Identitas: la persona como centro de la Educación
Identitas es una institución educativa dedicada al asesoramiento de Educación personalizada. © IDENTITAS
Los acontecimientos que han tenido lugar en el último siglo, desde la necesidad de trabajadores cualificados para la revolución industrial hasta la crisis sanitaria del Covid-19, han hecho que a los sistemas educativos de todo el mundo se les haya exigido adaptarse, a veces contrarreloj, a la necesidad social, política, económica o del mercado laboral del momento que viven. Pero la Educación no puede resignarse a ser reactiva, a cubrir las demandas de otros y dejar de lado el desarrollo de los niños que se nos han confiado.
Identitas trata desde hace diez años de dar respuesta a la necesidad de una Educación centrada en la persona. Nace de la visión de dos personas, Juan José Javaloyes y José Antonio Alcázar, gestada tras muchos años de experiencia en aulas de todas las etapas educativas, la dirección de centros escolares y la puesta en marcha de proyectos de innovación en España y en el extranjero.
El modelo de persona en el que se fundamenta toda la acción educativa de Identitas es el Desarrollo Armónico de la Identidad Personal, o modelo DAIP. En esta idea de persona se distinguen tres constituyentes: singularidad, lo que hace irrepetible y diferente de los demás a cada persona, apertura, referido a quien soy yo en el mundo y en relación con los demás y originación, de dónde procedo, que responden a la pregunta ¿quién soy? y cuatro dimensiones, dos de las cuales expresan necesidades del ser humano, la física y la afectiva y dos que explican las motivaciones la necesidad de propósito, como son la dimensión intelectual y la de toma de decisiones. Todas ellas responderían a la pregunta ¿cómo soy? La integración armónica de los principios constituyentes y las dimensiones en las que se expresa da lugar a la identidad personal.
Lo Programas de Familias DAIP (Desarrollo Armónico de la Identidad Personal) son la respuesta a la necesidad de educar a las personas en el máximo de sus posibilidades personales . El objetivo es que puedan decidir sobre su futuro libremente.
Cabe preguntarse si la aplicación de este modelo supone algún cambio efectivo en la educación que impartimos en las escuelas. No varía el contenido curricular (que viene determinado por la ley de Educación y su desarrollo autonómico), ni exige el uso de una metodología concreta de trabajo, pero introduce una modificación fundamental en la escuela: un modo de mirar al niño y a su familia.
En el modelo DAIP el alumno es el sistema. Eso significa que tenemos que desarrollar programaciones curriculares que tengan en cuenta la diversidad del alumnado en nuestras aulas, plantear objetivos personalizados y utilizar las metodologías que faciliten que cada uno, además de alcanzar los objetivos mínimos curriculares de cada etapa educativa, pueda desarrollar su talento y contribuir con la mejora de su grupo, de su colegio y de la sociedad en que viven. Es un gran catalizador de la creatividad del profesorado.
La unidad colegio-familia es fundamental en el modelo, porque se trabaja conjuntamente para el desarrollo armónico del alumno. Las conversaciones con la familia, las entrevistas y los planes de acción se realizan de manera conjunta. Se promueve la comunicación fluida, unidad de objetivos y confianza mutua.
Si algo nos ha enseñado la pandemia es la fragilidad de los sistemas y la fortaleza de las personas. Esto ha afectado también al modo en que entendemos la educación y la relación que esperamos tener con la escuela de nuestros hijos.
La elección de colegio es una de las decisiones más importantes que tienen que tomar los padres y, en ocasiones, es difícil, bien porque no encuentran en su entorno centros con el modelo educativo que quieren para sus hijos, bien porque hay muchos centros con modelos diferentes entre los que decidir. Los motivos finales por los que se decantan por un centro u otro son muy variados, pero ya no se toma esa decisión a la ligera. Dar por sentado que los centros escolares llenarán sus aulas año tras año, por el mero hecho de existir, es no haberse dado cuenta de los cambios sociales que se han producido.
El alumno es el sistema. Esta afirmación plantea la necesidad de realizar programaciones para las aulas que tengan en cuenta la diversidad del alumnado y, el desarrollo de metodologías que les permitan desarrollar su talento personal además de alcanzar los objetivos mínimos curriculares.