Pedro Uruñuela: "Ante el descenso en el número de alumnos y alumnas apostamos por bajar la ratio"

La convivencia ha sido siempre uno de los intereses declarados más destacados del consejero de La Rioja Pedro Uruñuela, que lo es desde hace un año. Presidente de honor de la Fundación Convives, ha visto convertidos en decreto, con permiso de los servicios jurídicos de la Consejería, buena parte de los postulados que lleva defendiendo durante años (de su puño nació el primer Plan Estatal de Convivencia en 2004, poco después del caso Jokin).

En el nuevo decreto, se apuesta por un enfoque restaurativo, que, ante un conflicto, analiza las necesidades presentes y pone en el centro el cuidado mutuo. Se aspira con él a la inclusión y al bienestar emocional del alumnado.

¿Qué nos encontramos en el nuevo decreto de convivencia?
–Ante todo hemos querido que sea un decreto de convivencia, no de disciplina. En él exponemos qué entendemos por convivencia positiva. Frente al enfoque reactivo, que reacciona cuando hay un problema, desde el enfoque proactivo te adelantas e intentas hacer prevención, formar en competencias para la convivencia. Esto supone centrarnos en los conflictos como una oportunidad educativa y convertir el servicio de mediación y las prácticas restaurativas en elementos habituales. Nos hemos centrado en las violencias presentes en la escuela. De hecho, los servicios jurídicos me han obligado a centrarnos sobre todo en las que afectan al alumnado: acoso, ciberacoso, violencia de género y conductas disruptivas. En todas ellas hay tres niveles de intervención: primero, el preventivo; después, el de actuación, cómo abordar los casos que pueda haber y, por último, el de restauración, de recuperación del ambiente, de la relación rota.

No compartimos el planteamiento de Cataluña de que el acoso no tiene que ver con la convivencia, de abordar el acoso por un lado y la convivencia, por otro. Nosotros creemos que sí tienen que ver. Entendemos que la violencia es como la fiebre, el síntoma de que la convivencia no se está trabajando bien. De todas formas, allí parece que esta orientación tampoco está calando demasiado, pues en la convocatoria Escuelas Libres de Violencias no se ha apuntado ningún centro…

En el decreto habrá normas.
–Claro, el título IV es el relativo a normas, corrección de conductas y gestión del aula. Pero son normas en el sentido de desarrollar la autonomía, el autocontrol. Giner de los Ríos recordaba que el fin de la Educación es aprender a dirigir la propia vida, y es en ese sentido en el que trabajamos la relación de los alumnos y alumnas consigo mismas.

Se habla de normas de centro, de aula, de qué aspectos deben estar presentes, de cómo elaborar un plan de convivencia… Y de las medidas de corrección. Las sanciones se deben cumplir siempre en el centro con una dimensión reparadora y restauradora, un servicio a favor del centro, de la comunidad. Se establece que no se puede expulsar a nadie del centro salvo que suponga un peligro físico, salvo casos muy concretos y excepcionales. De esta forma habrá muchas menos expulsiones, la expulsión será excepcional. Si hay una agresión a un profesor a lo mejor es el momento de mandar a ese alumno a casa, pero si no se llega a ese extremo la idea es indagar en por qué el alumno está portándose así, qué necesidad no satisfecha está latente.

Se establece una estrategia que va de lo más general a lo más particular y las normas de corrección y gestión del aula habrá que desarrollarlas reglamentariamente para que el profesorado no se vea sin recursos.

A continuación se habla de la participación.
–Sí, el Título V habla de la participación del alumnado y de las familias o de la organización del sistema de alumnos ayudantes para implicarlos en el desarrollo de la convivencia. En el sexto se habla de las competencias necesarias para la convivencia, del pensamiento consecuencial, de la empatía, la inteligencia emocional y la regulación emocional, que es lo que yo llamo «controlar el funcionamiento modo amígdala», cómo meter el pensamiento para ayudar cuando al chaval se le dispara el sistema límbico. Están también, por supuesto, las habilidades sociales y de comunicación y los valores éticos necesarios, como el respeto, la tolerancia, la aceptación de la diversidad, el compromiso, la responsabilidad.

Quizá en los centros estén temblando pensando que lo que han venido haciendo hasta ahora ya no sirve, y que se les viene encima más burocracia.
–No, todo eso se va a facilitar, habrá un responsable de convivencia en cada centro con liberación horaria y el decreto irá acompañado de un plan a cinco años. No se lanza y que cada uno se busque la vida. Empezamos el próximo curso con 15 centros que lo van a trabajar a fondo, que van a recibir formación de tutores del equipo para la convivencia. Se les va a acompañar (a profesorado y familias), a explicar cómo hacer ahora el plan de convivencia, cómo afrontar los problemas que pueden surgir. En cinco años esperamos haber llegado aproximadamente a 200 centros de los casi 400 que hay entre Pública y Concertada en La Rioja. También se revitalizará el observatorio de la convivencia, que realizará estudios periódicos sobre cómo evoluciona esta en la comunidad.

¿Qué pasará con la ley de autoridad del profesorado?
–La vamos a derogar. Pensamos que no está bien enfocada. Ya veremos cómo cae. La tramitación durará dos meses. Con lo que nos digan lo recogeremos y tendremos el borrador definitivo, que ha de informar el Consejo Escolar, los servicios jurídicos, los distintos órganos consultivos e ir a Consejo de Gobierno.

Dicen que quieren imitar el programa Skolae en La Rioja.
–En el decreto figura que los centros tienen que hacer un plan de igualdad. El problema de Skolae procede del hecho de que no exista una ley de igualdad autonómica que le dé sustento o apoyo legal, por eso se paralizó y se echó para atrás. La Consejería de Igualdad lleva ese tema. Habría que desarrollar una ley de igualdad para enganchar el plan de igualdad de los centros educativos.

¿Qué balance hace de este primer curso como consejero?
–El otro día me preguntaban también en la cadena Ser. Yo le doy un nueve sobre 10. Si en septiembre me dicen que solo vamos a cerrar un colegio y dos escuelas infantiles por el Covid habría dicho: «¿Dónde hay que firmar?» Ha sido un curso difícil, duro, pero el profesorado, los alumnos y alumnas, han respondido muy bien. El plan de contingencia ha funcionado estupendamente gracias al esfuerzo toda la comunidad educativa y a la garantía de tener un equipo médico Covid, con dos equipos que en 24 horas hacían las pruebas, detectaban cuántos alumnos estaban contagiados. Esto ha permitido que tengamos que cerrar muy pocas aulas, casi todas en Infantil porque en esta etapa es imposible separar… Yo estoy contento.

Y la Concertada, ¿está contenta?
–Tenemos una nueva normativa de escolarización que ha funcionado bastante bien. Sobre 4.500 solicitudes para tres años ha habido 37 reclamaciones, no me parece exagerado. La Concertada quiere volver atrás. Sigue diciendo «demanda social», que todo el mundo estudie donde quiera. Pero con la actual normativa el 96,5% de las familias ha logrado que sus hijos estén escolarizados en la que era su primera opción, y no se ha perdido ninguna unidad en la Concertada. Nosotros, ante el descenso en el número de alumnos y alumnas, en lugar de cerrar unidades apostamos por bajar la ratio. En Infantil ya está todo a 20 alumnos por aula. Creemos que así tienes la posibilidad de atender mejor al alumnado y además mantienes al profesorado. La Concertada dice «¿Por qué no me dejas tener 30?» pero nosotros creemos que el descenso del número de alumnos es una oportunidad para personalizar la Educación.

Más allá de la pandemia, ¿considera interesante el nuevo vínculo que se ha creado entre Sanidad y Educación a raíz del Covid-19? ¿Debería estar la salud más presente en las aulas? ¿Cómo valora una figura como la de la enfermera escolar o similar?
–El vínculo entre Sanidad y Educación ha sido muy interesante e importante: nos han aportado criterios técnicos y mucha seguridad, y nos han ayudado a aprovechar la pandemia para trabajar desde una perspectiva de Educación para la salud.

El tema de la enfermera escolar sería un elemento más en esta colaboración, pero no el más importante. De entrada, es muy difícil encontrar enfermeras en paro, al menos en nuestra comunidad. E, insisto, lo importante es educar para el cuidado de la salud, que esté presente en los currículos, que no se olvide este enfoque.

• «Es imposible transmitir conocimientos o trabajar las diferentes materias sin transmitir, a la vez, un modelo de convivencia y relación»
• «Probablemente, muchos de los aprendizajes académicos se irán olvidando, aunque dejen un poso formativo en el alumno o alumna. Pero el aprendizaje de la convivencia, saber relacionarse pacífica y creativamente, rechazar toda forma de violencia sea esta física, verbal o psicológico social son aprendizajes que van a conformar nuestra manera de ser y de actuar a lo largo de toda nuestra vida»
• «Los cuidados ponen en el centro de nuestras preocupaciones y acciones a las personas, sus necesidades, su prioridad sobre otras cosas. Lamentablemente, en nuestras escuelas el centro no suele ser éste, más bien situamos en el centro el currículum académico, y todo se subordina a él. Es necesario crear y vivir un modelo de escuela en que el cuidado sea el elemento organizador prioritario, que busque la inclusión de todo el alumnado dando respuesta a sus necesidades […]»