Por qué los colegios deben enseñar a los alumnos la importancia del trabajo original

La nueva Ley de Educación para la Enseñanza Primaria y Secundaria (Lomloe) está comenzando su andadura, y la recién nombrada ministra de Educación, Pilar Alegría, ha esbozado los planes para continuar la reforma educativa con un enfoque revisado, haciendo hincapié en las formas en que los profesores y los alumnos de las escuelas pueden trabajar juntos para lograr objetivos comunes.

Todo ello se traduce en un enfoque muy diferente tanto de la forma en que se imparte la enseñanza como de la manera en que se evaluará y controlará el aprendizaje de los alumnos, entre lo que se incluye la anulación de los exámenes finales. Este último punto ha suscitado cierta controversia, ya que algunos afirman que la supresión de los exámenes formales reducirá los niveles de rendimiento y ofrecerá un plan de estudios menos exigente a los alumnos. También preocupa que otros métodos de calificación, como la evaluación continua, puedan abrir puertas a que los alumnos envíen trabajos que no son suyos.

Como reconocen los planes del anteproyecto de Ley de Convivencia Universitaria, los trabajos académicos no originales son un problema creciente, no solo en las escuelas, sino también en las universidades. La tecnología ha facilitado que alumnos y estudiantes corten y peguen trabajos de otras fuentes y los presenten como propios.

Pero, al mismo tiempo, la tecnología ofrece a su vez herramientas cada vez más sofisticadas para ayudar a los profesores a detectar posibles anomalías en la redacción, que pudieran sugerir un trabajo no original. Estas aplicaciones ed-tech funcionan igual de bien cuando se trata de trabajos de Primaria y Secundaria que en las universidades.

Sin embargo, una cosa es identificar las faltas en las asignaciones y otra abordarlas y resolverlas. Al igual que con el nuevo enfoque de la Educación, somos partidarios de un enfoque cooperativo centrado en la difusión del entendimiento entre el profesor y el alumno en lugar de un castigo directo.

Puede haber varias razones por las que un alumno presente un trabajo no original: puede tener dificultades con ciertas partes del plan de estudios y utilizar el trabajo de otra persona para enmascarar su falta de confianza, puede que sus amigos hagan lo mismo y quiera seguir a la multitud, puede que no entienda bien cómo citar y buscar fuentes, o simplemente no es consciente de que presentar un trabajo no original está mal.

Enseñar a un alumno lo que ha hecho, educarle en la importancia y el valor del trabajo original y en por qué es importante la integridad académica le ayudará a entender la cuestión de una forma mucho mejor que el mero hecho de castigarle.

Es mucho más probable que esto dé lugar a un conjunto de alumnos comprometidos, interesados e informados que un castigo arbitrario sin acción correctiva. Una intervención temprana y positiva también hará que los estudiantes adquieran buenos hábitos de escritura e investigación, de modo que puedan hacer su transición a la Educación superior con mucha más facilidad. A su vez, esto eleva el calibre de los estudiantes que llegan a la universidad.

Como solución estructural a los problemas de aprendizaje, castigar a los alumnos por sus errores en lugar de animarles a aprender de ellos. Como reconoce el nuevo enfoque, seguramente es mejor poner medidas para que, cuando se detecten las dificultades de los alumnos, se puedan tomar medidas para resolverlas y ayudar a los estudiantes a aprender lo mejor posible. «No hay que diseñar la escuela para que sufra», como dice la ministra de Educación. «Hay que diseñar la escuela para que nuestros hijos aprendan y disfruten aprendiendo».

La creación de un entorno de aprendizaje cooperativo en las escuelas se filtrará posteriormente a las universidades y después al lugar de trabajo, algo que nos beneficia a todos.

Lluís Val. Territory Manager de Turnitin para España y Portugal