Las emociones en el cuerpo
Por Ana María Ávila Muñoz, maestra de educación primaria y facilitadora de “En Sus Zapatos”.
Maestros, familias y niños cada mañana se ponen rumbo hacia un mismo lugar: el colegio. Para unos es su centro de trabajo, para otros el lugar en el que dejan su tesoro más preciado, y para los últimos el entorno en el que están la mayor parte de su día con sus compañeros de vida y sus maestros, que intentarán guiarlos y acompañarlos en la maduración y aprendizaje.
Cuando las familias se marchan, los hijos se convierten en alumnos/as que quedan en el colegio. En ese momento somos los docentes quienes acogeremos a los niños/as en su aula, entorno que debe ser de seguridad y confianza para cada uno de ellos/as y para cada uno de nosotros/as.
Así que, para bien acogerles, lo primero que haremos será observarles. Observar atentamente qué nos cuenta acerca de ellos a través de sus cuerpos.
El cuerpo es el receptor de las emociones y el emisor de las conductas
El cuerpo es el receptor de las emociones y el emisor de las conductas, por ello no debemos perder de vista las pistas que nos va a ir proporcionando sobre cómo se sienten nuestros alumnos/as en el día de hoy.
A continuación, a través de cuatro ejemplos, podremos analizar cómo observamos en los cuerpos de nuestros alumnos y alumnas cuando están sintiendo cada una de las cuatro emociones. Se procede a realizar la revisión de las cuatro emociones básicas: rabia, miedo, alegría y tristeza.
- Una alumna sentada con los puños apretados, si no fuera por la mascarilla te darías cuenta de que tiene la mandíbula casi tan apretada como sus puños, se llama Rai. Mueve una de sus piernas insistentemente, y golpea con su lápiz de forma impaciente y ruidosa. Sus ojos están abiertos como platos y suspira todo el rato. En cuanto preguntas si quieren contarte algo levanta la mano, al no ser la primera grita, hace movimientos con la mano, golpea la mesa con los puños, y se cruza de brazos. Ya no quiere hablar. No hay manera de que exprese verbalmente lo que siente, pero si observamos bien su cuerpo y su comportamiento, ya se está expresando: siente rabia. Al descubrirlo anotamos mentalmente que Rai necesitará que le proporcionemos una oportunidad para calmarse.
- Mirando una mesa más hacia la derecha de Rai, vemos que hay un niño mordiéndose las uñas, con la vista baja y la capucha puesta, que la mira de reojo se llama Diemo. Antes de que alguien pueda conectar visualmente con él, baja la vista. Escuchamos que respira de forma entrecortada, y que cuando pedimos que te cuenten que tal se sienten, se tapa aún más con la capucha, y notamos que si puede se metería debajo de la mesa. Su postura muestra que no está totalmente sentado en la silla, tiene un pie hacia delante, parece que en cualquier momento va a echar la mano a la mochila y huir: siente miedo. Tenemos claro, que Diemo necesita confianza y seguridad.
- Un par de mesas por delante se sienta Ialgare, irradia color, bien sentada, y su mascarilla esconde una sonrisa que sus ojos delatan. Espalda recta, gesto corporal preparado para comenzar. El cuaderno, el estuche todo colocado, los bolígrafos preparados para comenzar la clase. Pedimos colaboración y enseguida levanta la mano esta vez no le toca ser la primera, entonces ella baja la mano, y de nuevo pide la palabra. Su voz es alta, clara, algo rápida y cuenta que la tarde anterior estuvo con sus primos. Sus compañeros levantan la mirada, la dirigen hacia ella, les roba una fugaz sonrisa. Observamos que Ialgare está tranquila, se siente ‘’bien’’, como diría ella, es decir, la emoción que siente es la alegría. Que has visto de forma fugaz como durante una milésima de segundo ha contagiado un poco a los demás, eso es esperanzador.
- Tezatris es amigo de Ialgare, le observamos porque nos preocupan sus hombros caídos, su mirada baja, y que apoya su cabeza cansada en la mano, hoy no pide la palabra… Al principio podíamos creer que estaba cansado, pero nos damos cuenta de que no es cansancio, sino que le envuelve el halo de la tristeza. Recordamos entonces que Ialgare nos explicó que el perro de Tezatris estaba enfermo. Hoy comenzaremos a tratar el tema de los mamíferos en naturales… prestaremos atención para guiar los contenidos para acompañar a Tezatris en su dolor.
A partir de esta breve observación del cuerpo y las acciones de los alumnos/as de nuestra clase, podemos descubrir que están sintiendo. Después podemos poner en marcha estrategias que les ayudarán a gestionar dichas emociones.
Nosotros los docentes tenemos que mantenernos con los sentidos despiertos y muy presentes en el aula, para poder observarlos y a partir de ahí actuar, puesto que nuestro objetivo es el desarrollo integral del alumnado y por lo tanto un desarrollo de su bienestar.