasada el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, cuyo objetivo es sensibilizar sobre la necesidad de sumar esfuerzos para erradicar esta práctica.
Los datos anteriores a la pandemia dibujaban un escenario esperanzador: entre 2000 y 2017 la tasa de niñas de entre 15 y 19 años sometidas a la mutilación genital en los 30 países donde se concentra la práctica, se redujo del 50 al 30%. Sin embargo, tal y como advierte la Unesco y suscriben diferentes organizaciones y agentes sociales, la Covid está frenando los avances relativos a la protección de las niñas y a la eliminación de este tipo de prácticas dañinas.
Hay que sensibilizar a la comunidad a través de la Educación para cambiar creencias y actitudes
"Este retroceso ahonda en la discriminación que amenaza la vida de más 240 millones de niñas en todo el mundo y, por ende, la consecución de la meta 5.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible relativa a “eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado, y la mutilación genital femenina”.
Al inicio de la emergencia sanitaria, la Unesco ya alertó sobre dos décadas perdidas para los derechos de las niñas si no se actuaba de manera urgente. La invisibilidad y el confinamiento amenazaban con agudizar la situación de violencia, exclusión y vulnerabilidad de miles de menores y mujeres en todo el mundo.
millones de niñas en todo el mundo serán sometidas a matrimonios forzados durante la próxima década.
Debido a las interrupciones en los programas de prevención, se estima que en los próximos años se produzca un total de 2 millones de mutilaciones adicionales. Se calcula igualmente que en la próxima década se celebren 13 millones de matrimonios forzados y que 20 millones de niñas sin escolarizar se sumen a los 129 millones que ya se encuentran fuera del sistema educativo.
En este escenario, la ONG Entreculturas lleva a la práctica La Luz de las Niñas, un programa que, en palabras de su responsable de Cooperación, Ciudadanía y Campaña, Isabel Menchero, pretende «sensibilizar a la comunidad a través de la Educación para cambiar actitudes y creencias que generan violencia contra las niñas y mujeres, y concienciar sobre las graves consecuencias de estas prácticas dañinas».
La Educación es una herramienta clave para que las niñas conozcan sus derechos
"En sus cinco años de andadura, el programa ya ha atendido a más de 48.000 niñas en 17 países de América Latina y África, entre ellos, Chad, El Congo, República Centroafricana, Honduras, Haití y Guatemala, poniendo el foco en contextos de extrema exclusión, comunidades indígenas, periferias urbanas y campos de personas refugiadas. Por ejemplo, en la región de Guéra, en Chad, el programa está siendo clave para garantizar el respeto por los derechos de las niñas, para hacer de la escuela un espacio de aprendizaje para ellas, así como para reforzar su papel en el desarrollo comunitario. Guéra es una de las regiones con los índices de mutilación genital femenina más altos del mundo, alcanzando un 90% de incidencia.
«Pienso que la mutilación es una forma de tortura, pues se hace contra la voluntad de las niñas y les causa un gran daño», denuncia Erbye Deepe, monitora comunitaria de Fe y Alegría Chad en Mongo, capital de la región. En este sentido, sostiene que la Educación constituye una herramienta clave «porque permite a las niñas conocer sus derechos, sus responsabilidades y su importancia en la sociedad”.
Según informa Entreculturas, gracias a La Luz de las Niñas, hasta 2019 la escolarización anual de alumnas ha aumentado en Guéra en torno al 3-4% y se ha logrado reducir el abandono escolar. Por otra parte, los espacios de formación en salud sexual e higiene menstrual han permitido, además de capacitar a niñas y mujeres, que se hable de temas hasta entonces tabú, como la pubertad, la menstruación o la propia mutilación.
Desde la organización celebran que poco a poco las niñas están adoptando un papel cada vez más relevante en las escuelas, siendo conscientes de sus derechos, aunque siguen mostrando preocupación por el retroceso durante la pandemia. En este sentido, la ONG forma parte de la coalición No quiero, que trabaja para que las niñas puedan crecer libres de violencia.