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Borja Vilaseca: “El sistema educativo no nos ha enseñado a pensar”

Despertar al hoy y ahora, buscar la espiritualidad para cambiar todo lo que sea preciso y ser dueño de nuestra vida. El escritor y divulgador Borja Vilaseca espolea al lector con “Las casualidades no existen” para que salga de su comodidad y se cuestione todo.
Gema EizaguirreJueves, 20 de enero de 2022
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"Cuando empiezas a darte cuenta de quién eres, cómo funcionas y qué necesitas todo se va ordenando y puedes manejarte y gestionarte emocionalmente", dice Borja Vilaseca

Borja Vilaseca es autor de Las casualidades no existen (Ed. Vergara, 2021) y en esta conversación señala que «cuestionarse a uno mismo te empodera aunque al mismo tiempo te da mucho miedo el pensar que puedes gobernar tu propia vida”. Además, cree que “la sociedad de distopía en la que vivimos está generando cada vez más cuestionamientos”. Y asegura que “en el sistema educativo hay que introducir la Educación emocional y también la Educación emprendedora». «Cuando empiezas a darte cuenta de quién eres, cómo funcionas y qué necesitas todo se va ordenando y puedes manejarte y gestionarte emocionalmente», añade.

–Usted propone un despertar… ¿a qué se refiere?

Vamos como sonámbulos con el piloto automático puesto, sin darnos cuenta de que no nos estamos dando cuenta. Cuando estás duchándote no estás sintiendo el calentito del agua, sino que tu mente crea mundos ficticios o imaginarios. El significado de despertarse es darse cuenta de esto y tener capacidad de observar. Ser capaz de desidentificarse de los pensamientos y observarse desde fuera.

–No parece fácil…

El sistema y la propaganda te da una visión de la realidad que todos nos lo acabamos creyendo y no nos cuestionamos nada; vamos como borregos. La invitación a despertar es cuestionarse a uno mismo, cuestionar su mente y, luego, también las cosas que nos explican fuera.

–¿Cree que la gente está preparada para esto?

Tenemos mucho miedo al cambio, tenemos miedo a la libertad… y el sistema educativo no nos ha ayudado a pensar. Nos han enseñado a obedecer. Hay muchísimo miedo y autoengaño. Sin embargo, cuestionarse a uno mismo te empodera, pero al mismo tiempo te da mucho miedo al pensar que tú puedes gobernar tu propia vida en vez de hacer lo que se supone que debes hacer: obedecer a los padres, a los profesores, a los políticos…

–¿No cree que ya hay gente en esa línea?…

Sí, la gente se está autoeducando, se está empoderando y está abrazando el cambio. La sociedad de distopía en la que vivimos está generando cada vez más cuestionamientos. Este movimiento es todavía minoritario, pero está habiendo un despertar, y eso es imparable.

Cuestionarse a uno mismo te empodera aunque al mismo tiempo te da mucho miedo el pensar que puedes gobernar tu propia vida

–¿Qué carencias encuentra en la sociedad? ¿Falta de Educación emocional, quizá?

Sí, claro. Por eso he creado una escuela que se llama Terra, que se abrirá en septiembre de 2023, que aborda e incorpora la Educación emocional en el aprendizaje. Venimos de un sistema educativo que nos ha adoctrinado y que nos ha hecho esclavos. En esta situación de aprendizaje, la mayoría de nosotros tenemos que pasar una crisis para llegar a un proceso de reinvención o de búsqueda de formas alternativas.

–¿Qué otras iniciativas educativas tiene en marcha?

Además de la escuela de Terra, para niños y niñas de 2 a 18 años, está la Akademia que es un movimiento ciudadano muy bonito, gratuito, para acompañar a los adolescentes de 18 a 23 años, que están muy perdido. Luego está Kuestiona que ofrece programas de transformación personal. Todo esto para acompañar a la gente para que cambie su paradigma.

–¿Hacia dónde cree que debería ir el sistema educativo?

Poco a poco vamos revolucionando el sistema educativo. Hay que introducir la educación emocional y también la educación emprendedora. Que los niños empiecen a ser acompañados, que tengan libertad de pensamiento, actitud crítica, que puedan valerse por sí mismo y no ser tan dependientes de “papa Estado”. Este movimiento ya está pasando, pero hay que tener paciencia porque requerirá que pasen generaciones ya que son cambios profundos.

–¿Cómo surge en usted este compromiso con cambiar las cosas?

En mi caso surge a través del sufrimiento y de una crisis muy angustiosa cuando tenía 19 años.  Me quería suicidar por muchos sucesos de mi infancia, por una paternidad muy inconsciente, el entorno social… Todo eso me llevó a un saturamiento, un malestar y un vacío. No quería medicarme ni ir al psicólogo y entonces busqué el autoconocimiento, mediante el eneagrama…

La sociedad de distopía en la que vivimos está generando cada vez más cuestionamientos

–Tocó fondo.

Personalmente he verificado que tenemos que tocar fondo, porque tenemos tanta resistencia al cambio y tanto miedo a conocernos –miedo a mirarnos hacia dentro y ver esa oscuridad– que mucha gente hará cualquier cosa con tal de no mirarse. Pero cuando empiezas a darte cuenta de quién eres, cómo funcionas y qué necesitas, afortunadamente, todo se va ordenando y puedes manejarte y gestionarte emocionalmente.

–Ese camino le llevó a la espiritualidad. ¿Cómo ve el panorama actual en ese sentido?

Veo como cuatro grandes cajones de sastre hoy en día. El primero es la religión, las creencias religiosas y las instituciones religiosas.  Este gran cajón es de donde venimos y en el que hemos sido educados. Ese sistema está en decadencia porque la gente se está dando cuenta de que es un sistema de creencias, de mucha moral, de mucha culpa y también de mucha superstición. El segundo cajón es el ateísmo y el nihilismo que siguen siendo creencias: o creo en Dios o no creo en Dios. Entonces viene el no creo en nada que genera unos vacíos donde nada tiene sentido y la gente se refugia en el materialismo, el culto al ego… Y el otro cajón es la autoayuda, que ofrece parches. Son los gurús y la búsqueda de consejos, recetas y cosas muy masticaditas que no llevan ni al cambio ni a la transformación. Hay gente que es adicta.

–Hace una diferenciación entre religión sin espiritualidad y espiritualidad sin religión…

Venimos de una religión si espiritualidad y vamos y promuevo la espiritualidad sin religión. Yo vengo a reivindicar la espiritualidad laica, el misticismo; una espiritualidad que no es una creencia, sino que es una experiencia transformadora, es un despertar y una reconexión con lo que somos verdaderamente. Y todo fruto de un autoconocimiento y de un trabajo interior, maduro y profundo. Esto es a veces algo muy doloroso, pero que te lleva a la curación. En resumen, la religión son creencias, la no religión son creencias, la autoayuda sigue siendo un parche, y lo que intento promover es que la gente entre en el autoconocimiento y se cuestione el ego.

–¿A qué se refiere con el título del libro “Las casualidades no existe”?

En este proceso del que he hablado, vas quitando las capas de la cebolla: todos los condicionamientos, todos los adoctrinamientos, toda la cosmovisión occidental que te dice cómo funciona la vida… y al final lo que te queda es la pregunta: ¿cuál es la finalidad de la vida? Y todos los sabios y místicos y todos los que verdaderamente han despertado llegan a la misma conclusión: la vida es un proceso de aprendizaje. La vida es un proceso evolutivo. Desde ahí tú dices: “Yo estoy aquí para aprender, para crecer y para evolucionar con consciencia…”.

–¿Y cómo es el proceso?

Te das cuenta de que no te pasa lo que tú quieres en la vida, sino que te pasa lo que necesitas para crecer y evolucionar… y eso a veces es complicado y duro. Si te lo tomas con mentalidad de víctima, de ¿por qué a mí?, entonces no aprendes. Por el contrario, si te planteas: ¿qué puedo aprender?, ¿qué beneficio puedo sacar de esto que me está pasando?, y si tienes las herramientas adecuadas, entonces tu manera de encarar las cosa es distinta y lo hace de una forma que te lleva a tener una complicidad con la vida.

En el sistema educativo hay que introducir la Educación emocional y también la Educación emprendedora

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